Vox lanza la precampaña en Valladolid en clave nacional: foto de Abascal y visita de diputados
José María Figaredo y Carlos Quero convocan un evento en un centro cívico a veinte metros de la sede provincial del PSOE
El último mitin que Vox dio en un centro cívico de Valladolid fue en el de La Victoria. Allí apareció el hoy eurodiputado, Jorge Buxadé, ... en un acto previo a las municipales de 2023. También compareció en la plaza de la Universidad, a cielo abierto, para las europeas, como lo hizo Santiago Abascal en la plaza de San Pablo para las generales.
Pero este jueves José María Figaredo y Carlos Quero, los rostros jóvenes de Vox junto a la también diputada Pepa Millán, no acudieron a esos lugares. Hoy, después de una semana repartiendo pasquines por el entorno universitario, por ejemplo, ambos congregaron a los suyos en el centro cívico Bailarín Vicente Escudero.
Es decir, a veinte metros de la sede provincial del PSOE. De ese lugar donde se manifestaban, entre otros, los ex altos cargos de Vox en la Junta, Juan García-Gallardo y Mariano Veganzones. Un Veganzones que, aún como consejero, botaba ante la sede socialista mientras se coreaba «puto rojo el que no bote».
Un evento cuya organización corre a cargo del Comité Ejecutivo Provincial (CEP) de Valladolid, presidido por Jesús Jiménez. Hay en el partido quien ve poco oportuno elegir ese escenario, aunque tampoco se descarta que haya sido una elección casual. Casualidad o no, el hecho es que este acto coincide con el despliegue de vallas de Vox por la ciudad. No con el mismo objetivo con el que lo ha hecho el socialista Carlos Martínez, que busca darse a conocer con su idea de 'el alcalde de todos', sino con el de situar la contienda autonómica de marzo en clave nacional. Porque el que sale en la foto es, de nuevo, Santiago Abascal. Aún no hay ni candidato, de hecho. La única vez que Vox no empleó la imagen de Abascal como imán del voto, con el candidato designado en segundo plano, sino que cedió su espacio al aspirante, fue en Andalucía… Con Macarena Olona. El resultado fue malo para sus aspiraciones iniciales así que vuelta a los orígenes. Abascal por delante y el que venga, a situarse a rebufo de las siglas.
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No solo cuenta con la imagen de Santiago Abascal, sin más indicativo que un «Queremos un Valladolid…» en lo alto del cartelón. Lo de abajo ya se ha visto en otras campañas de partidos del mismo espectro ideológico. Chega, en Portugal, utilizó en el año 2022 una valla publicitaria en la que aparecía, a un lado, Andrés Ventura, el líder del partido, con dos mensajes: «+ salarios, + pensiones». Y junto a él, los cuatro representantes de los adversarios políticos, con otros dos mensajes en color rojo: «- desperdicio, - políticos». En las que jalonan Valladolid desde hace unos días, emergidas en cierto modo como respuesta táctica al 'vallado' de Carlos Martínez, aparecen Feijóo y Sánchez a la izquierda con un «sin» acompañado de «inmigración ilegal, fanatismo climático, atraco fiscal, estafa bipartidista». A la derecha figura Santiago Abascal acompañado de un «con» junto las palabras «seguridad, prosperidad, libertad». Y también, por si alguien no se había percatado, «Santiago Abascal», aunque no será él quien lidere la candidatura en las autonómicas, obviamente.
Esta coincidencia no es nada casual. Ni nueva. Chega propugnó la creación de un sindicato en Portugal con el nombre de Solidaridade, a la imagen y semejanza exactas de Solidaridad, el sindicato de Vox en España, y con la misma intención de reducir el espacio de los sindicatos mayoritarios. El movimiento aglutinado en Europa bajo la bandera de Patriots (Marine Le Pen en Francia, Viktor Orban en Hungría, Matteo Salvini en Italia) comparte mensaje y estrategia.
Figaredo y Quero también anticiparon el sentido del mitin y su público objetivo. En la misma octavilla que repartían por el distrito universitario, por detrás, aparece una especie de test simple. «¿En qué coincides con Vox?». Aparecen veinte puntos. «Cada uno supone un 5% sobre 100%», explica la mínima instrucción necesaria para completarlo. Y claro, aprovecha el todo o nada como táctica. Aquí no hay grises. «Creo que en España se pagan demasiados impuestos». Así, sin matices en función de los ingresos, o de si eres empresario, autónomo o trabajador por cuenta ajena, o en qué se invierten esos impuestos. «Opino que hombres y mujeres no somos enemigos», es otro mensaje. «Pienso que hay que conservar las tradiciones que nos unen», sin especificar a cuáles se refieren.
Un estudiante de Alternativa Universitaria (izquierda) de la Universidad de Valladolid podría marcar fácilmente diez de esas casillas si no supiera de dónde proceden. Por ejemplo, «apoyo un sistema sanitario y educativo público». Y otro de ADDE (derecha) de la misma universidad pincharía casi con seguridad en 15 casillas.
Y ahí está el quid de la cuestión.
Chega consiguió su gran momento electoral gracias a una penetración masiva en el electorado más joven. Vox ha conseguido, según las encuestas, incrustar su mensaje en ese mismo segmento de la población. Figaredo, ante los medios de comunicación, quiso imprimir «localismo» al mensaje. «Hemos dado una vuelta por Valladolid, llevamos todo el día aquí», dijo. Y había visto «desindustrialización», barrios en los que las «clases medias» ya no quieren criar a sus hijos y una provincia «despoblada». En un solo día. Es decir, lo mismo que Vox dice observar en todos los territorios. La adaptación local al mensaje incluyó las referencias a la zona de bajas emisiones y la tasa de basuras, que no son más restrictivas y más caras, aseguró, gracias al empeño de Vox en el pacto de Gobierno. Ahí se va a plantear, si Bambú lo ordena, la nueva batalla municipal en el tándem de gobierno de Valladolid y en el resto de los ayuntamientos. Y lo hará pronto, porque ya no se trata solo de las elecciones de Castilla y León, que están ya a la vista, sino de Extremadura, que supondrá la primera gran encuesta con voto real el 21 de diciembre.
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