Antonio Colinas: «Ha habido una mirada a la España de interior, busquemos un camino al mundo rural por ahí»
El poeta leonés prepara la donación de su archivo y biblioteca personal a su ciudad, La Bañeza
Lleva dos meses y medio en la casa de sus abuelos, donde pasaba los veranos de niño, en un pueblo del zamorano Valle ... de Vidriales. Allí hay una calle que lleva su nombre, Antonio Colinas. El paisano ilustre sigue en el «ocio ocupado de quien trabaja con la cabeza».
La presentación de su último poemario, 'En los prados sembrados de ojos' (Siruela), tuvo que suspenderse. Ahora ultima la cuarta entrega de sus 'Tratados de armonía', libros de aforismos y pensamiento que resumen su «filosofía de vida». Los dos primeros fueron escritos en Ibiza, donde pasó 21 años, y los dos segundos en Salamanca, «donde ahora cumplo también 21 años». Colinas rememora: «Nunca fui por capricho a los sitios, siempre he ido donde la vida me ha llevado por distintas razones. Cuando dejé la isla, muchos decían que vaya cambio, al frío. Yo estaba vacunado, en León hemos conocido inviernos y nevadas que ya no hay. Pero tenía mis razones; mis padres eran mayores y los estudios de mis hijos». Considera que sus «raíces siempre están aquí, aunque mi cabeza y mi corazón vayan por ahí. He intentado universalizarlas sumando vivencias y en permanente diálogo con otras culturas tanto de Extremo Oriente como de las dos orillas del Mediterráneo o Latinoamérica».
Así que en su biografía se han ido sumando periódicos de Ibiza, de Bérgamo, de Madrid, de León, Salamanca y Valladolid. «Mi familia es comprensiva», se disculpa.
Ahora prepara la cesión de su archivo y su biblioteca a su ciudad, La Bañeza. «Podían haber ido a una universidad extranjera, pero ha sido una apuesta personal». También revisa dos antologías de su poesía para Italia y Alemania.
Hay tres constantes es su poesía: la música, la luz y la naturaleza. «La crítica siempre ha destacado lo musical, lo órfico de mis poemas y lo he procurado cuidar. De ahí la afición al alejandrino, al endecasílabo, aunque mis últimos poemarios sean en verso libre. La música es siempre hermana de la poesía». En cuanto a la luz, «por un lado es algo físico; cobriza en nuestra tierra, fogosa en el Mediterráneo. También está la luz del conocimiento. Concibo la poesía como una vía de conocimiento escrita para que el lector piensa y sienta, la luz que desea ir más allá con las palabras».
La naturaleza es el líquido amniótico. «Como poeta tiendo a idealizar las cosas y quiero una armonía con el medio natural». Colinas considera que «vamos hacia un segundo virus, el que ataca a la situación económica. Es triste, pero esperemos que se bandee de la mejor manera posible. Mi hijo lleva tiempo esperando volver a Ibiza, donde trabaja. Parece que la cosa va mejor, esperemos que pase este lamentable desprecio por el turismo. Porque no solo es playa y placer sino miles de trabajadores que dependen de él. Creo que se puede aprovechar la ocasión para armonizar el turismo. También esta situación ha supuesto una mirada a la España de interior, que es autosuficiente con su producción agrícola, el turismo rural y los espacios naturales. Quizá se pueda buscar un camino por ahí para esta España vaciada. Vivimos en un mundo muy urbano y dependiente».
Celebró el año pasado medio siglo de labor. «Se me puede acusar de muchas cosas pero no de no trabajar. Han sido 50 años de poesía, de traducciones, de crítica literaria y entrevistas», recuerda quien ha recogido el Premio LericiPea y el Dante Alighieri.
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