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El escritor valenciano Santiago Posteguillo, posa para los medios de comunicación tras proclamarse ayer ganador de la 67 edición del Premio Planeta. EFE
«Soy un friki de Roma»

«Soy un friki de Roma»

«La pompa y la pedantería son un veneno mortal para la novela histórica», afirma Santiago Posteguillo, el ganador del Planeta con 'Yo, Julia'

Miguel Lorenci

Barcelona

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Jueves, 1 de enero 1970

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Aferrado al laurel plateado que abraza el globo terráqueo, el trofeo de ganador del Planeta, un risueño Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se confiesa «enamorado con locura» de Julia Domna (170-217), la emperatriz protagonista de «mi mejor novela», 'Yo, Julia', que le ha dado el 67 Premio Planeta y sus 601.000 'eurazos'. «Soy un friki de Roma», admite sin complejos este filólogo y profesor, experto en literatura inglesa, que lo sabe todo de las glorias y bajezas de Roma y que lleva más de una década facturando trilogías imperiales sobre Escipión o Trajano. Miles de páginas que sus lectores devoran, como espera que ocurra con las de la augusta emperatriz, que llegará a sus lectores el 6 de noviembre.

-¿Disfrutarán de otro 'tocho' de mil páginas?

-Serán sólo 700, como 'Africanus; el hijo del cónsul'. Hago un pequeño 'lifting', pero nadie me podrá decir que he hecho un recorte sustantivo. Sigue siendo historia épica tanto en contenido como en extensión.

-Narrada a ritmo trepidante, según el jurado.

-Se piensa que hay que contar el mundo clásico con cierto aparato, cuando la pompa y la pedantería son veneno mortal para la novela histórica. La pompa está en las carreras de cuádrigas o los desfiles de las legiones, pero no hay porque añadir ni un miligramo. Lo has de contar de la forma más actual posible. Puedes asesinar a la novela no sólo por un lenguaje ampuloso y farragoso; también cometiendo el error de querer volcar todo lo que has aprendido y leído. Debes mostrar la punta del iceberg para que el lector imagine todo lo que hay debajo. Incluir sólo lo estrictamente necesario para la narración. Cualquier dato que ralentiza el ritmo, ¡fuera!

-¿Es Posteguillo un friki de Roma?

-Sí. Lo soy y lo seré. Y a mucha honra. Roma no me cansa ni me satura. Me queda mucho que caminar por las calzadas de su historia. Amenazo con seguir. Voy por orden cronológico y tengo ideas para varios siglos más. Empecé en la República, con Escipión. Pasé a la época altoimperial con Trajano, y continué en la siguiente dinastía, la Antonina, que acaba con Cómodo. Justo ahí es donde empieza Julia. Al final de 'Gladiator' para que todos lo entiendan.

-¿Es su mejor novela?

-Sí.

-¿Quién fue Julia Domna?

-La más poderosa de las cien emperatrices romanas. Una figura fascinante, inconmensurable. La que más títulos y dignidades recibió. Augusta esposa y madre de césares, estaba preocupada por forjar una dinastía imperial, la cuarta, lo que sólo ella podía lograr. A ninguna emperatriz se le reconoció tanto y a ninguna le costó tanto. Su biógrafa, Barbara Levick, no entendía que no hubiera novelas y películas sobre esta mujer, y eso disparó mi interés. En un mundo dominado por hombres se mueve con habilidad e inteligencia supinas, llevando siempre la delantera a todos los generales. Cuando ellos aún están observando sin entender que la partida ha comenzado, ella ya se mueve por el tablero. Me enamoró hasta los tuétanos. Y eso que lleva muerta ocho siglos. No quiero imaginar que hubiera pasado si la hubiera conocido viva.

-El título homenaje a 'Yo, Claudio', de Robert Graves.

-Le debo mucho. Visité su casa de Deià, en Mallorca, en 2012. Su hijo William, que sabía de mi afición por Roma, me dejó entrar al despacho donde su padre escribió 'Yo, Claudio' y sentarme en su escritorio. No me atreví a coger su pluma. Pero de aquel momento surgió algo, aunque Domna se me cruzó cuando acabé la trilogía de Trajano. Empecé a escribir como un poseso hasta que una noche abrí los ojos y entendí que era como el emperador Claudio contando su historia, pero que Julia no la iba a contar. Necesitaba un narrador. Julia Domna no había sido novelada como se merecía, como les pasó a Escipión y Trajano. En una historia contada por hombres pasarse por alto a un figura tan fulgurante no tiene perdón. Eso me revelaba.

-¿Qué adjetivos la definen mejor?

-Inteligente, ambiciosa y valiente. Además de muy hermosa.

-¿Se sirvió más de su belleza o de su inteligencia?

-De ambas. Ninguna mujer inteligente y hermosa prescindirá de utilizar su atractivo. Estaba enamorada de Septimio Severo, su marido, pero donde le veía flaquear utilizaba su hermosura, y eso quería decir la cama. Era un torrente de vitalidad. Una fuerza de la naturaleza. En 'Yo, Claudio' está Livia Drusila, que manipula y va matando enemigos. Aparta a los herederos al trono para que Tiberio, su hijo llegue a ser emperador. Pero es caza menor. Lo de Julia Domna es caza mayor. Va directamente a por los cinco posibles emperadores, que son sus enemigos. Se carga a tantos como haga falta para que su marido se corone. Será la madre del futuro emperador Marco Aurelio Antonio Caracalla.

-¿Era la materia gris de su esposo?

-Sí. Septimio Severo maneja y ordena las legiones, pero ella manda en la sombra. Le hace maniobrar y tomar decisiones. Ella es 'la fuerza'. Debemos entender que desde hace mucho tiempo hubo mujeres en posiciones de poder que supieron moverse con mucha más inteligencia que la mayoría de los hombres que las rodearon, y eso es lo que cuenta 'Yo, Julia'. Aparece por las esquinas de la historia, prueba de su grandeza, para que no la suprimieran. La novela, que es una apasionada historia de amor y tiene algo de thriller, narra su juventud de los 19 a los 22 años. Ordena un caleidoscopio de arqueología, de fuentes clásicas y modernas y de numismática de la manera más dinámica y ágil posible.

-Ni abomina del término 'bestseller' ni se avergüenza de facturarlos.

-Para nada. Económicamente es muy agradable. Pero más agradable aún es llegar a mucha gente y que me digan que hago lectores. Sobre todo jóvenes. Un orgullo. Si vamos a la calidad, hay malas novelas que se venden mucho y las hay de calidad que venden muy poco. Lope de Vega llenaba los teatros, como Shakespeare. Son autores canónicos, y no me comparo con ellos. Pero trazar una frontera excluyente entre de calidad literaria y 'bestseller' es tan incorrecto como injusto.

-¿Por qué aún nos seduce Roma?

-Es nuestro pasado. Si lo comprendemos, entenderemos como somos hoy. Si es posible la actual Unión Europea, la más criticable y en crisis, es porque existió Roma. Desde Caledonia o Escocia hasta Siria, donde nació Julia, era todo lo mismo. Eso nos sigue admirando. Tratamos de hacerlo ahora y no nos aclaramos, cuando estos tíos lo hicieron y mantuvieron mil años algo que a nosotros nos cuesta mantener unos decenios. Sólo eso despierta admiración, además de ser el origen de nuestras costumbres, nuestro derecho, nuestra lengua, hablemos en catalán o en rumano, francés, portugués o italiano. Es un vértigo que te atrae hacia esa abismo de Roma que es nuestro pasado.

-¿Veremos en imágenes alguno de sus libros?

-Hay un contrato firmado para la trilogía de Escipión. Estamos con los guiones para una serie de tres temporadas. Se está traduciendo todo al inglés. Necesitamos convencer a unos productores americanos para que aporten 40 millones de euros. Es muy improbable que lo consigamos, pero es un sueño.

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