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El violinista, y solista de la banda Strad, Jorge Guillén. Henar Sastre

La rebeldía en cuatro cuerdas

La banda del solista Jorge Guillen, Strad, tocará el sábado 17 de noviembre con su gira 'El violinista rebelde', en el Carrión

Adolfo Pérez vega

Valladolid

Jueves, 15 de noviembre 2018, 14:18

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No es en vano el nombre de la gira, 'El violinista rebelde'. Si algo caracteriza a Jorge Guillén, es su rebeldía, su carisma encima del escenario y la capacidad de asombrar al público no solo con la música clásica que sale de su violín, sino yendo un paso más allá.

-Empezó a los 9 años a tocar con Ara Malikian

-Sí, llevo ya 19 años con él, tengo 28, así que casi una vida entera. Yo empecé a tocar el violín con 4 años, vengo de una familia de músicos. Conocí a Ara, fue mi profesor, y pasé de que me diese clase a tocar en conciertos. Toda una vida viajando de aquí para allá con él.

-Se llama como el gran poeta de la generación del 27 ¿No es molesto para la promoción?

-Bueno... ¡o no! Para mí es un honor llamarme igual que un gran poeta.

-Vuestra anterior gira, 'Confesiones', fue un éxito rotundo. No se si esperas lo mismo de esta, 'El violinista rebelde'.

-Bueno, con la banda, STRAD, esta es la segunda gira que empezamos a nivel nacional y la verdad que estamos súper contentos porque la acogida del público es increíble. Todo son halagos, todo son cosas buenas, y con muchísimas ganas de tocar aquí, en Valladolid, y que el público de aquí nos reciba igual que el resto.

-Otras veces ha venido a la ciudad con Malikian, que tiene mucho tirón ¿Cree que conseguirás llenar el aforo igual que él?

-Yo, evidentemente, tengo que tener los pies en el suelo. Ara ha estado años y años subido a un escenario, y él solo. Digamos que mi trayectoria con STRAD son tres años, entonces ya demasiado bien nos van las cosas. Pero siempre con los pies en el suelo, con humildad y aprendiendo del maestro.

-Usted, a pesar de ser un violinista reconocido en el ámbito nacional, a nivel de público general no se le conoce demasiado ¿En su opinión, a qué se debe?

-La gira la hemos empezado hace poco y nosotros tampoco llevamos mucho como grupo, esta es la primera vez que venimos a Valladolid. Nosotros estamos muy orgullosos porque un espectáculo que sea la primera vez que vamos, por ejemplo en Sevilla o Murcia (ahora Valladolid), ir a teatros de mil butacas y llenarlos... creo que es un éxito increíble para un grupo que es la primera vez que sale a estos teatros tan míticos como el Carrión. Estamos súper contentos, poco a poco creciendo.

-También es difícil ser conocido a un gran nivel cuando lo que se toca no está de moda.

-¡Eso es cierto! Quitarle a la gente el ritmo del reggaeton, que está todo el día en la cabeza de todos, es difícil. Pero nosotros hacemos un poco de todo, tocamos rock (AC/DC, Led Zeppelin, Queen...), de repente pasamos a tocar jazz o flamenco (Paco de Lucía, Falete, chirigotas...), pasamos a clásico, a pop, a funky, Aretha Franklin... ¡Hacemos de todo!

-Eso, no tocar el violín de la forma clásica, se parece al trabajo de 2Cellos, solo que ellos lo hacen con otra cuerda distinta.

-Somos amigos, coincidimos en Italia hace bastantes años, y a ellos la difusión les está funcionando increíblemente bien. También llevan muchos años, muchos más que nosotros, y ojalá un día compartamos escenario y gira.

-Siempre hay disensión entre el sonido del instrumento y el electrónico. En esta gira, utilizan un violín del siglo XVIII y otro eléctrico hecho hace un año ¿Con cual te quedas?

-Para cada momento, uno diferente. Yo tengo mi violín, hecho en 1700 en Austria, en la época de los grandes, y para mí tocar con él es increíble. Pero el violín eléctrico también lo disfruto mucho.

-¿No crees que el eléctrico tiene muchas más posibilidades?

-Bueno, donde está un violín acústico, los eléctricos no llegan. El sonido que saca el acústico, la calidad, su calidez, un violín eléctrico de momento no lo ha conseguido. Dentro de unos años tendrán un sonido maravilloso, pero para mí donde esté un violín acústico, no hay otra cosa.

-¿Qué opinión te merece ese elitismo que ronda a los conciertos de música clásica?

-Yo he trabajado muchos años en la ópera, allí en Madrid, en el Teatro Real. Cómo se puede ver, yo ahora llevo el pelo rojo, pendientes, tatuajes... y me miran raro. Pero el público va cambiando, hace unos años era impensable ir así al Teatro Real, donde ahora toco todos los años y el público te quiere igual, no pasa nada por ir así; por suerte, yo creo que eso va cambiando. Ese concepto de élite es lo que alejaba la música clásica del resto de gente que no ha tenido un contacto directo con la esa música. Por suerte eso va cambiando y estoy contento con ello.

-¿Pero cambia la sociedad, los músicos, el público...?

-Desde luego, la música es la misma, pasarán las generaciones y no cambiará, aunque vayan apareciendo cosas nuevas. Yo creo que el público cambia, pero lo que más tendría que cambiar son los músicos. NO puedes ir a un concierto y que haya una barrera entre el público y el artista, quién yo creo que tiene que sentirse uno más, por que lo es, solo que su oficio es diferente.

-Respecto a esto último, vuestro espectáculo tiene un punto especial que lo diferencia del resto.

-Sí, intentamos ser nosotros mismos. Yo en los conciertos lloro, salto, rio, me tiro por el suelo, vengo de aquí para allá, voy con el público, aparezco por detrás, por delante... porque soy así, y no me voy a cortar por estar en un escenario.

-¿Cómo se ve esto en el mundo de los músicos?

-Yo creo que bien, cada vez mejor. Tengo muchos amigos que han cambiado su trayectoria, de ser meramente clásicos han pasado a combinarla con otros estilos. Ahora se lleva mucho tener violines en discotecas, hay gente que toca con bandas pop o rock... entonces, por suerte creo que cada vez mejor. Los músicos ven este tipo de estilos, en esta combinación, algo bueno.

-Tu siempre has tocado el violín ¿En algún momento te has planteado probar cosas nuevas?

-No... quizás porque vengo de una familia de músicos y, desde bien pequeñito, cogí el violín y no lo he soltado hasta ahora. Me encantan muchos instrumentos, pero para tocarlos, el violín.

-¿Crees que has tenido más suerte que otros violinista?

-Sí, yo creo que sí. Cómo en otras profesiones, no es solo el trabajo que hagas o el tiempo que le eches, sino que también la suerte te acompañe, como dice la película (risas).

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