Borrar
¡Doña Isabel la Católica dictando su testamento', cuadro de Emilio Rosales (1864), en el Museo del Prado. EL NORTE
Las muertes más raras de los reyes de España: tejas asesinas, venenos y un apretón inoportuno

Las muertes más raras de los reyes de España: tejas asesinas, venenos y un apretón inoportuno

Manuel García Parody publica un ensayo en el que disecciona varios fallecimientos regios, algunos en extrañas circunstancias y con consecuencias siempre para el devenir de España

Víctor Vela

Valladolid

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 5 de septiembre 2022, 00:44

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Muy pocos reyes en la historia murieron en el campo de batalla», dice Manuel García Parody, catedrático jubilado de Geografía e Historia y autor de 'Muertes regias', un ensayo que nació durante la pandemia («para entretenerme») y que ahora publica la editorial Almuzara. «En las guerras, sobre todo en los tiempos modernos y contemporáneos, los soberanos se quedan en sus palacios y no se ensucian en los campos de batalla. Suelen permanecer en la retaguardia, con sus uniformes repletos de medallas», asegura.

Así que, si la muerte no llega en combate, ¿cómo han fallecido los sucesivos reyes de España?Esa es la pregunta que se hizo García Parody y las respuestas que arroja la historia son tremendas:desde una teja suelta a sospechas de envenenamiento o un asesinato mientras su majestad aliviaba el vientre. Porque no todos los decesos regios son tan solemnes como los cronistas o el arte han querido mostrar. Un ejemplo, dice García Parody, es el que Eduardo Rosales recoge en su cuadro 'Doña Isabel la Católica dictando su testamento', donde se exhibe una «visión idealizada» de la muerte de la reina, con personajes en escena que no tendrían que estar allí, como doña Juana (se hallaba en Flandes) o Cisneros (que estaba en Alcalá de Henares).

Frente a esta muerte plácida en el lecho, el autor presenta otros fallecimientos extraños y hasta ridículos, que en muchos casos tuvieron como escenario las tierras de Castilla y León.

Wamba (c. 630-688)

«De los 33 reyes godos, 17 murieron asesinados», recuerda García Parody. Ser coronado era casi como lanzar una moneda al aire para saber cómo sería el aliento final. El del rey Wamba se produjo en el monasterio de Pampliega (Burgos), sin que la historia haya despejado los motivos que le llevaron allí. El suyo fue un reinado breve.

Llegó al poder tras la muerte del anciano Recesvinto, que tuvo lugar en el año 672 en Gérticos, cerca de Valladolid, la actual Wamba, que toma su nombre del rey reformista que intentó acabar con el excesivo poder de la Iglesia y la nobleza. El temor de los poderes desencadenó un complot, el 14 de octubre de 680, en el que «nobles descontentos, encabezados por Julián, obispo de Toledo, y Ervigio, futuro sucesor, narcotizaron al rey».

Con Wamba dormido, «le afeitaron la cabeza, le vistieron como monje y trazaron sobre su cuerpo la señal de la cruz con cenizas, como se hacía con los moribundos». Cuando Wamba despertó, se descubrió sin los símbolos del poder (cabellera y ropajes reales)y entendió que lo veían 'muerto para este mundo' y lo mejor sería dejar el poder. Bien fuera por este veneno previo o por decisión propia (parece «más cercano a la realidad» que se viera envejecido y decidiera dar un paso al lado), Wamba renunció al trono y se retiró al monasterio en el que falleció. «Su sucesor, Ervigio, desmontó el programa reformista que había intentado ejecutar».

Sancho II (Zamora, 1038-1072)

Después de la muerte de Fernando I, comenzaron las hostilidades entre sus hijos para hacerse con la herencia de su padre. En pocos años, Sancho IIvenció a sus hermanos (Alfonso y García) y recompuso, bajo un mismo soberano, la unidad de los reinos cristianos. Pero en Zamora, su hermana Urraca se negó a rendirle vasallaje y se hizo fuerte en la ciudad. Para acabar con el asedio, Urraca «preparó una estratagema». «Uno de sus hombres, Vellido Dolfos, fue enviado al campamento de Sancho presentándose como desertor».

Se ganó la confianza de Sancho y le susurró que podía entregarle Zamora, ya que conocía un portillo secreto en las murallas por el que podría entrar sin que los guardias que custodiaban la ciudad se enteraran.Eso sí, debían ir los dos solos para que viera el acceso y así no levantar sospechas. Pero cuando volvían de la expedición, el rey tuvo una necesidad inaplazable de hacer del vientre. Le dio un apretón, se quitó la cota de malla y le dijo a Vellido Dolfos que le sujetara un segundo el venablo (una lanza)para poder responder a la urgencia con más comodidad. El falso desertor aprovechó el momento y atravesó al rey con la lanza.

Wamba, Sancho II, Enrique I y Pedro I de Castilla.
Wamba, Sancho II, Enrique I y Pedro I de Castilla. EL NORTE

Enrique Ide Castilla (Valladolid, 1204-Palencia, 1217)

No tenía papeletas Enrique para reinar. Él era el décimo hijo (el tercer varón)de Alfonso VIII. Pero la mortalidad infantil era tan elevada en la época que se colocó primero en la línea sucesoria cuando nadie lo esperaba. Con diez años. La regencia recayó en su madre, Leonor Plantagenet, pero esta murió 24 días después que su marido, así que el honor pasó a la hermana mayor de Enrique, doña Berenguela.

En la primavera de 1217, rememora García Parody en su libro, Álvaro de Lara se hizo con la tutoría del niño y lo llevó con él a Palencia. Allí, el pequeño rey quedó alojado en el Palacio Episcopal, del obispo Tello Téllez de Meneses. Cuando jugaba en la calle, al lado del palacio, una teja le cayó en la cabeza y le provocó la muerte. Eso sí, no de forma inmediata, porque se le practicó una trepanación para intentar salvarlo. En vano. Falleció el 6 de junio de 1217. Esta es la versión más extendida, aunque también se dice que lo que mató a Enrique Ide Castilla no fue una teja, sino una pedrada que recibió de Íñigo de Mendoza, uno de sus compañeros de juegos.

Pedro I de Castilla (Burgos, 1334-Montiel, 1369)

Este rey convocó, entre 1351 y 1352, cortes en Valladolid para aprobar unas disposiciones que pretendían combatir el feudalismo, en línea con otras monarquías europeas. Las protestas contra estas medidas fueron encabezadas por su hermanastro, Enrique de Trastámara, lo que desembocó en una guerra civil. La «batalla definitiva» se produjo en los campos de Montiel. Pedro escapó y se refugió en el castillo de esta localidad de Ciudad Real. Enrique estaba asesorado por el militar Beltrán Duguesclín. Pedro, a la desesperada, intentó que el francés se cambiara de bando y lo fue a buscar a una posada donde se alojaba. Pero allí se encontró con su hermanastro.

Los dos, Enrique y Pedro pelearon a muerte. Nunca mejor dicho. Parece que la fuerza de Pedro tenía a Enrique contra las cuerdas. Y entonces, Duguesclín intervino, para que Enrique recuperara posiciones y diera a Pedro el golpe de gracia. A Duguesclín se le atribuye la siguiente frase:«Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». «Enrique decapitó el cuerpo de su hermano y clavó la cabeza en una lanza», resume Manuel García Parody, quien recuerda que con esa pelea «terminaba el ciclo de la dinastía de Borgoña (desde el año 1090)y se iniciaba la de la casa de Trastámara». «Esto provocó un retraso de más de un siglo en el avance de Castilla hacia la modernidad y el principio de una intolerancia religiosa», cuenta el autor en 'Muertes regias'.

Felipe I 'El hermoso' (Brujas, 1478- Burgos, 1506)

Desde el primer momento hubo conjeturas sobre su muerte. El 16 de septiembre de 1506, Felipe jugó un partido de pelota en Burgos, contra un capitán vizcaíno de su guardia. Al terminar, se tomó un vaso de agua helada que le provocó escalofríos. Pasó varias jornadas indispuesto hasta que falleció el día 25. Los informes médicos de la época parecen confirmar que, por sus síntomas, falleció por una neumonía o por contagio de la peste que se cernía sobre todo el reino. «Pero hay razones para poner en duda esas versiones oficiales», dice García Parody.

«La neumonía producida por un inoportuno vaso de agua fría parece poco probable en un hombre de 28 años, joven y fuerte. Yel contagio de la peste también resulta difícil de aceptar porque vivía en un ambiente cortesano aislado de las miserias del pueblo llano». Si no fue neumonía ni peste, se abre la puerta al envenenamiento. ¿El sospechoso?Su suegro, Fernando IIde Aragón, 'El católico'. Se hallaba en Italia cuando ocurrieron los hechos, pero fue el principal beneficiario de la muerte de Felipe.

Felipe 'El hermoso', Fernando 'El Católico', Carlos I y Felipe III.
Felipe 'El hermoso', Fernando 'El Católico', Carlos I y Felipe III. EL NORTE

Fernando el Católico (Sos, 1452-Madrigalejo, 1516)

La causa oficial de su muerte fue una hidropesía agravada por problemas cardiacos. Pero por el reino se difundió el rumor de que Fernando había muerto por culpa de los afrodisíacos que se tomaba para aumentar su vigor sexual. La primera referencia que se tiene de esta afición por los estimulantes es del 10 de agosto de 1513. Fernando había ido a Tordesillas a ver su hija Juana y después se acercó a Carrioncillo, cerca de Medina del Campo, para encontrarse con su segunda mujer, Germana de Foix. Ella le preparó un potaje de criadillas de toro y cantáridas (una suerte de escarabajo verde que, reducido a polvo, se usaba como vasodilatador).

Las crónicas dicen que, después de tomar ese mejunje, la salud del rey empeoró. Pero, como se explica en el libro, «recientes estudios médicos consideran que esos productos no producen un deterioro de la salud tan fuerte» como para provocar la muerte. Sin autopsias y con informes médicos que no lo avalan, García Parody consigna la leyenda y concluye que la causa de muerte más probable es la recogida en los documentos oficiales: esa hidropesía agravada por el alto colesterol y la hipertensión por comer tanta carne de caza.

Carlos I de España y V de Alemania (Gante, 1500-Cuacos de Yuste, 1558)

Un mosquito. Un inoportuno mosquito picó al emperador en su retiro de Yuste y le llevó a la muerte, víctima de paludismo. Pero para que esa picadura tuviera lugar, hubo una enfermedad previa que intervino de forma indirecta. Carlos I de España y V de Alemania padecía de gota y hemorroides.Eran estas unas dolencias desencadenadas por la proverbial glotonería del monarca. Era un «devorador compulsivo».

Lo normal era que los menús imperiales estuvieran compuestos por alrededor de 25 platos, se dice en 'Muertes regias', donde se enumeran:carne de vaca cocida, cordero asado, liebres al horno, capones en salsa, jabalíes, carnes profusamente adobadas en especias, empanadas de anguilas, salchichas de Flandes, dulces moriscos... El caso es que, a mediados de agosto de 1557, los ataques de gota se le hicieron cada vez más insufribles y el rey no veía cómo soportarlos.El 31 de agosto se le ocurrió comer fuera de su cámara. «Todo parece indicar que fue entonces cuando le picó un mosquito que vivía en las charcas próximas. A sus enfermedades crónicas se le unió un paludismo que resultó fatal». Murió el 21 de septiembre de 1558, a las dos de la madrugada.

Felipe III (Madrid, 1578-Madrid, 1621)

La versión oficial concluye que Felipe IIImurió de una erisipela (una inflamación microbiana de la dermis)que contrajo dos años antes durante una visita a Portugal. Pero la leyenda que se esparció por las cortes europeas en torno a su fallecimiento era mucho más extravagante. Se dijo que Fernando IIImurió por «el estricto y encorsetado protocolo» que se estableció a su alrededor. Una fría tarde de marzo de 1621, estaba el rey en su estancia privada, justo al lado de la chimenea para entrar en calor.

La temperatura de la sala subió en exceso y el rey esperó a que un ujier de cámara se acercara a la habitación para ordenarle que quitara algo de leña. Pero no estaba bien visto que el rey llamara a voces a los criados. Cuando el sirviente llegó y el rey le pidió que atenuara el fuego, el ujier le dijo que esa no era una labor suya, sino que dependía del duque de Uceda, que estaba de visita por las fincas. Así que el fuego se quedó como estaba hasta el duque volvió. Cuando regresó, el rey se había dormido y presentaba altas temperaturas que le llevaron a la muerte.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios