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Presentación del libro 'Las ferias de antaño', de José Miguel Ortega, en el Aula de Cultura de El Norte.

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Presentación del libro 'Las ferias de antaño', de José Miguel Ortega, en el Aula de Cultura de El Norte. Henar Sastre

Una fuente inagotable de anécdotas del Valladolid de los siglos XIX y XX

José Miguel Ortega presentó este jueves su libro 'Las ferias de antaño', en una nueva sesión del Aula de Cultura de El Norte de Castilla

Eva Esteban

Valladolid

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Jueves, 17 de octubre 2019, 22:13

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Dice José Miguel Ortega (Valladolid, 1943) que es un tipo «con suerte». Que siempre le han salido «bien» las cosas y nunca le ha faltado de nada. «Siempre he hecho lo que he querido», reconoce. Esta vez no podía ser menos. Aunque, cuenta, le ha costado «lo suyo». En 2007 se marcó un objetivo: contar la intrahistoria de las Ferias y Fiestas de Valladolid, indagar en aquello que la prensa «no publicaba» y «casi con total seguridad» no aparecía en los libros. Iba tomando notas y se autoconvencía a sí mismo: «ya habrá tiempo de hacerlo», recuerda. Ahora, doce años después, esas anotaciones, que recogen curiosidades de las grandes fiestas de la ciudad, se pueden conocer en 'Las ferias de antaño', el libro firmado por Ortega que se presentó este jueves en la Sala de Recepciones del Ayuntamiento de Valladolid, en el marco de un nuevo acto del Aula de Cultura de El Norte de Castilla, patrocinada por Obra Social la Caixa y el Ayuntamiento de la capital vallisoletana.

El relato, al que acompañan casi 200 fotografías de gran valor histórico, discurre por ese Valladolid de los siglos XIX y XX bullicioso. Barracas, carruseles, divas del teatro o figuras del toreo se mezclan a lo largo de los diez capítulos que construyen el libro con los ineludibles actos deportivos tan típicos en la trayectoria y vida de Ortega, cronista deportivo.

El encuentro, que contó con la participación de cronista oficial de la ciudad, José Delfín del Val, pues suyo es el prólogo –«es bonito, entretenido y necesario por las características del libro, con trascendencia histórica», aseguró– no fue más que un regreso al Valladolid de los siglos XIX y XX. A aquellos años en los que las corridas de toros eran un espectáculo de gran éxito –«si no no se entiende que gastaran tanto dineral en ello», contó Ortega– y en el que el entramado del Real de la Feria estaba situado en el lateral más próximo de la Acera de Recoletos. «Por entonces ya era el lugar más emblemático de la capital y el de más coste», señaló.

Llegada del primer circo

Las casetas de las Ferias tampoco eran como hoy se las conoce. Apenas tenían un metro cuadrado de amplitud y estaban estructuradas por materias: las bebidas por un lado y las comidas por otro. En 'Las ferias de antaño' se habla de estas y otras «pericias» que ocurrían en las fiestas. Como, por ejemplo, del amplio despliegue que se creó para la llegada del circo Krone. El amplio elenco, formado por cerca de 800 personas y otros tantos animales, se trasladó a la ciudad en tren. Era principios del siglo XX y «fue impresionante». «Era tan grande que traían tres pistas y no había sitio suficiente para ubicarlo», incidió el periodista. Finalmente, la representación se llevó a cabo en el cuartel de caballería Conde Ansúrez. Abrió la veda. «A partir de ahí», afirmó, llegaron a la ciudad «grandes compañías».

También señaló el escritor vallisoletano las prácticas que María Guerrero, «la actriz de mayor calado que ha habido en España», realizaba cuando actuaba en Valladolid, «también en Ferias». «Alquilaba toda la tercera planta del hotel de Francia para ella sola y su equipo», añadió. 'Las ferias de antaño' son una fuente inagotable de anécdotas de las fiestas. Una forma distinta de conocer Valladolid, que permite retrotraerse y conocer la ciudad desde una perspectiva lúdica y festiva.

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