Exaltación del héroe

Dos obras escritas por Beethoven en la tonalidad de Mi bemol mayor, relacionada con un sentimiento serio y solemne, marcaron el carácter del programa. La presencia de la célebre pianista Elisabeth Leonskaja como solista del concierto nº 5 'Emperador' reforzaba aún más la idea de un concierto heroico. Leeonskaja, fiel a su estilo, hizo una versión grandiosa, como demanda la obra, aunque sin la fuerza característica de sus ataques o la agresividad marcada en sus dobles octavas. Sin embargo, su seguridad se notó en cada pasaje, así como la claridad diáfana de su mano izquierda y la flexibilidad en la articulación.

El director invitado fue el alemán Moritz Gnann, que llevó la orquesta con solvencia. Leonskaja respondió a los aplausos, con el tercer movimiento de la sonata nº 17 de Beethoven, en el que vertió su lado más extrovertido con brillantez. Aunque son distintos los motivos que intentan demostrar el sobrenombre de 'Heroica' a la tercera sinfonía de Beethoven, nos encontramos ante una obra majestuosa que rompe con los moldes de la sinfonía clásica y ofrece a los directores, motivos suficientes para estudiarla y enfrentarse a todo un reto.

Moritz Gnann lo hizo con buen pulso, marcó con seguridad y anticipación y dio fluidez al discurso. Un primer tiempo que dio pie al lucimiento de chelos y violas para después afrontar el tema principal, eje de todo el extenso movimiento. La 'marcha fúnebre' es la suma de un inmenso dolor, gravedad e inspiración que nos deja sobrecogidos. Tal vez decayó algo en las sucesivas repeticiones. En el 'scherzo' vuelven las novedades, imposible olvidarnos del pasaje de las tres trompas, para terminar con un final lleno de sugestivas variaciones, que no tuvieron todo el esplendor que esperábamos. Con todo, la tarde tuvo un triunfador indiscutible: el genio de Bonn.

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• Orquesta Sinfonica de Castilla y Leon