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Emilio Martínez-Lázaro, Michelle Jenner y Dani Rovira. Efe
«Si 'Miamor perdido' llega a la décima parte de 'Ocho apellidos' estaría muy bien»

«Si 'Miamor perdido' llega a la décima parte de 'Ocho apellidos' estaría muy bien»

Emilio Martínez-Lázaro y Dani Rovira vuelven a formar tándem en una nueva comedia romántica con un toque gamberro

Iker Cortés

Madrid

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Jueves, 13 de diciembre 2018, 20:03

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Hay algo de pareja de hecho y bien avenida en el tándem que conforman Dani Rovira y Emilio Martínez-Lázaro (Madrid, 1945). Los artífices de uno de los mayores taquillazos del cine español ('Ocho apellidos vascos') y su secuela han vuelto a unir sus fuerzas en 'Miamor perdido', una comedia romántica con un tono algo más irreverente y gamberro que une las vidas de Mario, un cómico de incipiente éxito en el mundillo, y Olivia (Michelle Jenner), una actriz entusiasmada con el teatro de la crueldad. Ambos se enamoran, pero una noche, al plantearse que toda relación se acaba, terminan rompiendo y el gato callejero que habían adoptado, Miamor, se acaba escapando, una excusa más para que los personajes acaben tirándose los trastos a la cabeza.

Cabe preguntarse si, a estas alturas de la película, quedaba algo que decir del amor. «¿Cómo novedad? Me parece que no. Las cosas que se cuentan en este filme ya se han dicho otras veces», reconoce Martínez-Lázaro. «Lo que me interesa es que la película quede bien, que la historia sea coherente y que el público no respire y yo creo que en ésta los espectadores no van a separar los ojos de la pantalla, a pesar de que son solo dos personajes casi toda la película».

Puede que no haya aportado gran cosa al género de la comedia romántica pero para el realizador desarrollar una historia en torno a dos personajes que se enamoran «siempre es un punto de partida interesante». La de 'Miamor perdido' llegó casi por casualidad, cuando el madrileño leyó uno de los guiones de su hija Clara ('Una casa frente al mar'). Era tan bueno que se empeñó en llevarlo a la gran pantalla, pero su hija se negó en rotundo. «Quería dirigirla ella, así que le pedí que me escribiera otra historia».

Clara se puso en contacto con Miguel Esteban ('El fin de la comedia' , 'Capítulo 0') y, sabiendo que su padre tenía a mano a Rovira, comenzó a elaborar un argumento en torno a un cómico que acaba triunfando de forma desaforada, un elemento que solo está de fondo en una trama que rápidamente viró hacia la historia de amor y la «no creencia en la duración de las relaciones personales». Era la primera vez que el cineasta trabajaba con Clara y lo cierto es que las broncas subieron de tono en más de una ocasión. «Al ser mi hija, se atrevía más a discutirme», explica divertido. Pero la sangre no llegó al río.

«Me atrapó el guion»

Quienes parece que lo han tenido fácil son Jenner y Rovira, la actriz y el cómico dan vida a una actriz y un cómica. «Hombre, yo no soy tan intensa», apunta Jenner. «Y yo hago de cómico pero en un rodaje te tienes que levantar a las siete de la mañana y los cómicos trabajamos por la noche», comenta entre risas.

A la hora de embarcarse en esta aventura, a Jenner le atrapó el guión. «Cuando lo recibí no paraba de reirme y me imaginaba haciendo todas esas gamberradas y explotando esa vis cómica que no había explotado mucho, así que fui de cabeza», reflexiona. Una tesis a la que se suma Rovira: «He leído muchos guiones de comedia, pero es muy difícil que tu en tu casa solo tengas que dejar de leer porque te estás riendo». Pero, además, para Rovira había otro ingrediente importante: volver a coincidir con Martínez-Lázaro.

Pero, ¿qué tiene el cineasta para que Rovira vuelva una y otra vez a él? «Supongo que hay una parte de admiración, agradecimiento y cariño enormes y, luego, no deja de ser un director que me ofrece proyectos muy chulos. Habría que ser muy inepto para decir que no», sostiene Rovira. «Nos entendemos muy bien, los dos tenemos mucho sentido del humor y tenemos muchos lugares comunes. Y cada vez nos tenemos que comunicar menos y eso es bonito en una relación director-actor», resume.

Pese a todo, confiesa Martínez-Lázaro que el éxito de 'Ocho apellidos vascos' sigue pesando a la hora de afrontar cualquier proyecto pero dice que lo mejor, «porque si no te amargas», es no pensar en ello: «Entre las dos han hecho cerca de 100 millones de euros, si esta película llega a la decima parte estaría muy bien».

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