Carlos Martínez y su primer reto en el PSOE: demostrar galones

Carlos Martínez tomará ese volante, oficialmente, el domingo 23, momento en el que se verá qué plantea para un partido que lleva en la oposición en Castilla y León 38 años y hasta dónde va a llegar su capacidad de mando. El alcalde de Soria despejará la incógnita de si en la confección del equipo que le rodeará marca personalidad de dirigente con galones o se impondrán las corrientes que han alimentado la última etapa de crisis en el PSOE castellano y leonés con combustible suministrado desde Ferraz.

¿Cómo afrontan los socialistas el congreso que abre la era Martínez? Si a la pregunta responde con el argumentario oficial una dirigente veterana en cargos públicos y fontanería interna como la zamorana Ana Sánchez, segunda de Tudanca en la Ejecutiva saliente, defenderá que todo está listo «para un congreso muy ilusionante», porque «los congresos de cambio siempre son muy ilusionantes». Si a la cuestión contesta alguien que en el último pleno presenciara el ambiente que había en el grupo parlamentario socialista, con algún procurador oficialista que no se cortó de regalar gestos desdeñosos en el hemiciclo al todavía portavoz Tudanca en su interpelación a Mañueco, se diría que ilusión, lo que se dice ilusión, poca.

¿El congreso socialista es ilusionante para quién? ¿Para la facción que ha apoyado a Tudanca, para la que ha hecho labor de zapa para arrumbarlo, para los militantes que van a las sedes, para los que han dejado de ir en los últimos tiempos, para los simpatizantes, para la ciudadanía en general? Acertar o errar con la respuesta será cosa de Carlos Martínez. Salir vivo de un congreso, incluso ganarlo, no significa ganar elecciones. Un congreso es una suerte de invernadero que protege de heladas sociales, de ciudadanos disgustados. La calle es otra cosa, a veces molesta para los cargos políticos.

Ese es uno de los escenarios que deberá abordar Carlos Martínez, en una comunidad en la que Alfonso Fernández Mañueco, con un PP lejos de las mayorías de Lucas o Herrera, gobierna, con clima de paz interna en el partido, y disfruta, a la vez, del desmadejado interno que muestra Vox y de la situación de un PSOE que en las próximas autonómicas contará con el efecto lastre de los pactos de Pedro Sánchez con Puigdemont, con Junqueras, con Bildu, de haber firmado proporcionar a Cataluña una financiación a la medida...

Una pincelada cinematográfica permite hacer conjeturas sobre el activo electoral a futuro que le supondrá Sánchez al PSOE de Castilla y León. Los Goya que hace días se entregaron en Granada, se repartieron el año pasado en Valladolid. El presidente del Gobierno pasó entonces a la trastienda de la gala a saludar al personal de cocinas, vinos y viandas. Y posó con gente que luego se mosqueó cuando esa instantánea con el máximo responsable del Gobierno de España, con el presidente de su país, se hizo pública. Entendían que podía repercutir en sus negocios.

Martínez estuvo este viernes en León y le queda pasar la próxima semana por Valladolid. Deja para el final los platos fuertes, los correosos, en una comunidad donde el PSOE aún tiene en el juzgado las primarias de Ávila y que incorpora a la ponencia política de su congreso el concepto de 'descentralización', que implica aceptar que hay un problema de 'centralización'.

Un asunto sensible, porque de ahí a resbalarse por el argumento de 'Valladolid nos roba' hay un tris.