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Abel Tomàs, Vera Martínez, Jonathan Brown y Arnau Tomàs.C. C.
«Para un cuarteto es buena cierta poligamia musical»

«Para un cuarteto es buena cierta poligamia musical»

El Cuarteto Casals acerca la música de cámara de Mozart y Haydn este viernes al Auditorio Miguel Delibes

Victoria M. Niño

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 12:49

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Eran estudiantes en la Escuela Reina Sofía cuando se conocieron y en la temporada 2017-18 celebrarán veinte años. El Cuarteto Casals nació en un país donde que comenzaba a bullir el sinfonismo pero era casi virgen en este tipo de formación. Abel, Vera, Jonathan y Arnau han alimentado la afición del público en los escenarios y en la ESMUC, donde son profesores, animan la creación de nuevos cuartetos desde hace una década.

Los Casals, Premio Nacional de Música de 2006, vuelven al Miguel Delibes este viernes con un programa de tres cuarteto de Mozart, uno de ellos dedicado a su maestro y padre de esta forma musical, Haydn. Recientemente han grabado tres de los seis cuartetos que el de Salzburgo regaló al músico al servicio de los Esterházy. «Mozart tiene tres etapas en sus cuartetos. Una primera, cuando era muy pequeño, casi experimental, probando lo que aprendía en Italia. Una segunda, en la que intenta ser más ingenioso que su maestro, compone cuartetos aproximándose a la estructura de la sonata o sinfonía, escribió seis. Y una tercera, más concertante, utilizando cada instrumento como las voces de la ópera, haciendo que dialoguen entre sí», explica Arnau Tomàs.

Aunque tocan instrumentos modernos, hace tiempo que decidieron encontrar una tercera vía: Arco clásico para tocar a Mozart. «Tenemos un compromiso historicista con el barroco y el clasicismo, pero no tocamos con cuerdas de tripa porque son difíciles de afinar, requieren una especialización que no podemos compatibilizar con cuartetos contemporáneos que tocamos. Somos muy polivalentes».

Han visto crecer al público camerístico español «a la vez que esta música especializada y sofisticada perdía audiencia en países de más tradición». No considera Arnau que las formaciones más pequeñas sobrevivan mejor a la crisis. «Nuestra suerte ha sido tener actividad en el circuito internacional, así que, aunque desgraciadamente se han reducido las temporadas de cámara y los festivales en España, no nos ha afectado tanto. Y para quien empieza es igual de duro. Es un trabajo muy competitivo con o sin crisis. Hay muchos músicos que tocan técnicamente muy bien, creo que el nivel se ha elevado mucho respecto hace 30 años».

Con Los cuartetos de cuerda dedicados a Haydn de Mozart volvieron al estudio de grabación de Haia Mundi. «Para nosotros la grabación es como el cine para un actor que hace teatro. Tiene sentido por sí misma ya que un concierto en vivo gira en torno a la transmisión emocional, es un acto vivo entre el intérprete y el público, único e irrepetible. Pero la grabación por su parte ofrece las posibilidades técnicas de la perfección, se puede repetir, retocar, buscar una toma de sonido ideal». Y a Mozart le sucederá un reto que podrán abordar «por tener ya la madurez suficiente. En la temporada que cumplimos 20 años, 2017-18, afrontaremos los cuartetos de Beethoven. Ya tenemos comprometidas seis salas en Europa y se harán seis conciertos en cada una». Antes abordarán también la integral de los cuartetos de Shostakovich.

Ahora que los Casals son mayores de edad, han descubierto la vida musical fuera del cuarteto. «En el primer lustro el cuarteto te te absorbe por completo. Pero al cabo de diez años, no necesitábamos ensayar tanto, nos conocíamos mejor, se impuso la ley de la experiencia y así pudimos abordar otras facetas cuando encontramos huecos en la agenda. Es buena cierta poligamia en el cuarteto».

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