Crónica negra de Valladolid

Una puñalada mortal, «un arrebato» y un cadáver ensangrentado en Medina del Campo

Miguel Ángel asesinó a José Manuel, el nuevo novio de Pilar, su todavía mujer, tras clavarle un cuchillo de cocina de grandes dimensiones y fue condenado a quince años de prisión

Ángela Gago

Valladolid

Jueves, 30 de octubre 2025, 06:50

Noche del 27 de diciembre de 2017 en Medina del Campo. Pilar, acompañada por José Manuel, su compañero de trabajo y nuevo novio, fue a ... casa de los abuelos paternos de su hijo de once años para recoger al menor. Todavía estaba casada con Miguel Ángel, al que había pedido el divorcio. Antes de las 22 horas, Pilar llamó al telefonillo y su aún suegra le dijo que, como el padre del niño no estaba, no le entregaba al menor.

Publicidad

La pareja esperó cerca del portal y Miguel Ángel, de 46 años y conocido como 'El Terre', que había sido avisado por su madre de la presencia de Pilar, no tardó en llegar para «evitar que se llevaran a su hijo». Tras unas palabras sobre la ruptura del matrimonio, subieron al domicilio. Nada más entrar, los tres se dirigieron a la cocina y los abuelos se quedaron en el salón con su nieto. La conversación sobre las condiciones del divorcio fue subiendo de tono cuando se abordó la custodia del niño, que padecía autismo.

Durante la discusión, según la sentencia, también intervino José Manuel, de 26 años, que dijo que el niño tenía que irse esa misma noche con su madre y que la custodia tenía que ser para ella. Entonces 'El Terre' cogió un cuchillo, de al menos quince centímetros de hoja y cuatro de ancho, y se abalanzó sobre el joven. El agresor se lo clavó a escasos centímetros del ombligo. La puñalada le perforó el intestino y le alcanzó el páncreas. A pesar de la gravedad, José Manuel y Pilar consiguieron bajar andando los cuatro pisos del edificio del número 16 de la calle Pozo y se refugiaron en el cercano bar Geli. Allí, fue asistido por un cliente, que llamó a Emergencias y trataba de taponarle la herida. Los dueños del local llamaron a la Policía.

Transcurridos unos minutos, llegaron varias dotaciones policiales y el 112, que trasladó al herido al Hospital de Medina. Sobre las 23:30 horas, José Manuel fue intervenido de urgencia en quirófano, pero los sanitarios no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Falleció casi a las dos de la madrugada por el shock hemorrágico sufrido en el abdomen.

Publicidad

Cuando los agentes subieron al domicilio de los padres, se encontraron con que habían limpiado la escena del crimen. Hallaron el mango roto de un cuchillo y en la basura la hoja del mismo. En un segundo registro, debido a las dudas respecto al arma utilizada, se intervino otro extraído de un taco de la cocina. Miguel Ángel, acompañado por su padre, fue detenido sin oponer resistencia y se ordenó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza. Uno de los agentes afirmó que se encontraba «fuera de sí».

«Se iban a llevar a mi hijo»

Ante el juez, dijo estar convencido de que «se iban a llevar a mi hijo». Relató que cuando estaban en la cocina, se inició una discusión porque pretendía llevarse al menor, perdió el control, cogió un cuchillo «con el único propósito de que José Manuel se marchara de casa, pero sin el niño. No era mi intención hacerle daño».

Publicidad

José Manuel Gutiérrez García vivía con sus padres en la pedanía de Villalba de Adaja, en Matapozuelos. Su madre era de Hornillos de Eresma, donde residía gran parte de su familia. Tenía cinco hermanos y trabajaba en Matapozuelos en la misma empresa de piezas de aluminio que Pilar, su novia.

Miguel Ángel López Gálvez y Pilar V. V. residían en Pozaldez y llevaban casados desde el año 2000, tras cinco años de noviazgo. A principios de diciembre de 2018, él recibió una carta de su esposa en la que le comunicaba el deseo de romper la relación. Entonces iniciaron una terapia de pareja, pero él se mostraba «muy inquieto, alterado y preocupado por la ruptura del matrimonio porque no la aceptaba». Según Pilar, el padre de su hijo era «muy celoso» y, de forma habitual, consumía cocaína, marihuana y varios Red Bull al día. 'El Terre' era vocalista del grupo de música heavy 'Kain'.

Publicidad

Cartas entrecruzadas

Dos semanas después de la tragedia, se sucedieron unas cartas entrecruzadas, escritas tanto por Miguel Ángel como por la familia del joven. En ellas, el primero imploraba el perdón por sus actos: «Estoy muy arrepentido, no sé por qué reaccioné así, ha pagado las consecuencias el que menos culpa tenía». Aseguraba no saber quién era la víctima. De hecho, explicaba que le conoció justo antes de que sucediera todo. «No puedo cambiar el pasado y sé que no me perdonarán nunca», reconocía. «Lo siento desde lo más profundo de mi corazón. Que Dios me perdone», añadía en la carta escrita en prisión con fecha de 12 de enero.

Por su parte, los familiares de José Manuel, cuya portavocía ejerció su hermana Ana, le calificaron como «monstruo sin corazón, una mala persona. Un asesino. Estamos viviendo una pesadilla. Nos vamos a la cama y no dormimos. Nos lo has arrebatado sin conocerle de nada, sin motivo. Te ensañaste con él».

Publicidad

«No hay perdón que valga. Quiero justicia. Es mi único consuelo», escribía Ana. También exigía conocer la verdad: «Los padres y él mienten. Limpiaron la escena del crimen, lavaron los cuchillos y seguimos sin saber cuál se usó». Su abogado trasladaba que «la familia creía que la carta la escribió para hacer creer que había un arrepentimiento que no existía».

En abril de 2018, la Fiscalía imputó a Miguel Ángel por un delito de homicidio, al no considerar que la muerte fuera premeditada, y pedía una condena de quince años de cárcel. Solicitaba una indemnización a cada uno de los padres de la víctima con 90.000 euros.

Noticia Patrocinada

La acusación particular sostenía que era un asesinato, mantenía que hubo premeditación y alevosía, y veinte años entre rejas, junto con el pago de idénticas indemnizaciones.

La defensa, que solicitaba dos años y medio de prisión, pretendía demostrar que Miguel Ángel había actuado impulsado por un trastorno transitorio, circunstancia atenuante. Para ello, encargó a catedráticos de Psiquiatría un informe sobre su estado mental, que recogía que «pudo sufrir un arrebato como consecuencia del estrés y la presión psicológica que sufría por la crisis en su matrimonio».

Versiones opuestas

Durante el juicio, celebrado en marzo de 2019, el relato de Pilar sobre lo que ocurrió aquella noche fue opuesto al de su todavía marido. En lo único que coincidieron fue en que su hijo estaba con sus abuelos en el salón cuando se cometió el crimen. La testigo subrayó que el acuchillamiento se produjo con la luz apagada. Confirmó que 'El Terre' se acababa de enterar de que mantenía una nueva relación desde hacía apenas un mes y le preguntó que «quién era ese».

Publicidad

«Ya en la cocina, José Manuel no dijo nada sobre la custodia, solo me acompañaba», aseguró. «Alguien me empujó y acabé en la puerta de la galería. Acto seguido oí decir a José Manuel que le estaban apuñalando. Intenté volver a la cocina, pero alguien me lo impidió. En ese momento, se encendió la luz y cuando le puse la mano para que no se levantara y le vi el estómago, fui consciente de la gravedad», rememoró Pilar.

«Solo quería que se callara, tenía que haberle dicho que qué hacía allí. Él no tenía ningún derecho sobre el niño», declaró Miguel Ángel. «Le dije varias veces que no interviniera, que no nos dejaba hablar. Estaba apoyado en la encimera, de espaldas y no sé lo que cogí. No fui consciente de que le había clavado un cuchillo», explicó en sede judicial.

Publicidad

Para los forenses, aunque el autor del crimen se encontraba en una situación de ansiedad, no tenía mermadas sus capacidades volitivas y era plenamente imputable. La autopsia señaló que la herida también afectó a la vena gástrica corta, por lo que perdió tres litros de sangre. La víctima no presentaba heridas defensivas en los antebrazos y el golpe en la cabeza se debió a la caída tras recibir la cuchillada.

Con alevosía y sin confesar

El veredicto del jurado popular fue unánime: Miguel Ángel López era culpable de un delito de asesinato. Todos sus miembros consideraron que 'El Terre' actuó con alevosía y sabía perfectamente lo que hacía al no tener mermadas sus facultades mentales y volitivas. La víctima, José Manuel Gutiérrez, no tuvo la mínima oportunidad de defenderse de la sorpresiva agresión. El magistrado le condenó a diez años de prisión, con la atenuante de confesión. La sentencia contemplaba el pago de una indemnización de 180.000 euros a los padres de la víctima.

Publicidad

Sin embargo, el TSJ consideró que no había confesado y elevó a quince años la pena. «El acusado fue detenido cerca del bar al que fue trasladada la víctima al observar los agentes que tenía las manos ensangrentadas». El Tribunal advirtió de que nadie preguntó por la confesión al jurado y aclaraba que no huir del escenario no era lo mismo que colaborar con los investigadores.

'El Terre' «ni siquiera aportó dato alguno que permitiese esclarecer totalmente los hechos, ya que ni dijo qué arma había utilizado ni facilitó su localización, llegando incluso a negar el hecho que se le imputaba». Para el TSJ, el ponente del fallo cometió un error de interpretación de los hechos que el jurado popular consideró probados. La defensa de 'El Terre' interpuso un recurso de casación, pero el Supremo lo desestimó y confirmó los quince años de cárcel.

La próxima semana

El cazador que mató a tiros a su exmujer en Huerta del Rey.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad