Variado menú navideño
«Los coros de Castilla y León abrieron el concierto con el poderoso inicio del oratorio de Bach. Sus voces se proyectaron con energía y contagiaron el espíritu de la velada» en Valladolid
Concierto variado y en cierto modo atípico el dedicado este año como anticipo de la Navidad. No por ello menos atractivo, ya que incluyó algunas ... piezas consideradas entre las joyas universales de la música coral sacra, como son 'Locus iste' y 'Ave María' de Bruckner y el 'Ave Verum Corpus' de Mozart. Además el concierto comenzó y terminó con los números primero y último del 'Oratorio de Navidad' de Bach. Así que había materia suficiente para centrarse en el gozo destilado que inunda la obra de Bach y las otras piezas, entre las que se incluyó la Suite op. 71ª extraída del ballet típicamente navideño, 'El Cascanueces' de Chaikovsky.
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Con este suculento menú, el joven director austriaco Patrick Hahn demostró que es mucho más que una promesa. Dejó detalles muy claros de sus virtudes que fueron la extrema pulcritud y claridad dentro de un marcado academicismo.
Concierto extraordinario de Navidad
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Obras de Bach, Bruckner, Mozart, Mendelssohn y Chaikovski.
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Director: Patrick Hahn
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Director: Jordi Casas.
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Lugar: Auditorio Miguel Delibes, jueves 23 de diciembre de 2021.
Los coros de Castilla y León abrieron el concierto con el poderoso inicio del oratorio de Bach. Sus voces se proyectaron con energía y contagiaron el espíritu de la velada. Después tuvieron ocasión de encarar, con el recogimiento debido, el magnífico 'Locus ister' cuya traducción viene a ser 'Este lugar fue hecho por Dios'. La frase inicial es el eje sobre el que Bruckner construye una estructura simétrica de gran profundidad, en su aparente sencillez. Las continuas anotaciones en 'piano', y los pasajes más graves, exigieron del grupo los registros más complicados, algo que sucedió también en el 'Ave María' y más tarde en el 'Ave Verum Corpus' de Mozart, una plegaria serena de una belleza melancólica que nunca nos cansaremos de escuchar. La dirección detallista de Kahn se dejó sentir en su conducción coral y después con más matices aún en la suite de Chaikovski que sonó sutil y etérea en cada una de las piezas. Parece difícil superar esta música , pensada como ninguna otra para ser danzado. En la suite destacaron todas las secciones y solistas de la orquesta; trompeta, trompas, celesta, arpa y flautas al completo, todos con una cuerda que logró en muchos momentos un sonido noble y empastado. A destacar una vez más , la labor encomiable de Jordi Casas al frente de los coros y de los directores de cada uno que los forman.
Al final el público, que por fin volvió al cien por cien, aplaudió con ganas y propició el obligado 'Aleluya' de Haendel.
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