Las impresiones del músico caminante Diego Vasallo
El ex miembro de Duncan Dhu refleja su «pesimismo esperanzado» en 'El porvenir no llega, el pasado no importa', que publica Difácil
«Ser pesimista me lleva todo el día», escribe Diego Vasallo, un donostiarra que gusta de pasear por sendas poco frecuentadas de su ciudad. Piensa, ... registra y destila al ritmo de su deambular. Escribe en terrazas, a la sombra de tazas de café y té. En eso consiste su forma de ser un «escritor disperso». 'El porvenir no llega, el pasado no importa' (Difácil) es su último «cuaderno de apuntes» en el que se alternan textos y fotografías en blanco y negro.
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El Vasallo que escribe canciones (Duncan Dhu, Cabaret Pop y después en solitario) parte una base musical, antes el sonido que la palabra. «Ese es el apoyo en el que se sostienen los versos, las líneas, las estrofas. En cambio, los textos más narrativos o poéticos son espontáneos», apunta el también pintor.
Del aforismo al medio relato, los apuntes de las 133 páginas del libro que ha publicado el sello vallisoletano va ganando densidad. «El aforismo me interesa aunque no soy ningún experto. No lo frecuento demasiado porque me cansa, es algo que me gusta leer a ratos», explica quien escribe «tengo un corazón grande carcomido por pequeñeces».
Reconoce que hay en el libro, «poemas breves que se acercan a la sentencia. Quería probar ritmos distintos, el cuaderno comienza con textos breves y al final se van espesando». Músico de carretera, no le gusta viajar más allá de dos noches pero el trabajo ha hecho que «sueñe» con estar en casa.
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No cita a Robert Walser pese a pertenecer a la estirpe de deambuladores reflexivos. «Caminar es un ejercicio que permite una observación bastante detallada, el ritmo del paso humano es adecuado para el pensamiento», afirma. Sus instantáneas escritas abocetan un estado de perplejidad y melancolía frente a «la soledad de los bares, mirando la lluvia: esa música rara de pétalos mojados» . «Soy un pesimista al que le gustaría equivocarse y que la realidad no le diera la razón. Parece que los tiempos son tozudos y el día a día reafirma el pesimismo. También pienso que mi pesimismo está teñido de esperanza, de luz al final del túnel».
Fotos sin vocación artística
Confirma la perplejidad, «el asombro, el desconcierto que me provoca el discurrir del mundo. Ese no saber qué hacemos, ni dónde vamos, ni el por qué ocurren las cosas, nos lleva a dar tumbos y avanzamos así». Tampoco es sistemático en sus lecturas, solo en el gusto «por descubrir nuevos autores, por picotear». Yaunque dice no tener ninguno de cabecera, Cioran es importante en su mesa.
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Las fotos surgen como los textos, apuntes visuales, normalmente paisajes, terrazas, calles, vacías. «Soy muy pudoroso, me cuesta inmiscuirme en la trayectoria vital de los demás. Son fotos que no tienen vocación de creación artística. El espacio vacío tiene su música, su reverberación, es como el eco». Habla desde casa, la que pronto tendrá que dejar para rodar su último disco, 'Caemos como un ángel', que ya no podrá oír su amigo Rafael Berrio.
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