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Lleva treinta años indagando en los archivos de Nápoles la música de un reino que fue español. Antonio Florio (Bari, 1956) ha equilibrado la balanza de la música barroca italiana resucitando las partituras del sur como contrapeso del omnipresente Vivaldi veneciano. Este fin de semana mostrará parte de ese repertorio en dos conciertos en León y Salamanca. Su formación, la Cappella Neapolitana, interpretará dentro del ciclo de música antigua del Centro Nacional de Difusión Musical, un programa dedicado a la música instrumental de cuatro compositores napolitanos relacionados familiarmente de dos en dos.
«Es un programa que estrenamos en Milán y que reúne a Alessandro Scarlatti y su hijo Domenico y a Marchitelli, primer violín de la Capilla de Nápoles, y su sobrino Mascitti. Son ejemplos de al vitalidad de ese momento en la capital sureña. Marchitelli es considerado como uno de los primeros compositores que escribieron 'concerto grosso'» explica Florio, quien trabaja con el musicólogo Dinko Fabris. «Investigamos en la música del XVI al XVIII. La instrumental es más difícil de encontrar, no se conserva tan bien como la vocal ya que se componía en buena parte para al aristocracia y no quedó en archivos públicos. Sabemos que Marchitelli compuso entre 20 y 22 conciertos. Gracias a nuestro primer violín se han podido completar algunos que no estaban enteros. La obra de Alessandro Scarlatti fue impresa en Holanda y hay dos colecciones completas de conciertos, una de seis y otra de doce. De Domenico hay oberturas que probablemente precedían a oratorios y algunos oficios litúrgicos para iglesias que contaban con una orquesta grande», señala este discípulo de Nino Rota. «Y por último Mascitti, que pasó parte de su vida en Francia contratado como violinista, compuso cuatro concerti grosso. Como curiosidad hay que recordar que rondó los cien años, algo extraordinario en el siglo XVIII».
Criterio historicista
En estas tres décadas inmerso en la música antigua interpretada con criterio historicista, Florio ha visto cómo crecía el interés del público e incluso «entre se ha hecho un hueco en las temporadas de orquestas sinfónicas, entre las sinfonías e Beethoven y los grandes conciertos de piano clásicos». Pero en Italia no disponen de demasiados escenarios para interpretarla. «Todo el dinero va para los teatros líricos, no hay sitio para la música antigua. Parece que Italia no tiene interés por el barroco». Sin embargo la Cappella Neapolitana acude allá donde le llaman y buena parte de su trabajo se estrena en Francia. A España vienen tras un festival en Cracovia y preparan las citas de verano que comienzan en Utrecht.
La Cappella Neapolitana ofrece un concierto hoy en el auditorio de León (20:30) y este domingo en la Hospedería Fonseca de la Universidad de Salamanca (20:30 h.)
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