El actor Álex García asegura que tiene «todo un siglo por delante» para dedicarse a la interpretación con el apoyo de Medina del Campo

El tinerfeño Álex García, al que la 29 Semana de Cine de Medina del Campo entrega hoy el Roel de Actor del Siglo XXI, aseguró que tiene «todo un siglo por delante» para dedicarse a la interpretación, también con el apoyo del festival medinense. «No puedo más que dar las gracias. Cuando supe que me daban este premio, sentí mucha presión. Intención no me falta. Agradezco la alternativa que me da el certamen, espero venir dentro de 40 años y que la Semana de Cine me dé un homenaje, porque esto es un milagro de vida», señaló.

Además, dirigió sentidas palabras al director del festival, Emiliano Allende, a quien definió como una «persona que cree en el cine», una cuestión que hace que el actor siga creyendo. «Me hace mucha ilusión, me recuerda que se puede soñar en esta profesión», recalcó.

El actor, protagonista de uno de los grandes éxitos cinematográficos nacionales del último año, La novia, de Paula Ortiz, señaló su vínculo con la cita medinense, al que hace algunos años acudió a presentar Clases particulares y Lo importante, de Alauda Ruiz de Azúa.

Sobre la película basada en Bodas de sangre, de Lorca, que ha supuesto un punto de inflexión en su carrera y le ha descubierto al gran público, ha asegurado que le hizo «crecer como persona». «Hice un ejercicio de pudor que me llevo como ser humano», explicó. La cinta cuenta con varias escenas comprometidas junto a Inma Cuesta, que mañana recogerá también el roel de Actriz del Siglo XXI en la 29 Semana de Cine. «Es más fácil desnudarse de ropa que de alma. Yo me vi en un momento que la vida me vino y me dijo que me desnudara, y me regaló La novia», comentó.

El intérprete canario hizo también referencia al carácter rompedor de la película de Ortiz, que aborda un clásico del teatro nacional con un formato muy original. Una característica que comparte también El Burlador de Sevilla, adaptación teatral de la obra de Tirso de Molina en la que participó a finales de 2015 en el Teatro Español, bajo la dirección de Darío Facal.

A este respecto, destacó la importancia de recuperar a los clásicos, principalmente a través de proyectos que se salgan de lo convencional: «Al público, si le das propuestas interesantes, te las compra. Hay que quitarse censuras, bloqueos, hay que perderle el miedo a los clásicos, por decirlo de alguna manera, porque son universales y se adaptan a todos los tiempos y a todos los rincones del mundo».

Igualmente, consideró que La novia «ha venido muy bien a la cultura de este país» porque ha logrado «captar la atención del público joven, que se ha entusiasmado». «Ese es el mayor regalo que yo me puedo llevar como actor», dijo. Sin embargo, confesó estar interesado en participar también en películas dirigidas a un público más masivo: «Mi sueño es hacer películas comerciales que hagan reflexionar al público», deslizó.

Próximamente, Álex García estará en la gran pantalla con tres películas pendientes de estrenar: Kiki, el amor se hace, de Paco León; Gernika, de Koldo Serra; y La punta del iceberg, de David Cánovas. Además, en mes y medio comenzará el rodaje de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, de María Ripoll, en la que da vida a «un músico no al uso, muy alternativo, con personalidad». Un personaje cómico, como el de la cinta de León, dos trabajos en los que da rienda suelta a su vis más humorístico. Sea comedia o drama, un clásico o un texto contemporáneo, cine, televisión o teatro, aseguró que prepara cada papel con absoluta dedicación: «Que mi trabajo sea bueno depende únicamente de mí, lo único que puedo hacer es trabajar y trabajar, sobre todo de cara al cine: lo que haces en dos meses de tu vida, perdura para siempre. Como amante del cine, lo sé. Cada plano de cada película no volveré a hacerlo», sostuvo.

Además, el actor ultima su primer proyecto como productor teatral, El amante, dirigido por Nacho Aldeguer y en el que participarán Daniel Pérez Prada y Alicia Rubio. Se trata de una versión de la obra homónima de Harold Pinter. «Quiero plantear un proyecto diferente en el que los sentidos estén vivos, que los espectadores tengan una experiencia. Ya estoy arruinado y todavía estamos en pre-producción», comentó entre risas, «pero no importa, porque esto es pasión».

Sobre pasarse al otro lado de la cámara, reconoció no sentir excesiva atracción: «Hace unos años dirigí un cortometraje, Un día cualquiera, pero soy muy crítico y sé que no logré hacerlo bien. Saqué cien copias que están guardadas en casa de mi madre en Tenerife. Es muy difícil ser director y ser un director bueno, por eso los admiro tanto. Me gusta más contar historias, pero como actor», concluyó.