Anxo Pérez: «Todos tenemos un talento que dejaría al resto del mundo boquiabierto»
El emprendedor ofrece hoy en el Aula de Cultura máximas de espíritu positivo que explica en el libro ‘Los 88 peldaños del éxito’
PPLL
Jueves, 26 de marzo 2015, 10:06
Su discurso está repleto de frases escuetas que marcan su camino. «Vale más una acción que mil ideas», «Sacar títulos sin aprender es como ir en noria y presumir de viajar», «Si sale mal, durará un segundo; si sale bien, durará toda la vida»... Son algunos de los consejos que sintetizan su forma de afrontar la vida. Forman parte de la doctrina desgranada en el curriculum que ha colgado en su web, en el que cuenta que tiene cinco titulaciones universitarias, que habla nueve idiomas castellano, gallego, inglés, francés, alemán, portugués, alemán, chino y ruso, y toca seis instrumentos.
Ha creado el método 8Belts para aprender chino mandarín en ocho meses con media hora de dedicación al día y ha publicado Los 88 peldaños del éxito, obra con más de 50.000 ejemplares vendidos. Hoy, jueves 26 acude al Aula de Cultura de El Norte para exponer sus ideas. Al referirse a sus comienzos subraya que la suya no es una historia de éxito, sino de esfuerzo. «Soy de Finisterre, marché con solo 15 años a Estados Unidos. Defiendo que soy malo en casi todas las áreas y muy bueno en unas poquitas y este patrón funciona con todo. Todos tenemos un talento que dejaría al resto del mundo boquiabierto».
En Estados Unidos vivió unos años en los que se pagó los estudios repartiendo pizzas, cortando el césped y haciendo multitud de tareas que le llevaron a trabajar como intérprete para el FBI o hacer de traductor simultáneo de Obama. Hasta que un día cambió todo. Tuvo el convencimiento de que su talento estaba desaprovechado. «Desde entonces, intento eliminar esa sensación. Dejé EEUU y recalé en la sede de la ONU en Ginebra como consultor económico y allí empecé con el chino porque es idioma oficial. Vi que en la enseñanza de idiomas se repetían los errores, independientemente de la lengua y del país. Y busqué soluciones como las de aprendizaje de 8Belts, que me han llevado media vida, hasta que al final acabé creando la metodología, en la que han trabajado matemáticos, guionistas, programadores, diseñadores creativos e incluso guionistas de cine». Lo que hace distinto a este método es que no hay aulas, libros de texto ni gramática, se imparte a través de Internet y, asegura, depara resultados sorprendentes: «Antes de dos semanas puedes tener una conversación a nivel básico. Tenemos miles de alumnos en 50 países, hemos pasado de un empleado que era yo a 70 en cinco países, la mayoría en España. Me centré en el chino porque la gente pensaba que era imposible aprenderlo, y pensé que demostrar al mundo que podemos hacerlo en ocho meses sería la mejor prueba de ello. No descartamos la posibilidad de extenderlo a otros idiomas».
Anxo Pérez apunta que las claves del éxito de este aprendizaje son varias, «pero hay dos muy importantes: una de ellas radica en que los resultados se palpan muy pronto, acortando el tiempo entre esfuerzo y premio. Si se consigue eso, la gente ve sentido al sacrificio y aumenta la motivación, lo que hace que la tasa de éxito sea mayor. No importa cuánta información entra en el cerebro, sino cuánta de la que entra se queda dentro».
Desmiente la afianzada idea de que los españoles tenemos mayores dificultades que en otros países para aprender idiomas. «Es una falsa creencia; si se enseña adecuadamente todo el mundo aprende un idioma; y lo hemos demostrado porque tenemos alumnos de 7 años y de más de 80 años», señala quien ha recibido premios como el de Ciudadano Europeo 2014 o el Deloitte Emprendedores 2013.
Otro frente de su actividad creadora es la aportación de claves de espíritu positivo, que ha resumido en Los 88 peldaños del éxito. ¿Qué ofrece? «88 claves variopintas. Se puede empezar por cualquier página, con ideas que se sitúan en peldaños. He tardado 13 años en dar con ellas, empecé anotándolas en 2001, son lecciones que yo escuchaba mientras la vida me hablaba y lo que hago es compartirlas».
Si fuera un político, la primera medida que adoptaría sería eliminar trabas burocráticas «que hunden el emprendimiento; los emprendedores no somos el problema, sino la solución». Y promovería la meritocracia, «que suban los mejores y los que más trabajen». Montó su empresa en pleno clima de tormenta económica por la crisis, en la que, dice, «el optimismo no es una opción, es una necesidad; hay que difundir mensajes cargapilas, en los que prime el aplauso y no la crítica sistemática, algo aplicable a la cultura de empresa».