La Valladolid que nunca fue 'Fachadolid'
El historiador Enrique Berzal presenta 'Forjadores de libertad', un ensayo sobre las resistencias de la ciudad al franquismo
Con 'Forjadores de libertad: Valladolid, 1960-1975'. Enrique Berzal prorroga una tesis ya presente en 'Vallisoletanos contra Franco', y que consta de dos partes. Por ... un lado, que la historia local ofrece una clave imprescindible para comprender la Transición. Por otro, que el humor de la sociedad local tiene mucho más de antifranquista de lo que desprende la estereotipada etiqueta de 'Fachadolid' en una riqueza de ideologías progresistas o conservadoras pero con fuerte espíritu democrático. Así lo demuestra este libro, que el catedrático y colaborador de El Norte de Castilla presenta este miércoles 10 en el Círculo de Recreo junto a la catedrática de Derecho Internacional. Ana Manero, y el columnista José F. Peláez.
Frente a los relatos más extremos; desde los que otorgan todo el peso a las élites franquistas hasta los que insisten en que fue la oposición rupturista la que marcó el rumbo, Berzal defiende que la sociedad organizada tuvo un papel determinante. «El libro quiere mostrar precisamente que la Transición, aun siendo un pacto entre reformistas y oposición, estuvo siempre condicionada por la presión de los colectivos antifranquistas», señala. Obreros, asociaciones vecinales, estudiantes, movimientos profesionales y eclesiales progresistas fueron, según explica, actores cuyos respectivos papeles «forzaron que no hubiese una marcha atrás en la Historia y se perpetuase un régimen autocrático».
El historiador recuerda que el proceso español estuvo también marcado por el escenario internacional. Aun así, admite verdad en las tesis actuales que señalan que la Transición no supuso una ruptura total: «Se mantuvo buena parte del personal político, de las fuerzas de seguridad y del aparato judicial, y las reparaciones a las víctimas fueron tímidas incluso en la época de Felipe González», explica.
Un ejemplo de esta tensión lo ofrece Valladolid. Oficialmente ensalzada por el franquismo como 'Capital del Alzamiento', la ciudad vivió a finales de los sesenta y durante los setenta un aumento notable de la conflictividad social. «No se trataba de sectores mayoritarios, pero sí muy activos y con capacidad de movilización», afirma Berzal. Ese pulso explica que, en las primeras elecciones municipales democráticas, la extrema derecha encarnada en Fuerza Nueva y organizaciones afines obtuviera una representación minoritaria frente a la candidatura eventualmente ganadora, el PSOE encabezado por Tomás Rodríguez Bolaños.
Estas conclusiones se apoyan en una investigación larga que comenzó hace 25 años con su tesis doctoral, y desde la cual Berzal ha trabajado con informes de autoridades civiles y sindicales del franquismo para perfilar el rol de la ciudad ante el régimen. Entre sus hallazgos, destaca un documento de altos mandos militares que, ante la inminente muerte de Franco, diseñaron dispositivos de defensa «por temor a un avance imparable de la oposición de izquierdas». Si Valladolid hubiera sido la caricatura de Fachadolid, considera, «no habría existido esa preocupación registrada en la documentación oficial».
Semilla latente
Y es que aunque la represión en la ciudad durante la Guerra Civil fue especialmente dura, con alrededor de tres mil víctimas, nunca desapareció del todo un pequeño núcleo de activismo antifranquista: militantes comunistas, sindicalistas de UGT, republicanos y anarquistas mantuvieron formas de resistencia.
El movimiento obrero fue el que más preocupa al régimen, especialmente en la construcción y en FASA», explica Berzal. Después sitúa al movimiento estudiantil y, en tercer lugar, al vecinal. Un elemento común a todos ellos y que Berzal destaca era la presencia de colectivos cristianos progresistas: Acción Católica Obrera, Juventud Obrera Católica o las vanguardias obreras de los jesuitas, como las impulsadas por Millán Santos en Delicias o Ventura Alonso en la Pilarica. «Aportaban militantes, locales para reunirse, hojas clandestinas y espacios de reflexión».
¿Y dónde estaba la cultura? «Aunque en ellos no existió un antifranquismo radical, sí hubo espacios que contribuyeron a una cultura democrática», tercia Berzal. La Seminci es el mayor ejemplo al dejar atrás su etiqueta de Festival de Cine Religioso y Valores Humanos y abrir sus puertas a películas críticas con el Holocausto o a directores como Buñuel, incómodos para la censura. También fueron relevantes librerías como Relieve o Villalar, foros de debate donde coincidían comunistas, socialistas, democristianos y liberales. «Eran lugares de presentación de libros, discusiones políticas y, a veces, objetivo de la violencia de extrema derecha».
La prensa, claro está, también desempeñó un papel decisivo en todo esta marabunta de contestación a la dictadura. El Norte de Castilla, bajo la influencia de Miguel Delibes y Fernando Altés, «se convirtió en la práctica en un altavoz de los movimientos democráticos, pese a los continuos apercibimientos de las autoridades», señala Berzal. También el 'Diario regional' sufrió presiones, aunque la proyección liberal y la tirada de El Norte situaron a este periódico como agente de normalización democrática.
Sobre la derecha radical actual, Berzal matiza que no es equiparable de forma directa al franquismo ni al fascismo: «Es otro contexto político y cultural», pondera, y advierte de que fenómenos similares están apareciendo en otros países, donde se idealizan regímenes autoritarios del pasado como símbolos de seguridad. «A ello contribuyen las dificultades sociales entre los jóvenes y su falta de formación histórica, por no hablar del descrédito general hacia la clase política por la corrupción», agrega. «Hay una tendencia nostálgica hacia formas de autoridad, pero no creo que exista una voluntad real de revivir algo similar al franquismo».
Berzal subraya el valor de los testimonios recogidos en 'Forjadores de libertad': «Las suyas son historias con nombres y apellidos, personas que aún viven o cuyos hijos siguen entre nosotros. Es una manera de vincular la investigación histórica con un pasado reciente, y donde cuyos protagonistas pueden recordar o conocer el papel que desempeñaron a lo largo de estos años».
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