'Doctor Strange en el multiverso de la locura': caminos fílmicos

Marvel y su filme número 28. No me seducen las películas de superhéroes, pero es necesario hablar de ellas. Un dato significativo: en el día del estreno, había sido la de mayor recaudación, con mayoría de público joven, como tuve ocasión de comprobar. La vida comercial de las salas depende de este tipo de obras que atraen a los espectadores, dato que resulta fundamental en esta época tecnológica y de plataformas potentes.

No es de los filmes de superhéroes más largos, dos horas, y tiene algunos de los defectos comunes, sobre todo en el guion:los personajes se multiplican, las situaciones se repiten, se mezclan con otras series y no terminan. Son producciones caras y con efectos especiales bien realizados.

Aquí hay una ventaja. Sam Raimi, el realizador, que vuelve, tiene talento, tanto en las secuencias más espectaculares (en las que el fuego y el vuelo, aparte de los monstruos, son la base), como en la creación de imágenes insólitas y bellas (una escalera, por ejemplo), las puertas y los paisajes que siguen. Raimi ha abierto también una historia de amor, en este mundo loco de varias realidades. El ritmo está compensado y se han evitado las peleítas a manos de tantas películas.

Están todos y todas, Wong, Mordo, La Bruja Escarlata, que tiene un largo papel con sus poderes, esas manos de las que surge el fuego, y una chica jovencita, América, que confiere un toque especial a su relación con Strange y el Profesor X, la vejez que procede de X Men. Todo un mundo, o varios mundos, como varios Strangers que se multiplican.

Filmes de superhéroes: cine comercial necesario. Este arte tiene varios caminos y debemos tener la posibilidad de recorrerlos todos. Eso sí, con la garantía de un realizador que sepa potenciarlos e intérpretes como Cumberbatch que sepan jugar.

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