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Joaquín Díaz.

Las múltiples facetas del etnógrafo

El documental ‘El río que suena, reflejo del tiempo:Joaquín Díaz’ se estrenará el día 7, en el homenaje al músico zamorano que se celebrará en el Teatro Zorrilla de Valladolid

Victoria M. Niño

Lunes, 3 de noviembre 2014, 11:56

Está aún caliente. Hace apenas días que Inés Toharia e Isaac G. Llompart han terminado el documental El río que suena, reflejo del tiempo: JoaquínDíaz. Para ellos era un personaje de la discografía familiar antes de que se instalaran en Urueña hace tres años. Regentan una de las librerías de la Villa del Libro, El Grifilm, especializada en cine. Su interés por el vecino ilustre y su condición de realizadores se alió y dio como resultado esta película de 87 minutos que se estrena el viernes, en el homenaje al etnógrafo por sus 50 años de carrera musical. Será en el Teatro Zorrilla, a las 11:30h, presentado por la cantante María Salgado.

Medio siglo del Joaquín cantante, del comunicador, del aprendiz, del recopilador, del folclorista, del etnógrafo, son muchas las facetas. «Hemos hablado con gente relacionada con él, y cada uno se refería a una parte del pastel. Es conocida su faceta de cantante, pero no tanto otras», explica Inés que sabía de Joaquín como de Pete Seeger, por los discos de sus padres. «Pronto nos dimos cuenta de que era muy difícil abreviar, de que había mucho material y por eso nos hemos ido hasta los 87 minutos».

El título viene de un texto del propio etnógrafo. «En un libro suyo compara la tradición con el río y lo elegimos para arrancar el documental». Escribió Joaquín: «En más de una ocasión he comparado la tradición con un río. Las orillas corresponderían a los límites de esa cultura siempre cambiantes, siempre imprecisos y el caudal serían todos esos conocimientos que, en forma de corriente impetuosa, se van acumulando a lo largo de los siglos. Nosotros contemplamos tal corriente desde nuestra realidad vital, desde el punto concreto en que nos ha tocado vivir, e intuimos que hay un pasado, de donde procede el presente que fluye ante nuestra vista, y un porvenir más allá del lugar que alcanza nuestra mirada».

Desde que se lo propusieron a su protagonista, este fue «un colaborador generoso, al que hemos intentado molestar lo menos posible. Le hemos pedido su opinión sobre muchas cosas y tanto él como el personal de la Fundación nos ha ayudado mucho». La ingente cantidad de información libros, discos, programas, revistas, congresos y la diversidad de puntos de vista sobre el folclorista zamorano ha sorprendido a Inés Toharia, que ha trabajado en los archivos audiovisuales de la George Eastman House (EEUU), la Filmoteca UNAM (México) y de la ONU (Nueva York).

Blues, folk y música sefardí

«Para mí ha sido un descubrimiento ver cómo gracias a él se publicaron en España las primeras colecciones de blues, folk y música sefardí. Fue el primer en traer a Bob Dylan, cuando aún era un desconocido. Abrió un montón de puertas y sin embargo, no es arrogante. Nos ha fascinado personalmente, además de profesionalmente con más de 80 discos y sigue produciendo y trabajando. Es alguien que contagia el respeto por la cultura, aunque parece tranquilo, no para».

La palabra de Joaquín se intercala con la de sus amigos, compañeros y estudiosos. Hablan sobre él el catedrático Andrés Amorós, el periodista Carlos Blanco, el poeta Luis Alberto de Cuenca, su colaborador en algunos libros José Delfín del Val, el musicólogo Ismael Fernández de la Cuesta, el historiador del derecho José Manuel Pérez-Prendes, el productor Joaquín Torres, el escritor Ignacio Sanz, el director de la Fundación Jorge Guillén Antonio Piedra o uno de sus vecinos de quien depende el mesón Villa de Urueña, Luis Vallecillo. Entre sus colegas de escenario intervienen músicos como Kepa Junquera, Marina Rossell, Luis Delgado, Elena Casuso, el dúo Candeal, los Fratelli Mancuso, Amancio Prada, Martirio, Paco Ibáñez y Germán Díaz.

«La visión de cada uno depende del momento en el que le conocieron y en qué faceta. Muchos nos decían que se conocieron de jóvenes en torno a la música, pero después hay quien sabe de él por el folklore, por la revista, por los artículos de El Norte, por la Fundación. Cada uno tiene un recuerdo distinto», dice Inés Toharia. El documental se estrena el viernes y luego espera tener vida en los festivales de música y etnografía.

Inés e Isaac viven días alegres y otros más oscuros en su librería. El Grifilm es además de un negocio de libros, una productora. «Para seguir haciendo nuestras cosillas. Hemos estado viviendo fuera de España y para reengancharnos hemos decidido montar nuestra productora. Dentro del mundo audiovisual, siempre me tiró el documental, es mi ojito derecho, aunque a veces se cuente más desde la ficción».

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