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Mercedes Basso, directora de la Fundación Arte y Mecenazgo impulsada por La Caixa;la abogada María Teresa Bastida;Angélica Tanarro, responsable de la sección de Culturas de El Norte, y Ana Martínez de Aguilar, del Museo Esteban Vicente. Henar Sastre
Expertos analizan la desconexión entre la ciudadanía y el arte

Expertos analizan la desconexión entre la ciudadanía y el arte

La Asociación de Artistas Visuales reúne a educadores, coleccionistas y gestores para abordar los retos del sector

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Domingo, 30 de noviembre 2014, 11:52

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Hasta hace poco resultaba extraño escuchar a un gestor cultural utilizar términos como «identificación de marca» o «retorno de inversión». En el discurso de Pedro Pérez Castro, director del Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis de Salamanca, tales conceptos se repiten con naturalidad. «Consideremos nuestra actividad como un producto», se reafirma, invitando a los museos a que tomen como referencia experiencias empresariales de éxito sin perder de vista «la vocación de servicio público a la ciudadanía» que «no podremos llevar a cabo si no conocemos los mecanismos de la competencia». Entre esa competencia están para él los «centros comerciales».

Pérez Castro lanzaba este sábado algunas ideas provocativas que generaron debate en el marco de la jornada Coleccionismo y empresa. El arte como estrategia empresarial, organizada por la asociación AVA Castilla y León (Artistas Visuales Agrupados) en colaboración con la Junta de Castilla y León, y que tuvo lugar este sábado en el Centro Cultural Miguel Delibes como continuación de las ya celebradas en el Musac. Ana Martínez de Aguilar, directora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, de Segovia, fue de las más combativas al rebatirle y alertó del peligro de convertir los museos en mero espectáculo. Angélica Tanarro, jefa de Culturas de El Norte de Castilla, en su papel de moderadora, puso el punto de vista conciliador: sí a las estrategias de captación de público que permitan corregir la desafección de la ciudadanía hacia el arte (especialmente el contemporáneo) pero solo para llevarles hasta la puerta del museo: «Falta tanto por hacer, tanta información y tanta pedagogía para lograr esa conexión que a mí me preocupa que nos quedemos en la superficie», apuntó la periodista.

Se habló mucho de desconexiones, en varios sentidos. De la que existe entre las personas y el arte contemporáneo se ocupó Olaia Fontal. Docente universitaria y directora del Observatorio de Educación Patrimonial en España, Fontal hizo hincapié en el papel de los educadores en la formación de jóvenes que aprendan a valorar el pasado como vía óptima para interesarse por las manifestaciones artísticas de su presente y puedan así trasmitir ese sentimiento de pertenencia a las generaciones venideras, porque «somos lo que somos en la medida en que lo hemos sido».

La educación es lo que puede «volver a estructurar países» y conceder «la capacidad de análisis crítico», incidía Martínez de Aguilar, quien se refirió a la «cultura como un derecho» y a la obligación del Estado de «protegerlo, mantenerlo y desarrollarlo». En este aspecto no faltó la alusión a la necesaria actitud colaborativa que supone la plena implicación de la ciudadanía y la colaboración entre las administraciones públicas y el ámbito privado. Fueron inevitables las menciones a la largamente acariciada pero por el momento frustrada Ley de Mecenazgo.

Mercedes Basso, directora general de la Fundación Arte y Mecenazgo impulsada por la Caixa, personificó la conveniencia de la inversión privada en cultura: «Si la administración carece de medios adecuados habrá de facilitar la estructura para que se pueda compartir esa responsabilidad».

Rafael Orbegozo, jefe de gabinete de Presidencia de Iberdrola, y Jaime Sordo, presidente de la Asociación 9915 y propietario de la colección Los bragales, aportaron respectivamente la experiencia del coleccionismo corporativo y del coleccionista particular, aquejado de esa «drogadicción legalizada» que impulsa a atesorar obras de arte. Coincidieron en la necesidad de trabajar por abrir las colecciones al gran público y en las dificultades que vive el mercado artístico en España, un país lleno de «prejuicios», señaló Sordo, y en el que mantener y desarrollar una colección de arte es «luchar contra viento y marea», remató Orbegozo.

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