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El escritor vallisoletano Antonio Salinero. henar sastre
Muere a los 59 años el escritor vallisoletano Antonio Salinero

Muere a los 59 años el escritor vallisoletano Antonio Salinero

Columnista de El Norte y cultivador de la novela negra, ganó el Premio Ateneo de Valladolid en 2001 con 'El seudónimo'

Víctor Vela

Valladolid

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Domingo, 10 de julio 2022

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No era aficionado el escritor Antonio Salinero (Valladolid, 1962) a la palabra regalada. «Escribo anárquicamente, solo cuando tengo algo que decir y no porque haya que aprovechar la feria del libro», decía en octubre de 2006, cuando su segunda novela, 'A vida o muerte', llegaba a las librerías, cinco años después de haber obtenido –con su primera obra, 'El seudónimo'– el premio Ateneo de Valladolid.

No se consideraba tampoco un escritor «burocratizado», de horarios fijos y la inspiración encadenada al escritorio. Antonio Salinero, escritor y columnista de El Norte de Castilla, falleció el sábado (tras una larga enfermedad que le diagnosticaron hace cinco años) y este domingo por la mañana su cuerpo fue incinerado en el tanatorio El Salvador.

«Antonio Salinero ha fallecido. Persona de excepcional talento y generosidad infinita. Seguirá existiendo a través de su obra», decía un mensaje de despedida en la cuenta de Twitter de un escritor que se adentró en los mecanismos de la novela negra como palanca para sacarle los colores a una sociedad que observaba con ojos críticos. «Más que novela negra, me gusta hablar de caja negra. A través de ella hago un repaso, una autopsia de todos los aspectos que a mí me parecen criticables», explicaba Salinero. Y a continuación, señalaba alguno de los males compartidos: «El desarraigo, la marginación, la vulgaridad contagiosa, la impostura...».

Licenciado en Derecho y funcionario de la administración de Justicia, Salinero Bombín fue uno de los fundadores de la revista literaria 'Rayuela', en la que publicó diversos relatos y poemas. Cultivó el ensayo ('Nuestros premios Cervantes: Francisco Umbral' y 'La razón de la sinrazón que a la razón se hace') y nunca dejó de colaborar en prensa.

En 2001 puso el punto final a su primera novela, 'El seudónimo', publicada por Algaida y con la que ganó el premio Ateneo de Valladolid. En ella había ya un retrato agudo y punzante sobre el mundillo literario, algo que retomó en 'A vida o muerte'. «En esta novela, más que criticar los premios amañados o el éxito fácil, voy también al escritor sin inspiración que necesita un negro para sobrevivir», explicaba en la presentación de un libro en el que no faltaban puyas para los «escritores vanidosos, profesionales, con esa egolatría que mira por encima del hombro...». Aquella primera novela de 2001 le abrió las puertas para representar a España en el III Encuentro Nuevos Narradores de Hispanoamérica, que se celebró en 2003 en Bogotá.

En 2017 publicó una tercera novela, también inscrita en el género negro, que tituló 'Qué bello es morir' (en la editorial Amarante) y en la que recuperaba al inspector Emerenciano Nereida, personaje de sus anteriores libros. «Como lector me gustan las novelas ágiles. Y el primer lector es uno mismo. Si no la ves ágil mientras escribes, cómo vas a convencer al lector de que te sea fiel hasta el final».

Amante de los diálogos frescos, el «adjetivo preciso» y del humor («el mejor lubricante», «la función de la literatura es divertir»), aplicaba también estos principios (entretener y buscar la sonrisa) en sus artículos quincenales en El Norte de Castilla, donde publicaba sus 'Balas de fogueo' desde el año 2018. Su última columna, 'Torquemada en Ferraz', vio la luz el 13 de junio.

El pasado martes envió un correo de despedida a la redacción del periódico: «Lamento comunicaros que por razones personales, de salud, no podré continuar enviando mi columna. Fue bonito mientras duró. Gracias por todo.»

«Escribió hasta que ya no pudo más. Hasta el final. Hasta que le faltaron las fuerzas», explicaba este domingo su pareja Begoña, quien resaltó la bondad de Antonio, «un compañero excepcional» que en octubre habría cumplido 60 años. Era padre de un joven de 18 años.

En 2015, Toño (como le llamaban los amigos) obtuvo el vigésimo premio internacional de narrativa de la Asociación de Periodistas de Ávila por el relato 'La vida es sueño'.

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