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Julia Navarro, en la librería Oletvm de Valladolid. Henar Sastre
«El avance del racismo demuestra que no aprendemos de la historia»

«El avance del racismo demuestra que no aprendemos de la historia»

Julia Navarro reflexiona sobre el peso de la conciencia en una novela de casi mil páginas, que este miércoles comentó en Oletvm

Jesús Bombín

Valladolid

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Miércoles, 19 de diciembre 2018, 21:03

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Absorbida por el periodismo durante 35 años, en 2004 Julia Navarro (Madrid, 1953) decidió arrinconar el seguimiento de la actualidad y las crónicas parlamentarias para dedicarse por completo a escribir novelas que logra colocar entre las más vendidas. A 'La hermandad de la sábana santa', un estreno con éxito y ediciones en treinta países, han seguido títulos como 'La sangre de los inocentes', 'Dispara, yo ya estoy muerto' o la última presentada hace dos años, 'Historia de un canalla'. En su séptima novela, 'Tú no matarás', reúne a tres personajes que huyen de la España de la Guerra Civil para trasladarlos en su exilio a la Alejandría de la II Guerra Mundial y el París ocupado por los nazis. Ayer compartió con los lectores en la librería Oletvm sus ideas sobre literatura.

–Escribir una novela de casi mil páginas es un desafío para usted pero también para el lector.

–Tengo un problema y es que no me salen las novelas cortas. Me salen largas y voluminosas, de 900, 1.200 páginas... Aunque nunca me planteo cuántas páginas ha de tener un libro. Cuento mis historias en el espacio que necesito y creo que requieren para ser contadas. 'Tú no matarás' es una reflexión sobre el peso de la conciencia, la venganza, la naturaleza humana. Mis novelas son de personaje e intento hacer ese viaje a la condición humana, a lo más recóndito, y con la última que he escrito busco rendir un homenaje a la literatura, a los editores, a las personas que trabajan en la imprenta, a los traductores, a los poetas, a los libreros, a los lectores.

–De 'Tú no matarás' ha dicho que al escribirlo tuvo una implicación emocional que no se dio en otros libros.

–Se gestó en paralelo con mi anterior novela, 'Historias de un canalla' y empecé a escribir ambas a la vez, lo que resultó una locura porque son dos historias distintas y un empeño imposible. Y me di cuenta de que con 'Tú no matarás' tenía una implicación personal hacer ese viaje a los años 40, a la época en que mis abuelos eran jóvenes en aquella posguerra española tan dura. Eso tuvo un coste y terminé guardando la novela en un cajón hasta que pude retomarla en 2016.

–Habla del peso de la conciencia. ¿Qué lleva a unas personas a sentirlo y a otras a ser inmunes a él?

–Salvo que uno sea un psicópata, el peso de la conciencia está ahí, no se puede impedir que aflore. Hay un momento en la vida en que a todos nos visita y nos mira a la cara.

–¿Cómo se ha documentado para recrear esa España de posguerra?

–Ha sido un proceso muy laborioso. Afortunadamente en nuestro país hay historiadores extraordinarios que nos han contado y relatado con precisión no solo cómo fue la Guerra Civil sino también los años de la posguerra. Lo mismo sucede con la II Guerra Mundial y cómo era esa Europa asolada por el nazismo. Alejandría es una ciudad que yo conozco y de la que me enamoré cuando tenía 20 años leyendo 'El cuarteto de Alejandría', de Lawrence Durrell, como también me fascinó leer 'Alejandría, historia y guía', de Forster.

–¿Se mantiene vigente el antagonismo de las dos Españas?

–En absoluto. Creo que la Transición puso punto y aparte con los 40 años del franquismo y la Guerra Civil. Otra cosa es que haya algún fleco pendiente de resolver. A Franco hay que sacarle del Valle de los Caídos y que su familia lo entierre donde crea conveniente, salvo en un lugar público. No es aceptable que un dictador tenga un mausoleo público. Y hay que hacerlo desde la absoluta normalidad, aunque los problemas que tiene la sociedad del siglo XXI son otros. Franco debería desaparecer de los titulares de los periódicos, no tiene más recorrido. La sociedad española está hoy en otras cosas, sobre todo los jóvenes, que tienen unos desafíos importantes.

–¿Tiene una fórmula de éxito para escribir 'best sellers'?

–Eso de vender libros nadie te lo garantiza. Siempre que va a salir una novela espero los resultados con cautela, con humildad. No hay una fórmula mágica para saber que voy a escribir esto o lo otro con ingredientes que gusten a los lectores, eso no existe. Además, sería terrible sentarse a escribir desde esa premisa. El trabajo de creación es la necesidad de narrar una historia y contar lo que necesitas contar, no se puede uno sentar delante del folio en blanco a ver qué escribo que le guste a los demás.

–Ha sido cronista parlamentaria. ¿Cómo ve el panorama político?

–Me retiré porque era muy complicado compaginarlo con escribir novelas y estar en el día a día de la actualidad. Antes lo veía contándolo desde la primera fila y ahora a través de la televisión, la radio, los periódicos, y veo que la sociedad está llena de desafíos. Vivimos un momento complicado, con un avance de la xenofobia y el racismo en Europa que demuestra que no aprendemos las lecciones de la historia; es absolutamente desolador. Y está el tema de las nuevas tecnologías, que son una oportunidad pero también un problema porque va a suponer la desaparición de muchos puestos de trabajo y no veo que haya nadie pensando qué ocupaciones alternativas se van a crear, con lo cual los jóvenes lo tienen francamente mal. Me preocupa que en este país siga sin invertirse en investigación y desarrollo.

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