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Concierto de Miradas del pasado junio en el Miguel Delibes. El Norte
Los otros cometidos de la Orquesta

Los otros cometidos de la Orquesta

Mañana comienza el curso para las 1.300 personas que participan en el proyecto Miradas, una apuesta de la Sinfónica de Castilla y León por la integración social

Victoria M. Niño

Valladolid

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Domingo, 3 de noviembre 2019, 09:26

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Dos días por semana son llevados a la sala multisensorial. Seis niños de movilidad reducida y de consciencia insondable, acompañados por seis profesionales se sientan en el suelo mientras tres músicos tocan la canción de bienvenida que se repite cada sesión. Durante 45 minutos se oficia una liturgia pautada con la improvisación que demande la respuesta del público. De la tonada de reconocimiento, ya han identificado la actividad, a un miniconcierto, a un cuento, a un juego. Los músicos aproximan sus instrumentos, los niños a veces tocan, imitan, cantan. La música les provoca sensaciones que no pueden verbalizar, sin embargo, hay otros efectos evidentes. «En cuanto comienza la sesión, se relajan. Las fisioterapeutas aprovechan ese momento para estirarles ya que el cuerpo responde de forma distinta ante la música y músculos que están rígidos normalmente se dejan manipular», dice Irene Espeso, directora del Centro nº1 de Valladolid, unos de los primeros que frecuentaron los profesores de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

«La mayoría de nuestros alumnos no pueden decir lo que sienten pero es curioso oírles tararear o cantar cuando ya no están los músicos. Parece que no se enteran, pero sí», dice Irene que celebra que el proyecto socioeducativo de la OSCyL se haya ido mejorando y ampliando durante los últimos cinco años en su colegio. «Para los alumnos más autónomos hay un coro que se junta los martes. Ensayan con la ilusión del concierto del final de curso, en el que cantan con coros de otros centros. Es una manera de normalizar la situación, de que sientan que pueden hacer lo mismo que otros niños».

Los alumnos de este centro de educación especial de Valladolid son parte de los 1.300 beneficiarios del proyecto Miradas que este curso extiende su telaraña musical a todas las provincias de Castilla y León.

«Jugo de naranja para el oído»

Decía el neurólogo Oliver Sacks que «la música puede sacarnos de la depresión o hacernos llorar; es un remedio, un tónico, jugo de naranja para el oído. Pero para muchos de mis pacientes, la música es aún más: puede proporcionar acceso, incluso cuando no hay medicación, al movimiento, al habla y a la vida. Para ellos, la música no es un lujo, sino una necesidad».

Lo que empezó siendo un intento por acercar la música a los que no pueden acudir a donde se escucha habitualmente en Valladolid, se ha convertido en una herramienta educativa en colegios de alumnado con riesgo de exclusión, terapéutica en personas con autismo, con daño cerebral adquirido (pacientes de ictus) con patologías psiquiátricas o con alguna discapacidad, y socializadora, en centros de reclusión e menores, en toda la región.

Datos de Miradas

  • 22 proyectos; 15 comenzaron a gestarse en enero en ocho capitales de provincia y se suman a los siete que ya estaban en funcionamiento en Valladolid

  • In Crescendo Comenzó en 2010 en el colegio Allúe Morer (Valladolid) y hoy está en otros cuatro centros: Colegio Cristóbal Colón (Valladolid),Padre Manjón (León), Buenos Aires (Palencia) y Juan del Enzina (Salamanca). Instituto Arca Real (Valladolid).

  • Público Llega semanalmente a 1.300 personas en centros de educación especial, cinco colegios de Educación Infantil y Primaria, un instituto de secundaria. También en asociaciones del tercer sector como ASPACE (Valladolid, Zamora, Segovia), Fundación Camino para personas con daño cerebral adquirido (Va), Centro de Menores Zambrana, ASOVICA Salud Mental en Soria y Autismo en Burgos.

  • Profesores 83 en total. Los proyectos de Valladolid cuentan con los profesores de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

Su resultado más vistoso es la orquesta In Crescendo del Colegio Allúe Morer, en las Delicias, que ha crecido con sus alumnos y ya está también en el Instituto Arca Real, donde la asignatura optativa de música se llena rápidamente.

Si en 2011 había padres que recelaban de dejar a sus hijos en clase de música fuera del horario escolar y llevarles a tocar a sitios como el CaixaForum de Madrid suponía hace pedagogía familiar antes, hoy la gran mayoría de alumnos quiere participar en esa actividad. En 2014 In Crescendo sonaba con fuerza ya, tenían instrumentos de cuerda, aún no habían comenzado con el viento, cuando la orquesta despertó el interés de la entonces reina, Doña Sofía, cuya amistad con Rostropovich la convirtió en la melómana oficial de su familia. Hubo un esbozo de visita real a las Delicias pero la repentina abdicación de Don Juan Carlos en su hijo dio al traste con aquella cita.

Formación continua

En todo este tiempo el gran logro de la orquesta escolar ha sido aprender a escuchar y expresarse, a administrar el silencio. Ha habido mucha paciencia por parte de los músicos, comandados por Benjamin Payen, después por Víctor Teresa y ahora por Ricardo Moreno, y mucha complicidad con el resto de profesores. Hasta la directora del Allúe, Henar Rubio, recorría el mástil del chelo a la vez que sus alumnos. La disponibilidad y entrega de educadores, sanitarios y profesores es destacada por los directores. Juntos participan de un programa de formación continua cuyas próximas citas correrán a cargo de Janet Salinas y Andrea Iglesias, Paolo Lameiro, Rocío Solís, Ion Luque, el Colectivo Lisarco, Patxi del Campo y Luis Eduardo Mateos.

Para muchos de estos 1.300 alumnos comienza el ensayo para su debut sobre el escenario, dará igual que tengan silla de ruedas o un tic gutural, todos participarán de la música acompañados por la OSCyL.

Por su parte, los alumnos del Conservatorio de Valladolid estrenan asignatura este curso. Se trata de 'Música y sociedad. La música como acción social', una optativa para los dos últimos años del grado profesional. «Se intenta concienciar a los alumnos del poder de la música en la acción social», dice Ricardo Moreno, responsable del Área Socioeducativa de la OSCyL. Además es otro campo laboral para el colectivo de músicos. El próximo curso se implantará en Ávila, Palencia y Burgos si la Junta lo aprueba. A su vez, Miradas ha firmado un convenio de colaboración con la Universidad de Valladolid y otro con la Pontificia de Salamanca.

En el caso de la UVA, se ha llevado a cabo una investigación de cómo se ha establecido el área socioeducativa en la región y el borrador se dará a conocer en breve. La Pontificia partirá de dicho documento para su investigación desde el punto de vista de la musicoterapia, dentro de su máster de la disciplina homónimo. Ambas universidades incluirán el proyecto In Crescendo en su oferta de prácticas.

Ricardo Moreno: «La música no cura, pero sí estimula y lo vemos en cada sesión»

Ricardo Moreno G. Villamil

Lleva un año al frente del Área Socioeducativa de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y su labor de tejedor de redes aflora sobre el extenso mapa regional. Ricardo Moreno dejó las baquetas de percusionista de la Sinfónica regional y tomó las riendas de un proyecto que estaba muy rodado en Valladolid pero faltaba el salto al resto de provincias. Este año ha logrado implantarse en las otras ocho y comienza el curso en 22 centros.

Llegar a públicos que es improbable que acudan al auditorio Miguel Delibes, sede de la OSCyL, por impedimentos físicos, culturales o económicos; hacer de la música una herramienta de integración en barrios con riesgo de exclusión y una vía de comunicación para discapacitados intelectuales son los objetivos del proyecto In Crescendo y los talleres interactivos.

En el caso de los colegios, «se han buscado centros públicos con población gitana en un 100%, parecidos al centro de referencia, el Allúe Morer. En ellos la actividad, coros en la mayoría, se incluye en el horario escolar lectivo. Si fuera una extraescolar dificultaría la participación», explica Moreno, quien abrió camino en el centro de menores Zambrana con un taller de percusión hace tiempo. «La música es un buen termómetro de las emociones y las canaliza».

Las asociaciones del tercer sector, dedicadas a la atención de la discapacidad intelectual, son las otras destinatarias de los talleres interactivos. «Sabemos que la música no cura, pero sí estimula y lo vemos en cada sesión. Hay una niña profunda en Segovia que su madre me decía que solo mueve una ceja cuando escucha un violín o cuando se le acerca un animal. En Estados Unidos la música se integra en los hospitales por el probado ahorro en calmantes. Aquí se está empezando». Para que talleres y sesiones puedan llevarse a cabo, «es indispensable la integración con el personal de los centros y la respuesta es maravillosa». El área socioeducativa tiene un pilar en la Consejería de Cultura, otra en la de Educación y un terccero en la de Familia. «Estamos intentando buscar un reconocimiento para los profesionales de estos centros y los docentes de los colegios, que de alguna manera se reflejen en su vida laboral esa entrega en horas y entusiasmo».

La actividad en el Allúe Morer, la nave nodriza de In Crescendo, comenzó en 2011, así que los primeros alumnos de Primaria ya pasaron al Instituto Arca Real. «Todos los martes llevamos en autocar a los alumnos del instituto al Miguel Delibes. Allí acuden a ensayos de la OSCyL, a talleres y tocan con los estudiantes del conservatorio».

La mezcla, la integración, la normalización se busca por todas las vías posibles. Si el pasado mes de junio los músicos de Miradas –con presentación de todos los centros implicados– ofrecieron su primer concierto en el Miguel Delibes, el próximo 8 de mayo repetirán. «Vamos a sumar alumnos de todo el edificio, de la Escuela de Danza,de la Escuela de Arte Dramático, del Conservatorio y todos los del proyecto Miradas», dice orgulloso Ricardo Moreno.

Ion Luque: «En el Zambrana planteo el taller según el día»

Nacho Prada e Ion Luque, a la derecha.

Siempre le interesaron más las habilidades psicológicas que se podían desarrollar con el deporte que la competición. Ion Luque estudió INEF y Psicología para volcarlo todo junto a la música en la educación alternativa. Desde hace tres años trabaja en Miradas, para casi todos sus públicos, «según sus necesidades».

Al Centro de Menores Zambrana acude con su taller Arteterapia. «Esta actividad se considera un premio, condicionado según su comportamiento. El grupo varía mucho, depende de los nuevos ingresos, de los que hayan terminado su condena. Normalmente los que se incorporan vienen al taller a tentar, a intentar hacerse con el grupo y aprovechan cuando están conmigo para hacerse notar, para desafiarme», dice Luque que heredó el proyecto en el este centro donde comenzó un taller de percusión Ricardo Moreno. «Tenemos un gran equipo de percusión pero, según el día, trabajo con distintas herramientas. Perseguimos objetivos individuales y colectivos. A veces cuando veo que están muy rabiosos planteo actividades para soltar, otras veces es la concentración, y hacemos ejercicios de circo, de equilibrio, también usamos la percusión». Trabaja con dos grupos, el de reforma, los que están allí por algún hecho delictivo, y los de socialización, alumnos que perdieron la tutela sus padres y tras fracasar en pisos tutelados, terminan residiendo en el Zambrana. «Estos segundos sienten que les han tratado mal, están dolidos. Mientras con los primeros hay que soltar rabia, asimilar lo hecho y responsabilizarlos, los otros hay que desresponsabilizarlos». En los colegios de integración hace «trabajo de equipo, escucha y convivencia» y en el Centro nº1 «refuerzo educativo y estimulación».

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