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Marian Arlegui, directora del Museo Numantino. El Norte
Museo Numantino: de la resistencia celtíbera a la palmera de San Baudelio

Museo Numantino: de la resistencia celtíbera a la palmera de San Baudelio

La historia soriana se cuenta a través del centro provincial y sus filiales: San Juan de Duero, San Baudelio de Berlanga, Numancia, Tiermes y Ambrona

Victoria M. Niño

Valladolid

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Martes, 18 de agosto 2020, 07:35

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Narra la historia de una provincia extensa y limítrofe. El Museo Numantino sumó al Provincial de Soria el yacimiento de Garray y, con el tiempo, otras cuatro filiales más. Este «museo en red», como lo define su directora, Marian Arlegui, gestiona también el Monasterio de San Juan de Duero, en la capital soriana, la Ermita de San Baudelio de Berlanga y los yacimientos de Numancia, Tiermes y Ambrona (estos dos últimos con museo propio).

Huellas icnitas, celtíberas y romanas, palmeras norteafricanas en la meseta y arcos románicos con muesca musulmana describen el pasado de la provincia castellana más oriental.

El Museo Provincial nació al igual que sus homónimos como consecuencia de la desamortización. «En Soria hubo un gran mecenas Benito Aceña que impulsó el nuevo centro ligado a la excavación de Numancia en 1905. De ahí la vocación arqueológica, paleontológica y etnográfica de este nuevo museo, que se inauguró en 1919. El año pasado celebramos el centenario», explica Arlegui.

Se hizo una gran renovación en 1989, pero la falta de espacio obliga a guardar la colección etnográfica. Con ella son ocho los conservadores de la colección y otras 24 personas trabajan en la retícula museística.

La vocación arqueológica y la leyenda numantina marcan el centro de la capital que tiene como punto neurálgico la sala de Numancia. «Es un homenaje a nuestro origen. La excavación en Garray hasido constante desde los noventa y el plan director concluye este año. Ahora habrá que continuar con el trabajo de interpretación de la valiosa información recabada, de lo hallado. Descifrar el material a la luz metodológica de cada momento es nuestro deber, somos intermediarios para que ese conocimiento llegue a la sociedad, un museo está para servir a sus coetáneos. No hay que agotar el yacimiento sino dejar una reserva para el futuro y para las nuevas técnicas que vengan».

De los vestigios de esa comunidad celtíbera que se defendió heroicamente de los romanos, Arlegui destaca «la creación cerámica. Pintaron sobre vasijas motivos geométricos, escenas cotidianas y de guerreros, animales míticos. Es un conjunto sorprendente que nos permite aproximarnos a su cultura». Provincia de turismo estacional, «los yacimientos son más de verano y los museos de invierno», aclara quien recomienda la visita a Numancia guiada, «eso es irremplazable».

Sin dejar la ciudad, a orillas del Duero, el Monasterio de San Juan, los arcos de su claustro es una lección de la sección medieval. «Es un románico humilde, intimista. La arquería tiene cinco estilos y da cuenta de la influencia musulmana. Fue fundado por los Hospitalarios. Tiene una virgen románica, una lauda sepulcral hebrea y un alifato, un hueso animal con letras árabes, con lo que eso significa simbólicamente. Está en un paraje extraordinario, vinculado a la repoblación».

Elefantes sorianos

La Ermita de San Baudelio de Berlanga tiene una historia «ajetreada. Las pinturas fueron arrancadas en los años veinte y llevadas a parte se llevaron a Estado Unidos, al Metropolitan de Nueva York. Esta triste historia marcó la concienciación sobre el patrimonio nacional. Es un sorpresa en el camino, una estancia de inspiración musulmana con las paredes pintadas en dos estilos, un lugar mágico que se fue conociendo por el boca a boca y que permite comprender la alta edad media». Ambrona junto con Torralba son el eco del pasado africano de esas tierras, cuando los elefantes pastaban en la meseta y allí guardan la prueba. Por su parte Tiermes, aliada de Numancia, es un yacimiento profusamente excavado desde finales de los setenta hasta 1998, que fue ocupado hasta el siglo XVI.

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