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Gala de inauguración de la sección 'Cine y Vino'' en la Seminci.
De cinéfilos y vinateros

De cinéfilos y vinateros

El director José Luis Cuerda y el actor Imanol Arias analizan junto a periodistas y bodegueros la presencia del vino en la historia de la cinematografía mundial

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Viernes, 24 de octubre 2014, 21:58

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Era la gran novedad de esta edición. Y las expectativas quedaron colmadas. La Seminci se ha propuesto impulsar el maridaje de cine y vino en una nueva sección que se estrenó en el LAVA con numerosa afluencia de público y autoridades. Quedó demostrado que ambas excelencias combinan mejor que bien.

Periodistas, bodegueros y directores debatieron durante más de una hora sobre los paralelismos de ambos placeres a partir de populares pasajes de películas en las que el vino es protagonista, en una gala que condujo la periodista Pilar Molestina. Angulo dio las gracias a los promotores que han hecho realidad un sueño: al Ayuntamiento de Valladolid, a las cuatro denominaciones de origen de la provincia que promovieron el acto (Ribera de Duero, Toro, Rueda y Cigales), a Tierra de Sabor, y a El Norte de Castilla, por su «entusiástico» apoyo desde el primer momento a esta iniciativa.

Cine y vino, dos activos indiscutibles de la tierra. De la tierra habló Imanol Arias, en calidad de actor y también de bodeguero, quien lamentó que en España «no se haya contado todavía la historia del vino». Le echó imaginación y casi le brindó a Santiago Tabernero un posible guion. Arias se refirió a las «profundas sensaciones» que despierta el sabroso líquido nacido de los más hondo del suelo que nos provee de vida. Y es que cuando se habla de vino, se habla de vida. El ciclo de la uva es el de los seres humanos, empezó diciendo Molestina. Y el cine irradia vida. Ambos provocan sueños y recuerdos. Ambos tienen su origen en la oscuridad. Y «ambos son un un producto que se puede compartir y despierta ilusiones y sensaciones».

A partir de ahí, los participantes comentaron una decena de escenas cinematógraficas. Hubo hueco para todos los tonos: la anécdota, la reflexión, el análisis de gazapos de guion. El lírico pero poco real momento en que Aitana Sánchez-Gijón combate la helada que hace peligrar la cosecha con alas de mariposa para espacir el calor entre las uvas le sugirió a José Luis Cuerda que «el vino es indispensable», sí, «porque a veces dan ganas de brindar y otras quieres beberte tres botellas para olvidar», bromeó, y recordó el instante «fastuoso» en que bebió por primera vez un Vega Sicilia. La altanería de James Bond en Diamantes para la eternidad «va más allá del mito, induce a interesarse por la cultura gourmet», apreció el sumiller José Joaquín Cortés.

Dos de las cintas que más interés despertaron: Entre copas y El festín de Babette. En el banquete de la cinta danesa sus adustos personajes tratan de reprimir el placer de comer y beber. En ella se muestra «el amor por la cultura y el detalle», en palabras de Angélica Tanarro, jefa de Culturas de El Norte, a la que acompañaron durante la tertulia el periodita Javier Rioyo; Javier Rueda, subdirector del Anuario de Vinos de El País; el periodista Luis García; Julio Valles, asesor de la Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez;la periodista de El Norte Nieves Caballero;Javier Pérez Andrés, colaborador de este diario, y el escritor Bernardo Sánchez Salas, quien cerró el coloquio brindando por Rafael Azcona, que hubiera cumplido ayer 88 años. El colofón antes de la cata lo puso Emilio Gutiérrez Caba y Juan Echanove, que prometieron desde la distancia estar en la próxima edición de Cine&Vino.

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