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Arriba: Chuchi, Arturo y 'El Niño', de Vallarna, con Carlos Soto (sentado) en el estudio de grabación.
'Pimentón puro', el ingrediente secreto de Vallarna

'Pimentón puro', el ingrediente secreto de Vallarna

De esa forma también se llama su nuevo disco, que ofrece música folk con ritmos castellanos y cántabros

maría de lara

Martes, 18 de abril 2017, 20:58

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El violinista ya ha entrado en la pecera del estudio de grabación. Sin partitura de por medio, El Niño comienza a afinar su violín y cuando el técnico tiene todo listo, empieza la magia. Un sonido de música tradicional inunda el espacio y el ritmo de las cuatro cuerdas te hacen mover los pies inconscientemente. El día anterior estuvo Carlos, el encargado del bouzouki y después será el turno de Arturo, el responsable de los instrumentos de viento. Todavía queda la guitarra acústica de Chuchi y las voces de algunos de ellos. Así transcurren los últimos días de grabación del segundo disco de Vallarna, un grupo folk que rescata «las veladas de baile que se celebraban por la noche al acabar los pasacalles, con instrumentos más de interior y más flojos», explica Arturo mientras saca de los estuches el pito castellano y la flauta de tres agujeros.

Todo esto ocurre en plena Tierra de Pinares, en San Miguel del Arroyo (Valladolid), más concretamente en el estudio El circulo mágico al frente del cual se encuentra Carlos Soto, miembro fundador de los Celtas Cortos, en quién han confiado los componentes de Vallarna para grabar Pimentón puro. Un disco que sigue la misma línea musical del anterior, Km. 90, posiblemente «con armonías que pueden resultar un poco más complicadas y con la experiencia, tanto en escenarios como en estudios, que hemos adquirido después de nueve años», destaca Arturo, «aunque suene a tópico».

Fue en diciembre de 2007 cuando se juntaron para grabar la maqueta que presentaron al concurso Escenario Prau 2008, el cual ganaron y cuyo premio (3.000 euros) les permitió mejorar el disco y hacer mayor número de copias. También les dió la oportunidad de dar más conciertos, hasta el punto de que «casi podíamos mantenernos y vivir de ello». Pero su nacimiento llegó de la mano de la crisis económica, lo que provocó que «cada uno tuviera que buscarse la vida por otro lado». Es por ello por lo que han pasado casi diez años hasta que un nuevo disco de Vallarna vaya a ver la luz. Además, hay que sumar otra peculiaridad a este cuarteto formado por tres castellano y leoneses y un cántabro, cada uno vive en un lugar diferente, lo que ha hecho más difícil que se junten para ensayar y grabar, «como hace un grupo normal», dice entre risas Arturo.

Lo esencial

A pesar de todo ello, la amistad ha sido ese «ingrediente especial para el guiso de cada día», que según dicen encuentran cada vez que se juntan. «Con el paso de los años cada vez somos más amigos y pese a la distancia eso es lo que pesa», celebra el flautista. Vallarna ofrece «la frescura de la música tradicional» mediante un modo de interpretar las canciones que hacen fácil que su estilo llegue a la gente. En palabras de quién está haciendo de portavoz del grupo: «lo que intentamos mostrar es toda esa riqueza que hay alrededor de nosotros o que está escondida dentro de las casas de los pueblos».

Este nuevo disco, Pimentón puro, propone 13 temas de los cuales 11 son canciones tradicionales y dos de composición propia. En el caso de las primeras, siempre «trabajamos sobre las grabaciones originales que adaptamos a nuestra manera», sin partituras de por medio, como ya hacían los dulzaineros antiguamente -algunos sabían música y otros no-, «en mi caso toco de oído», asegura Arturo. La inspiración tradicional no desaparece cuando suenan sus temas propios, como por ejemplo el corrido, «que posee unos ritmos muy típico de la zona de Valladolid, de Segovia y de Ávila».

En este último empujón, Vallarna está inmerso en una campaña de crowdfunding con la que a falta de 15 días para que finalice les queda por recaudar algo más de 1.500 euros, para llegara a su objetivo de 4.500, que destinarán a las copias del disco, al diseño gráfico o las fotografías. Un trabajo que verá la luz a principios de junio.

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