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El escritor malagueño Juan Madrid. Andrea Abril
Juan Madrid: «La vida sin escribir es un coñazo»

Juan Madrid: «La vida sin escribir es un coñazo»

El autor malagueño clausuró el festival de novela BCNegra, con una charla con Andreu Martín en la Modelo de Barcelona

eduardo m. espallargas

Madrid

Miércoles, 7 de febrero 2018, 12:05

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Con gabardina, gorra y una barba de aspecto descuidado pero elegante llega Juan Madrid (Málaga, 1947) a Barcelona. Es una tarde fría y lluviosa, de esas que no apetece ni salir a por pan, pero ha de hacerlo porque es el protagonista del acto de clausura del festival de novela negra de la Ciudad Condal, BCNegra. Una cita que, por si el contexto necesitaba aún más ingredientes, se celebró en el Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, conocido popularmente como Cárcel Modelo. «La opinión que me despierta la Modelo es la misma que todas las prisiones: un símbolo de represión».

Con más de cuarenta novelas a sus espaldas, una destacada carrera como periodista, guiones de televisión y dos películas dirigidas, entre otros proyectos, lo cierto es que Madrid aún tiene mucho que decir: «La vida sin escribir es un coñazo y la putada, claro, es morirte, porque ya no puedes escribir más». Lo suyo con las letras no es una cuestión romántica y artística, sino más bien un oficio de los de remangarse para contar historias.

«Somos cervantinos, y lo que descubre Cervantes es la ficción», una ficción con la que Madrid elabora tramas que beben de la realidad precisamente para poner la lupa en una sociedad «estructuralmente injusta». Lo hace con ojo crítico y lengua ácida, sin ningún tipo de reparo y alejado de lo políticamente correcto. Una autenticidad que se agradece en los tiempos del cacareo en redes sociales, filtros de Instagram y contenidos virales. Por ello, su estilo se amolda como bota de andamio al género de la novela negra, «la cual nace a principios del siglo XX para plantear la lucha reivindicativa del proletariado en aquellos años». Un género que el malagueño define «del futuro» porque «cada vez somos una sociedad más urbana» y la novela negra funciona «como un escalpelo con el que cortas una barriga de la que sale todo lo que tiene que salir».

Ahora bien, pese a su germen contestatario, la novela negra también se ha amoldado al discurso oficial: «En las novelas de Agatha Christie los policías eran los malos y los héroes, los detectives privados. Ahora es al revés, ahora la policía es maravillosa, quien nos defiende…». Una situación mediante la cual, según el autor, «nos venden su sistema de valores» y el discurso «está muy capturado, porque para vender tu producto tienes que estar de acuerdo con los medios de comunicación de masas. Si no te nombran, no existes».

Para esos lectores va dirigida ‘Perros que duermen’ (Alianza Editorial, 2017), su última novela que sirve de «homenaje al antifranquismo». El objetivo fundamental es «quitar barreras» a un periodo sombrío de la historia ya que, como explica, «la Guerra Civil sigue sin conocerse, no se explica por qué surge la II República y si se hace, se hace de puntillas… Vivimos en una situación desde el punto de vista intelectual catastrófica y se debe hacer una profunda reflexión», reconoce.

Enfrentados al fascismo

La novela cuenta la historia de Juan Delforo, también escritor y alter ego de Madrid, quien debe escarbar en el pasado de sus padres para descubrir el porqué de su relación con un comisario falangista de nombre Dimas Prados. Una trama que se desarrolla en tres planos temporales (1938, 1945, 2011) y que llevan al lector a bucear en la oscura posguerra. «Es también un homenaje a mis padres y a toda esa generación republicana que se enfrentó al fascismo, una lucha que fue el monumento ético más grande de Europa en aquel tiempo», confiesa.

Sus palabras son tan directas como su literatura, y en una charla con Madrid más vale no parpadear, porque en cualquier segundo se pasa de la Historia contemporánea a la crítica literaria o los quehaceres del periodismo actual. Eso sí, hay un tema sobre el que no cabe discusión: «Puedo cambiar de opinión, pero nunca de bando», enfatiza.

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