La película sobre Nevenka y los hilos hacia políticos en activo

Casi 25 años después de la denuncia de Nevenka Fernández, la película no pudo rodarse en Ponferrada. Eso ya dice mucho sobre el poso que perdura de un caso en el que la víctima tuvo que marcharse fuera de España para retomar su vida. Denunciar los meses de acoso guarro que vivió le cerró puertas laborales. No ya en la capital del Bierzo. Nevenka Fernández intentó trabajar en Madrid, pero hasta ahí llegaba la alargada sombra de la red política y empresarial que se movía alrededor del regidor de Ponferrada y la mancha social y el prejuicio de la duda sobre su comportamiento con la que cargaban, y cargan aún, muchas víctimas. El 'si algo ha pasado, será que habrá dado pie'.

La película enfoca el retrovisor hacia programas líderes de audiencia. Se ve con crudeza ese reproche por parte de primeras estrellas de la televisión que siguen en activo. O en aquella intervención del fiscal en el juicio echándole en cara a la víctima del acoso que no era una cajera del Hipercor obligada a aguantar a un jefe que le tocaba el culo. Verlo casi cinco lustros después deja un regusto amargo en el ánimo y da idea de la asfixia social que afrontó la que fuera concejala de Ponferrada. Con manifestaciones de apoyo a Ismael Álvarez en su ciudad y los compañeros del partido haciendo piña con el regidor. 'Urbi et orbi'. En Ponferrada y fuera de ella: en Valladolid (siguió ocupando su escaño en las Cortes como si nada, con cafés y cenas con los compañeros de grupo), en Madrid...

Nevenka tuvo que marcharse de España para alejarse de todo eso. Una emigración curativa. Ver la película es tomar conciencia de que hoy, ese poder sanador de poner tierra por medio y desconectar, no habría sido posible con las redes sociales e Internet. En eso, las víctimas actuales y las que vendrán lo tendrán más complicado.

¿Qué fue de Ismael Álvarez?, me preguntó la persona que me acompañó al cine. La vida conforma madejas de hilos que anudan momentos y personas, y la pregunta tiró de varios de ellos que traen aquellos días hasta la política actual. El acosador siguió con su vida. Con la condena dejó el PP y formó un partido independiente. Se presentó a las municipales en 2011 y sacó cinco concejales. El PSOE llegó a un acuerdo con él, con un político condenado por acoso sexual, para poner un alcalde socialista en Ponferrada. Aquel trato recibió el visto bueno de Ferraz y de Óscar López. El hoy ministro emergente era el Santos Cerdán de entonces, el secretario de Organización del partido. Intentaron abortar la operación, pero el daño estaba hecho.

De la madeja política salen otros sedales que llevan a despachos de las Cortes o de la Junta, donde siguen en activo políticos que compartieron escaño con Álvarez. Se estrenaba en aquel hemiciclo, como consejero, Alfonso Fernández Mañueco, hoy presidente de Castilla y León.

La película de Iciar Bollaín relata muchas cosas y muy duras. Pero no cabe todo. Nevenka y sus padres sabían que la denuncia sería posiblemente la ruina de la familia. No se equivocaron. Su cantera de pizarra quebró. Se acabó el trabajar con la administración y con las empresas constructoras de la zona.

«Sabíamos a lo que nos exponíamos. Lo hicimos con la conciencia de que era lo que teníamos que hacer. Ayudar a mi hija, era lo más importante. Teníamos una empresa con 50 obreros y no les tembló el pulso para ir a por nosotros... Comían de ahí 50 familias», relataba en 2021 Francisca García, madre de Nevenka Fernández, al cumplirse el veinte aniversario del caso.

Hoy la película vuelve a golpear conciencias, algo que nunca está de más.