JOSÉ CARLOS CASTILLO

El arte de lanzar cuchillos que se entrena en Valladolid

Los artistas circenses Nebur Frick y Manoela Wolfart, vecinos de Villabáñez, se juegan la vida con su número extremo en el circo Tamberlick

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 12 de octubre 2022

Con todos ustedes… ¡el gran Nebur Frick y la impresionante Manoela Wolfart! Dos grandes artistas de circo y de teatro callejero. Él, de Ciudad Real. Ella, de Brasil. Se conocieron en Madrid y se trasladaron a vivir al pueblo vallisoletano de Villabáñez. Allí, hace cinco años que encontraron la inspiración para crear espectáculos increíbles y extremos. Ayer sorprendieron a su público con su actuación en la pista del circo Tamberlick, recién llegado a la capital del Pisuerga. Una propuesta que todavía no ha cumplido un año de vida, pero que ha recuperado el espíritu del circo de antaño. El de los redobles. Aquel en el que lo extraordinario cada tarde se convierte en realidad sobre la pista.

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El número de Nebur y Manoela es de los que dejan sin respiración. Cada uno es la diana del otro. Son lanzadores de cuchillos. Su habilidad y puntería se basan en largas horas de entrenamiento, en la confianza mutua y en la capacidad de visualizar mentalmente, con microsegundos de antelación, el resultado del lanzamiento.

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Con tan solo 14 años, Nebur descubrió el mundo del circo y le caló hondo. Mientras las carpetas de sus compañeros estaban decoradas con recortes de los Backstreet Boys, las suyas presumían de artistas como el Capitán Maravilla, Viktor Kee, Raúlez o el gran Fuman. A este último le vio actuar con 15 años y desde entonces supo que quería dedicarse al circo. Estos días comparte pista con su ídolo, algo que le hace sentir «todavía más artista». Sus primeros malabares y equilibrismos los hizo con espectáculos de calle «a la gorra», para pagarse sus estudios. Formó parte de la compañía de circo Carampa, hasta que creó la suya propia, Pass and Company, con la que cosechó grandes éxitos en el TAC de Valladolid en 2016.

Manuela hizo sus primeros malabares con 19 años. Lo que empezó como un hobby se convirtió en obsesión. Se formó en la Escuela Nacional de Circo de Brasil y se especializó en antipodismo, que es el arte de hacer malabares con los pies. Se conocieron en 2016 en Madrid. Compartían tantas pasiones, que se convirtieron en pareja sentimental y también artística. «Cada uno dominábamos unas disciplinas y juntos empezamos a trabajar en otra más, el lanzamiento de cuchillos, algo que requiere gran concentración, entrenamiento y temperamento», cuentan.

Él traía la puntería de serie, ya que fue lanzador profesional de dardos. A ella le costó un poquito más, pero ahora, es la única mujer lanzacuchillos de España que trabaja en un espectáculo de circo tradicional. Se trasladaron a Valladolid, animados por amigos. Lo que era algo temporal, ya va para cinco años. «Esta ciudad está muy bien situada. Desde aquí nos movemos mucho, sobre todo por el norte de España. Y lo mejor es que aquí hay una gran cultura del espectáculo. La gente aprecia el arte y no hay que luchar por los aplausos. Es un público agradecido», remarca Manoela, que en el circo Tamberlick hace un número de malabares con los pies, con pañuelos y con la tranca. Él, sobre monociclo y, a continuación, juntos exhiben su puntería extrema. «Elevamos el número a la máxima dificultad, de forma que Manoela me lanza cuchillos con fuego y con la cara tapada. Por eso, el circo es tan mágico», subraya Nebur.

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Se han enamorado de esta vida circense. «En Villabáñez vivimos en un entorno precioso. Sin embargo, desde que nos hemos unido al circo, vivimos en una caravana. Cada día nos despertamos en una ciudad y disfrutamos de las vistas a la carpa del circo. ¿Qué más podemos pedir? Estamos felices de actuar en Valladolid y de que nos vean nuestros amigos. Aquí la gente ama el circo y este está hecho con mucho gusto», dice esta pareja que, durante cuatro días (desde hoy jueves hasta el domingo 16), debe atender otros compromisos artísticos en Las Palmas, donde llevarán su espectáculo de teatro de calle 'La Chimba'. Esos días, serán sustituidos en la pista del Tamberlick por Rubén Martín y Stephanie Bouchard, un vallisoletano y una canadiense afincados en Villanubla, que dejarán el pabellón bien alto con su número de bicicletas acrobáticas y equilibrio sobre botellas y sillas.

El espíritu del circo clásico

Catorce sesiones de clown, lírica, música en directo e increíbles espectáculos circenses esperan por delante al público vallisoletano. Hasta el próximo domingo 23 de octubre esta carpa climatizada estará levantada y acogerá a los mejores equilibristas, funambulistas y acróbatas. Su director, el gallego Xandre Vázquez, no esconde su ilusión por este proyecto. «Somos un circo joven que ya ha rodado por Vigo, Burgos, Bilbao, Orense… y que en Valladolid estrenamos nuestra carpa. Tenemos importantísimos artistas llegados de diferentes países y lo curioso es que ninguno de nosotros viene de tradición circense, pero lo amamos con todas nuestras fuerzas». «Tamberlick recupera el espíritu del circo clásico, conserva su esencia y la lleva al máximo nivel. Tiene una preciosa línea argumental que cuenta la historia de un mendigo que, gracias al poder de la imaginación, convierte la realidad que le rodea en un mundo mágico», añade Paulo Meral, actor y director del espectáculo.

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¡Pasen y vean el mayor espectáculo del mundo ha llegado a Valladolid!

CIRCO TAMBERLICK. Hasta el 23 de octubre en la explanada de la calle Mieses (Valladolid). Desde 15 euros

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