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La Adoración de los Reyes Magos' (1608 y 1628-1629). Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado. El Norte
Salamanca guarda el secreto de los Reyes Magos

Salamanca guarda el secreto de los Reyes Magos

La biblioteca de la Universidad alberga una historia de los sabios de Oriente escrita en tiempo de Isabel y Fernando

Vidal Arranz

Valladolid

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Viernes, 4 de enero 2019

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La biblioteca de la Universidad de Salamanca atesora uno de los tesoros literarios más preciados: el secreto de los sabios de Oriente que siguieron la estrella de Belén. Y es que entre sus volúmenes se encuentra uno de los más antiguos documentos conservados que hace referencia a estos personajes: una 'Historia de los Reyes Magos' escrita en tiempos de los Reyes Católicos, seguramente en el año 1490. El encabezamiento del códice es engañoso, pues el relato es una evocación con forma de sermón. Pero entre sus páginas podemos encontrar algunos episodios muy poco conocidos de Sus Majestades, como, por ejemplo, el de las tentaciones a las que les sometió Satanás.

Las tres tentaciones son de naturaleza teológica y le sirven al autor para reafirmar el mensaje evangélico y acreditar al mismo tiempo su erudición y su ortodoxia. Así, el diablo tienta primero a Gaspar explicándole que no es posible que el niño nacido en Belén sea Dios, porque nació llorando «y llorar no es accidente que en Dios ha lugar». A Melchor le tentará con la idea de que ese niño es un hombre más, y no merece la adoración que ha de reservarse al ser supremo. Y a Baltasar se le presentará en forma de mujer, para explicarle que no es propio de Dios encerrarse en el vientre de una hembra. Cada uno de los reyes responderá apelando a las profecías que hacían referencia al acontecimiento, lo que permite al autor demostrar su conocimiento bíblico y reafirmar el mensaje esencial: ese niño es hombre y es Dios.

El códice fue encontrado por la investigadora María Teresa Herrera Hernández y editado hace 25 años por la institución salmantina, con su ortografía original, en una edición que hoy es casi inencontrable. Aquella publicación contaba con ilustraciones originales de Michele Mariette. Unos años después, Teresa Herrera y José Oroz Reta realizaron una nueva edición del manuscrito en castellano actual pensando en un público amplio.

El códice narra las tentaciones a las que Satanás sometió a los Reyes Magos

Algo sabemos de la historia de tan singular documento; mucho menos de su autor. Podemos afirmar que se escribió en 1490, en el Reinado de los Reyes Católicos, porque así se indica en el propio texto. Y en algunas páginas iniciales se explica que fue regalado al abogado y escritor Cristóbal de Salazar Mardones por Juan de Idiáquez, un personaje muy influyente en la España del siglo XVI (vivió entre 1540 y 1614). Diplomático, embajador en Génova y Venecia, Idiáquez llegó a ser presidente del consejo de Órdenes bajo Felipe III.

Pasando el tiempo, el libro caerá en manos de Lorenzo Ramírez de Prado, poeta del siglo XVII que fue consejero de Indias en 1626 y al que Lope de Vega cita entre los poetas en su Laurel de Apolo. Por cauces desconocidos, el valioso código llegó a la biblioteca del Colegio de Cuenca, fundado en Salamanca por Diego Ramírez de Villaescusa, que llegaría a ser obispo de la ciudad que le da nombre. Esta biblioteca y sus fondos pasaron a la Biblioteca Real, propiedad de la corona, y en 1954 fueron devueltos a la Universidad. Durante toda la peripecia, quedó claro para unos y otros propietarios el carácter excepcional del documento que se traían entre manos.

Respecto del autor poco sabemos. María Teresa Herrera apunta en su introducción al códice que muy probablemente se tratara de un judío converso, porque toda la Historia está concebida como un sermón para justificar la verdad de la fe cristiana frente a la judía, lo que parecería ocioso en un autor que fuera cristiano viejo. Además, aporta abundantes justificaciones teológicas propias de una persona conocedora del 'Antiguo Testamento', y realiza un encendido elogio de la Inquisición «que resulta desmesurado en un cristiano viejo y parece, en cambio, posible en quien, como los conversos, se pudiera ver obligado a dar pruebas explícitas de ortodoxia», explica la investigadora.

La comitiva real a Belén «fue la primera romería que en el mundo se hizo», según el texto

El códice hace un repaso de la versión más conocida de la historia de los Reyes Magos, que ya estaba muy asentada en la época de los Reyes Católicos, pese a la escasez de datos que aportan los Evangelios. En su ensayo 'Breve historia de la Navidad', Francisco José Gómez recuerda que fue Orígenes, en el siglo II, el primero en concluir que los sabios de Oriente debían ser tres, dado que habían entregado tres regalos. Un siglo después, Tertuliano fue crucial para asentar su condición de reyes, mas que magos, en una época en que la magia estaba mal vista. El papa León I, ya en el siglo V, resultó decisivo para fijar en el 6 de enero la fecha de la celebración de esta festividad.

Del siglo VI es el 'Evangelio armenio de la infancia de Jesús', texto apócrifo, no reconocido por la Iglesia como revelado, pero del que proceden los tres nombres de los magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. El monje Beda el Venerable, a caballo entre los siglos VII y VIII establece que los Reyes encarnan las tres edades del hombre (juventud, madurez y vejez) y determina qué regalo entregó cada uno de los reyes, lo que no se especifica en los evangelios: Melchor, oro; Gaspar, incienso; y Baltasar, mirra. Curiosamente, la 'Historia de los Reyes Magos' que se conserva en Salamanca se desmarca de esta versión y asignará un reparto distinto: Melchor dará incienso, Gaspar, mirra y Baltasar el oro.

Desde el principio se representaba a los tres reyes como de raza blanca, tal y como muestra ya el mosaico bizantino de la basílica de San Apolinar, en Italia, en el siglo VI. Y no será hasta que Europa comience a interesarse por la exploración costera de África, ya en el siglo XV, que aparezca un rey mago negro, como muestra el Tríptico de Covarrubias (Burgos) del siglo XV. Sin embargo, en la 'Historia de los Reyes Magos' de Salamanca todavía no se hace mención a esta circunstancia, pese a la fecha avanzada en la que se escribió, y no hay mención alguna a que Baltasar pudiera no ser blanco. Ya en el siglo XVI, con motivo de la Conquista de América, se incorporará un cuarto mago indígena en algunas representaciones, para reforzar la universalidad del mensaje evangélico, pero esta nueva iconografía no prosperará.

Encuentro con la divinidad

El códice salmantino explica que la comitiva real en dirección a Belén «fue la primera romería que en el mundo se hizo». Y es especialmente emotivo el momento en el que el documento relata el encuentro de los sabios de Oriente con el niño Dios en el portal de Belén. «Ellos mismos, descendidos de sus bestias, entraron juntamente donde el rey del cielo estaba y poniendo los ojos en El los rayos del resplandor que de su rostro salía no sólo les demostró la majestad de su divinidad, más aún les alumbró las almas y en sus corazones comenzaron a profetizar. Debatían en sus entrañas el temor y la reverencia de su grandeza, con el amor y caridad que los traía a le adorar y servir». Un documento literario esencial que evidencia la importancia y popularidad que el relato de los Reyes Magos tuvo en España durante toda la Edad Media y aún en los siglos siguientes. Y que ha llegado en buena forma hasta nosotros.

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