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Mario Camus.
«De cada veinte películas españolas que se hacen funcionan tres»

«De cada veinte películas españolas que se hacen funcionan tres»

Mario Camus reflexionó sobre su trayectoria y la situación actual del séptimo arte español en ‘Cine y Patrimonio’

samuel regueira

Jueves, 17 de noviembre 2016, 12:57

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El cineasta santanderino Mario Camus (1935) protagonizó ayer la jornada central de la segunda edición del curso Cine y Patrimonio, la iniciativa que acoge la Universidad de Valladolid organizada por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico en colaboración con la Seminci. Artífice de éxitos clave de nuestra producción fílmica, como Los santos inocentes o La colmena; y televisiva, como Fortunata y Jacinta o La forja de un rebelde, la suya es una figura conectada con la buena adaptación literaria al celuloide, y aunque elude pronunciarse sobre muchos aspectos de la industria cinematográfica actual, no ha podido evitar mencionar las dificultades que, a su juicio, se presentan a día de hoy para encontrar financiación, independientemente de quién sea uno: «Con mi nombre no llego ni a la puerta del edificio del productor», aseveró.

«No me importaría volver a dirigir una película», declaró Camus, retirado desde el año 2007, «pero pensar en buscar a la persona que la respalde, la cadena de televisión, la comunidad autónoma... Es todo mucho más complicado que hacerla», añadió, para terminar calificando este proceso como «una pérdida de tiempo lamentable». El realizador y guionista trata de ver cine español actual, al que ve muy centrado en los géneros; «en especial el policiaco y el de los zombis», y ha transmitido su sensación de que «de cada veinte películas españolas que se hacen, funcionan tres», además de que no son pocos los nuevos cineastas «que sacan su primer trabajo y ya no pueden estrenar el segundo».

Miembro de la llamada Generación de los 60, a la que también se adscriben los directores Carlos Saura, Miguel Picazo, Basilio Martín Patino o Francisco Regueiro, entre otros, reconoce a su grupo de profesionales como «epígono de la Literatura de una década atrás, con Carmen Martín Gaite y Ana María Matute», y que para la historia patria funcionaron como «el arma que usó [José María] García Escudero para cambiar el cine». El entonces Director General de Cinematografía era, de acuerdo a Camus, un hombre «más adepto al séptimo arte que a su propia ideología». En declaraciones anteriores a su ponencia, el ganador del Goya al mejor guion en 1993 por Sombras en una batalla reconoció que se sentía «afortunado por haber podido jugar con todos los palos de la baraja», en referencia a su éxito tanto dentro como fuera del régimen, antes y después de la censura, en trabajos más personales o por encargo, en la pantalla grande o en la pequeña.

Sus inquietudes de entonces desfilaban más por los caminos ya trazados por el Neorrealismo italiano o el Cinema Novo brasileño, en contraposición al cine del franquismo, «más interesado en emular la comedia americana y con un cierto hincapié en los temas históricos». Camus también se prodigó en detalles en torno a uno de sus más recordados éxitos; el de Los santos inocentes a partir de la novela de Miguel Delibes: «En cuanto la leí, vi que había algo estupendo para una película».

Contó Camus que recientemente se había enterado de que su película, protagonizada por Alfredo Landa y Francisco Rabal, bien pudo haberse llevado la Palma de Oro en Cannes en 1984 «si no hubiera votado en contra el jurado español», el escritor y guionista Jorge Semprún, con quien el año anterior había trabajado en la película televisiva Los desastres de la guerra. Sin entrar en más detalles, el director sí quiso corroborar la famosa anécdota entre él y Dirk Bogarde, presidente de aquel jurado y encendido defensor de la película, cuando se encontraron años después en un restaurante parisino: «Me presenté y le agradecí mediante una nota su apoyo a Los santos inocentes, nos saludamos y charlamos unos instantes, y cuando se fue, el camarero me devolvió el mensaje con las palabras Milana bonita».

En la charla también participaron el decano Javier Castán y el editor Jesús Herrán, para quien «pocos directores tienen la cultura literaria de Mario Camus, que a veces escribe con imágenes y a veces escribe con palabras».

La jornada de Cine y Patrimonio continuó con la charla En defensa del patrimonio español: Cine y Arquitectura, a cargo de la profesora universitaria Josefina González Cubero.

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