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Los 60 años del fin de 'El Señor de los Anillos'

Los 60 años del fin de 'El Señor de los Anillos'

El día 20 de octubre se cumplen seis décadas desde que se publicara el último número de la trilogía: ‘El Retorno del Rey’

M. E. García

Martes, 20 de octubre 2015, 20:18

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J. R. R. Tolkien. El escritor de literatura fantástica más influyente de todos los tiempos vio como, tal día como hoy hace 60 años se publicaba el tercer volumen de su trilogía de El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey llegaba a las librerías un 20 de octubre de 1955. Sin redes sociales y sin smartphones, no es difícil imaginar cómo hubiera sido aquel lanzamiento hoy en día. Seguro que con un par de temas del momento mundiales: #VuelveTolkien o #ESdlAERdR.

El origen de El Señor de los Anillos llegó con la publicación de El Hobbit (un cuento que Tolkien había escrito para sus hijos). Tuvo tanto éxito que, desde la editorial le pidieron que continuara la historia, a lo que accedió. Lo que nadie sabía era que le llevaría más de una década terminar la trilogía y que inventaría todo un universo a partir de ella gracias a sus conocimientos teológicos (era un católico convencido y practicante), lingüísticos y literarios. De hecho, era profesor de Lengua y Literatura en Merton y ocupó la cátedra Rawlinson y Bosworth en la Universidad de Oxford, enseñando anglosajón.

Su prosa se basa en la de las grandes sagas nórdicas, sobre todo, Boewulf y compitió con un gran amigo suyo C. S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia. Todo por una especie de apuesta en la que se retaron a escribir una historia fuera de tiempo, en el caso de Tolkien y fuera del espacio, en el caso de Lewis.

Tolkien era extremadamente conservador: sus ideas sobre princesas y caballeros, el honor y la guerra deja muy claro que era un hijo de su tiempo y de sus profundas creencias. Sin embargo, si cabe destacar algo moderno en él es su preocupación por el Medio Ambiente en una época en el que el Medio Ambiente no tenía ni nombre. Los malos de sus sagas maltratan la naturaleza, talan los árboles, la explotan, la utilizan para dejar tras de sí destrucción. La naturaleza se cobra venganza por medio de los ents los pastores de árboles y de los ucoros, árboles que caminan y destrozan todo aquello que encuentran a su paso. La realidad es que Tolkien veía la industrialización de Inglaterra como la destrucción del entorno rural de su país (representado por los hobbits) y todo ese pesar lo trasladó al papel.

Su participación en la Primera Guerra Mundial donde, perdió a muchos de sus amigos, lo convirtió en un hombre pacifista. En distintos fragmentos de cartas que envía a su hijo habla sobre la II Guerra Mundial y lo compara con su mitología:

«...estamos intentando conquistar a Sauron con el Anillo. Y (según parece) lo lograremos. Pero el precio es, como lo sabrás, criar nuevos Saurons y lentamente ir convirtiendo a hombres y elfos en orcos»

A Tolkien se le ha acusado de racista, pero en sus cartas se puede leer todo lo contrario. De hecho, aunque apoyó a Franco cuando tuvo conocimiento de la quema de iglesias, y aunque creía que el nazismo era un mal menor ante los soviéticos nunca se mostró de acuerdo con la política racial de Hitler. Es famosa su réplica a sus editores alemanes cuando le pidieron que confirmara que no tenía un origen judío:

«Si debo entender que quieren averiguar si soy de origen judío, sólo puedo responder que lamento no poder afirmar que no tengo antepasados que pertenezcan a ese dotado pueblo. [...] me he acostumbrado a considerar mi apellido alemán con orgullo, y seguí considerándolo así durante todo el período de la lamentable pasada guerra, durante la cual serví en el ejército inglés. Sin embargo, no puedo dejar de comentar que si averiguaciones impertinentes e irrelevantes de esta especie han de convertirse en la regla en cuestiones relacionadas con la literatura, no está entonces distante el momento en que tener un apellido alemán deje de ser fuente de orgullo».

En cualquier caso, el racismo y las ideas políticas de Tolkien suponen, todavía hoy, parte de distintas discusiones académicas.

Las películas

Si existe algo capaz de encumbrar a la popularidad más absoluta una obra literaria es el cine. A El Señor de los Anillos le llegó su hora con la adaptación de la trilogía por parte de Peter Jackson. Fan confeso de la obra de Tolkien, Jackson decidió filmar las tres películas al mismo tiempo y estrenarlas con un año de diferencia entre ellas. Además, dotó a las cintas de un halo de realismo dentro del género fantástico. Una producción tan cuidada que pudiera traer, de verdad, al universo de Tolkien a la tierra.

Jackson logró su trilogía después de algunos obstáculos habituales en este tipo de producciones: cambio de productora, varias reestructuraciones de guion, etc. En su día esta superproducción marcó un antes y un después en el cine ya que se crearon multitud de criaturas íntegramente de manera digital y se incorporó a un actor al que nunca se le vería la cara: Andy Serkins se convirtió en los movimientos, gesto y voz de Gollum, una técnica que Serkins ha repetido en otros largometrajes como El Origen del Planeta de los Simios y su secuela.

La parte artística de la trilogía es una auténtica delicia para los amantes de la lustración. Los mayores expertos en dibujar el mundo Tolkien: Alan Lee y Jonh Howe participaron activamente en la parte artística y muchos de los diseños de los escenarios de las películas parte de su obra. Desgraciadamente en el equipo no se encontraba Ted Nashmith el tercer dibujante Tokien.

La Comunidad del Anillo llegó a los cines en 2001 junto a otra franquicia fantástica de altos vuelos. Harry Potter y la Piedra Filosofal ganaba la partida en recaudación. El año siguiente cambiaron las tornas y Las Dos Torres ganaba en público a Harry Potter y la Cámara Secreta. El Retorno del Rey consiguió ser la segunda cinta más vista de la historia tan solo superada por Titanic, aunque con el tiempo ha bajado en el escalafón.

En total, la trilogía de El Señor de los Anillos es una de las cinco sagas con más éxito: Harry Potter, James Bond, Star Wars y Shrek (sin tener en cuenta los ajustes de la inflación). En cuando a premios, la trilogía consiguió, en total, 17 Oscar, 11 de los cuales pertenecieron a El Retorno del Rey igualando la marca que ya habían conseguido Benhur y Titanic.

Puede que hoy sea un gran día para recuperar la gran aventura. Esa que comenzó con un hobbit, un anillo, un dragón y un gran viaje: «En un agujero en el suelo vivía un hobbit y su nombre era Bilbo Bolsón...»

El Señor de los Anillos no ha pasado de moda. En el siglo XXI se pueden aprender muchas cosas de esta trilogía. La más importante: el Anillo es una metáfora del poder, de la ambición mal entendida, de cómo puede corromper al más bueno de los hombres, cómo es posible resistirse a él. Cómo la voluntad férrea, la colaboracióny la amistad es lo único que puede salvarnos de la maldición.

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