Música desde la experiencia
El Cuarteto Ébène dio una lección camerística en el Miguel Delibes
Emiliano Allende
Lunes, 3 de marzo 2025, 15:42
El cuarteto Ébène se presentó en el Delibes con un sonido puro, y profundo, fruto de un estudio que destaca por una compenetración sobresaliente que ... cumple con la máxima de que todos los integrantes deben ser escuchados por igual. La calidad de este cuarteto nos cautivó desde el primer momento.
El 'Cuarteto nº 1' de Beethoven es un buen ejemplo de cuarteto. Su forma es clásica fue vertida con un sonido muy homogéneo. Y un aprovechamiento exquisito de los elementos que dan vida a las obras. Las indicaciones dinámicas, los cambios de aire, el cuidadoso tratamiento de los crescendos. Todo fue modélico. A destacar el allegro denso con protagonismo especial para el violonchelo, el japonés Yuya Okamoto, que desde su incorporación al grupo, parece haber influido notablemente en la concepción de las obras.
Ciclo de cámara
-
Cuarteto Ébène: Pierre Colombet, Gabriel Magadurem, Marie Chilemme, Yuya Okamoto. Obras de Beethoven, Merlin, Tchaikovsky. Auditorio Miguel Delibes.
Después, un estreno en España. La obra 'Tetrhappy'. Compuesta por Raphaël Merlin, antiguo miembro del grupo, constituyó una novedad desde el comienzo, que presenta a los músicos tocando desde su aparición en el escenario. La obra propone variedad de frases que intentan desarrollarse, pero acaban engullidas por la siguiente. Todo expuesto con la experiencia especular de enfrentarse a uno mismo, mientras escucha a su compañero del grupo. El resultado es de un valor apreciable. Merece la pena resaltar el scherzo hecho con un brío contagioso en contraste con el trío central.
El 'Cuarteto nº 3', último de los compuestos por Tchaikovski, es obra bien elegida para cerrar un concierto de esta calidad. Ya en el primer tiempo se aprecia una densidad compleja. Desde el coral inicial el primer violín toma el mando. Su sonido exhibido a lo largo de la tarde, alcanzo aquí una pureza cercana a la perfección. El tema fue tomado por el violonchelo con rico color. Son muchos los detalles apuntados pero lo mejor fue el doloroso canto fúnebre del tercer tiempo, un réquiem sin palabras de hondo sentimiento. Todo en una tarde en la que el cuarteto dejó una huella difícil de borrar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.