Borrar
Urgente La jueza decreta el ingreso en prisión del Jefe de Estupefacientes de Valladolid
Manuel Arias, subdirector del Museo Nacional de Escultura, explica ‘El santo entierro’, de Juan de Juni, a un grupo de visitantes.

Descubriendo a Juni y a otros escultores favoritos

Los conservadores del Museo Nacional de Escultura desvelan cada día a las visitas la historia y detalles de su pieza predilecta en una charla de 15 minutos

JESÚS BOMBÍN

Sábado, 3 de septiembre 2016, 14:08

Alonso Berruguete, Gregorio Fernández, Juan de Juni, Pedro de Mena y otros tantos artistas que tallaron sus obras para la posteridad tienen quien cuente sus desvelos por la perfección, su trato diario con la madera, el barro o la piedra para narrar una historia o remover sentimientos a través de sus creaciones. Son los conservadores y técnicos del Museo Nacional de Escultura, que hablan a pie de obra de detalles que pasan desapercibidos al visitante. Porque cada pieza esconde siglos de historia, avatares diversos que la han llevado hasta la sala, restauraciones a lo largo del tiempo y aspectos poco conocidos o que escapan a quien hace la visita individual por las salas del Colegio de San Gregorio.

Desde 2013, todos los meses de la época estival a las 12:00 en punto del mediodía, un integrante del personal técnico del museo habla a los visitantes sobre su pieza favorita, compartiendo sus conocimientos directamente con el público que, avisado por megafonía, decide interrumpir el recorrido por las salas para hacer una escala y atender a esta charla de 15 minutos.

«Esta conversación con el público tiene un atractivo especial», aprecia Manuel Arias, subdirector del Museo Nacional de Escultura. «A la gente le encanta, al menos así lo dejan escrito algunos visitantes en el libro de firmas cuando acaban el recorrido por el Colegio de San Gregorio; es un pequeño regalito dirigido a un auditorio muy heterogéneo con la idea de que cuando se vaya lo haga satisfecho, que es la gran dificultad de los museos, contentar al que sabe y al que no».

Arias ha elegido una de sus piezas predilectas, El santo entierro, de Juan de Juni. Es uno de los conjuntos escultóricos con el que ha tenido más relación y ha estudiado en profundidad. Los visitantes le hacen corro y se sitúa a uno de los lados de las siete piezas que lo componen para detallar que estamos ante una obra referencial que marca la identidad del museo. «Procede del convento de San Francisco de Valladolid y fue encargada por el obispo Fray Antonio de Guevara. El encargo del trabajo estaba ya hecho antes de 1540 cuando Juan de Juni (Joigny, Francia, 1507-Valladolid, 1577), enfermo, redacta en Salamanca un primer testamento, señalando que tiene un trabajo de imaginería pendiente de realizar para el obispo de Mondoñedo, en el convento de San Francisco de Valladolid. La recuperación del escultor hizo que concluyera la obra y quizás favoreció su instalación definitiva en la ciudad».

Detallado el contexto, Arias hace un repaso del grupo escultórico mostrando cómo Juan de Juni «establece una ordenación de los personajes concentrados en la figura yacente de Cristo, agrupados en volúmenes en una estudiada disposición del movimiento, como si se tratara de una danza en la que solo José de Arimatea establece una relación visual con el espectador, mostrando apesadumbrado una espina de la corona».

Invita también a los visitantes a apreciar el modelado de los personajes de la escena, el modo de girar las figuras sobre sí mismas, el abultado plegado o la «morbidez realista» de los rostros, consecuencia de una forma de trabajar la madera como si el artista modelase el barro con las manos. Incide también en las influencias italianas de las tallas, «desde la cabeza poderosa de Cristo inspirada en el Laocoonte, hasta las evocaciones miguelangelescas».

La última restauración se llevó a cabo en 1977, aunque hay restos de la policromía del siglo XVII que pueden apreciarse situándose tras el conjunto escultórico, cuenta mientras algunos visitantes siguen su indicación para apreciar esta particularidad en torno a la pieza renacentista.

Otro día le toca el turno al conservador José Ignacio Hernández, para hablar sobre el paso procesional Sed tengo, de Gregorio Fernández, y la jornada siguiente, de nuevo Manuel Arias, en esta ocasión para contar con detalle aspectos del retablo de San Benito, de Alonso Berruguete, otro de sus autores de cabecera. Pasan los días, y el particular calendario que marca el desfile de piezas con los conservadores y técnicos contando su historia anuncia la llegada del fin del verano y de una iniciativa que esperará al próximo para ser repetida y disfrutada.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Descubriendo a Juni y a otros escultores favoritos

Descubriendo a Juni y a otros escultores favoritos