Carlos Villar Flor
Profesor de literatura inglesa en la Universidad de La Rioja ha llevado a la ficción su ensayo sobre la relación entre el inglés y su amigo el cura español
Su quinta novela es un trasvase de su quehacer académico a la ficción. Carlos Villar Flor firma una historia policiaca y una crónica de viajes, ... contadas con los recursos del misterio, titulada 'Tras las huellas de Greene' (Menoscuarto). El profesor de literatura inglesa del sigloXX de la Universidad de La Rioja publicó hace cinco años el ensayo 'Viajes con mi cura: Las andanzas de Graham Greene por España y Portugal'. Ahora acerca al gran público la historia como un aventura literaria.
Evelyn Waugh fue el escritor en el que centró su tesis y buena parte de sus traducciones. Graham Greene es su segunda curiosidad académica. «A partir de 2010 empecé a pensar que había un vacío importante en la biografía de Greene. Entre 1976 y 1989 hizo quince viajes a España. Sin embargo en sus biografías no había un estudio detallado de lo que hizo en cada viaje. Solo un libro de Leopoldo Durán, un profesor de la Complutense que le acogió y fue su anfitrión. Lo publicó en 1994, Greene había muerto en 1991. El texto es una hagiografía para demostrar que era un santo. Le trata de amigo y hermano. Tampoco ofrece detalles de cada viaje», explica Villar Flor (Santander, 1966) quien se lanzó a llenar ese vacío. «Tenía contactos en algunas universidades americanas donde están sus archivos, estuve en Boston, Georgetown, Oxford, Londres, viendo manuscritos».
De la documentación a la calle, fue buscando los 'terceros hombres', los conductores que tuvieron en cada excursión ya que ni Greene ni Durán conducían. «Solían ser alumnos del sacerdote a los que convencía y pagaba con el placer de estar cerca de 'un genio' porque lo idolatraba». Aquella investigación se plasmó en un ensayo «que se publicó días antes del confinamiento en pandemia y apenas tuvo difusión. Luego consideré la novela, convertir la información y las anécdotas en material novelable».
Ya en el carril de la ficción, jugó a mezclar géneros: arranca con una historia policiaca, el asesinato de un joven que vuelve de Georgetown con un manuscrito de Greene supuestamente robado. La crónica de viajes del británico y su amigo cura, con rasgos de 'biopic', y la historia de misterio que intentan desvelar el subinspector Mariana y el profesor Millán, con su guiño a Agatha Christie, completan el catálogo.
Precisamente es este último personaje el canal por el que Villar Flor nos ilustra sobre Greene, sobre su «aura de escritor macho aventurero, mujeriego e incluso putero», sobre su labor de espía en una doble vida que también llevaron Ian Fleming o JohnLe Carré, sobre su conversión al catolicismo y sus amores. «Millán tiene la única copia del manuscrito robado y sabe lo que pone, allí radica el misterio». El escritor nos sirve una sucinta relación de los viajes de Greene y su amigo español. Les mueve la pasión por Cervantes, el 'santo patrón', al que Villar Flor rinde homenaje mientras cuenta cómo se gesta 'Monseñor Quijote', la novela española de Graham.
Cuatro viajes a Valladolid
Greene recaló cuatro veces en Valladolid (1980, 1981, 1984 y 1986)y se alojaba en el Parador de Tordesillas, «su favorito». En su terraza se tomaba «el whisky de las 18:00 que no perdonaba. Un día, viendo a las chicas bañarse, hizo comentarios que hoy serían machistas que ponían nervioso al cura. Leopoldo, en la novela llamado Leocadio Morán, intentó reconducir la conversación hablándole de la castidad y pureza. Greene tenía un carácter endiablado, se enfadaba muchísimo y tuvieron un enfrentamiento agrio. De hecho los últimos informes psiquiátricos que revelan algunos biógrafos consideran que Greene tenía trastorno bipolar».
La investigación de Mariana y Millán les trae a Valladolid, tras visitar Salamanca y León, siguiendo los pasos del británico, también fascinado por Unamuno. La Plaza Mayor aparece en la película 'Monseñor Quijote' y Villar apellida al joven asesinado Ezpeleta, un guiño a quienes recuerden el proceso judicial de Cervantes por un suceso a la puerta de su casa vallisoletana. «La novela está llena de referencias que harán disfrutar más a quien las reconozca». Pero ¿por qué se interesa Graham Greene por Castilla?
«Mi hipótesis es que Greene empezó a venir a España al poco de la muerte de Franco. Se acordó de su admirador, el cura, que llevaba una década escribiéndole y le había ignorado cortésmente. Entonces le entra el interés por venir y lo vinculo con los informes que hacía para el servicio secreto, que eso sí está comprobado. Vino para informar de la España real en el posfranquismo y la transición», explica Flor. El País Vasco era uno de los focos que más interesaron a Greene para ese trabajo.
Inspiración española
«En segundo plano, está que se enamorara del verano y el sol español gracias a los planes que le organizaba el cura. Fue emergiendo una amistad sincera, sobre todo en segundo viaje de 1977 cuando tuvo un arrebato de inspiración y se dio cuenta de que el cura, nervioso, agitado, dramático, peculiar, podía ser un personaje interesante para una novela. Le gustaban los personajes conflictivos, redondos, no fáciles de escribir». Es en ese viaje cuando le rondó la idea de la novela 'Monseñor Quijote'. «Por eso mantuvo los viajes hasta 1982 cuando publica la novela. Después vuelve con motivo del rodaje en 1985».
En esa novela, Greene crea un 'quijote' cura y un 'sancho' alcalde comunista. «En la mía, Millán se enamora de una prostituta que se hace llamar Dulce, el eco de Dulcinea, un ideal que no existe.»
Greene y Durán, Millán y Mariana, el cura y el comunista, todos «son capaces de dialogar. Ese es un mensaje importante hoy que tendemos a la polarización. Si una persona no piensa como nosotros somos enemigos, eso es un error. Tenemos que ser capaces de dialogar y poner nuestras opiniones por debajo de las personas. Somos más que nuestras opiniones y podemos convivir con quien no piensa como nosotros», concluye el escritor.
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