Nostra et mundi: el patrimonio de Castilla y León que emigró fuera de Castilla y León
Investigadores de la UVA y de la UBU crean un catálogo virtual que rastrea 252 piezas y permite saber, por ejemplo, cómo llegó un ábside románico de una iglesia segoviana a Nueva York
«Era un ajuar único», dice la investigadora de la Universidad de Valladolid María José Martínez Ruiz. «Era». En pasado. Igual que «estaba en ... Villalcázar de Sirga». Porque ya no está. Ahora ese ajuar único están etiquetados como «fragmento textil» procedente de la «tumba del infante don Felipe» en Chicago (tres trozos), Nueva York (cuatro, en tres museos distintos), Bruselas, Ámsterdam y Londres.
Vicisitudes del patrimonio. No todo es William Randolph Hearst, el personaje real que inspiró al Ciudadano Kane de Orson Welles, el creador de la prensa sensacionalista, el millonario acaparador de arte. Que también. Que sabido es que se hizo con la reja del coro de la catedral de Valladolid, pero también con el tapiz 'Los vicios acechan al hombre', de la catedral de Palencia. Hay más. Mucho más. 252 piezas han catalogado los investigadores de la Universidad de Valladolid y de Burgos en un proyecto denominado Nostra et Mundi (nostraetmundi.com), con el patrocinio de la Fundación Castilla y León y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Cuando el patrimonio es tan abundante como el de Castilla y León, suceden estas cosas. Que no es exclusivo de esta tierra, claro. Medio El Cairo habla inglés en Londres. Subastas, ventas, expolios, patrimonio abandonado que acaba disperso por el resto del mundo. Las causalidades son diversas. Pero al menos queda el derecho, y en cierto modo la responsabilidad, de inventariarlo, para saber que es propio y que existe. «Su hueco sigue estando aquí, tenemos que seguir cuidando su memoria», dice María José Martínez, profesora de Historia del Arte.
La herramienta va más allá de una sucesión de fotos con título. A cada pieza la acompaña una ficha: de dónde procede, sus características, donde se encuentra. Y sobre todo, la «historia del objeto». ¿Cómo acabó allí? ¿Cómo llegaron dos cuadros de El Greco que se encontraban en la catedral de Valladolid, a Montreal y Nueva York? ¿Cómo llegó un tapiz confeccionado en Bruselas a la catedral de Palencia, para luego viajar a la colección privada de Hearst antes de cruzar de nuevo el Atlántico para volver a Bruselas? Eso es lo que aportan los investigadores, con el máximo nivel de detalle, para recordar ese patrimonio castellano y leonés por el mundo. Que en algunos casos es visitable pero en otros, para colmo, se encuentra almacenado en los depósitos de algún museo.
Lo más llamativo de la herramienta digital, de este catálogo virtual, es su versatilidad. «Si pinchamos en el ábside de San Martín de Fuentidueña, que hoy cierra una de las salas del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, trazamos una historia del objeto. Hay obras que describen las piezas, pero queríamos reconstruir el periplo. Cómo llegó todo esto hasta aquí. En este caso, en 1957 el Gobierno acordó un intercambio con el museo neoyorquino», ejemplifica Martínez Ruiz. Y al mismo tiempo se puede comprobar cómo estaba la iglesia con su ábside y como está hoy sin él.
Pero además permite ver, sobre un mapa, los viajes del patrimonio autonómico por los diferentes países. O clicar en un destino concreto para saber qué obras hay allí. Por ejemplo, se puede ir a Londres y ver que hay varias piezas allí, distribuidas en cuatro puntos distintos. En la National Gallery, una pintura de Juan de Flandes, del siglo XV-XVI, con origen en Toro (Zamora); en el Victory & Albert Museum hay cuatro piezas, incluida una escultura de Juan de Juni y una reja de la catedral de Ávila; y en Aspley House, un cuadro de la última cena, también de Juan de Flandes.
Y sale una más. Una que estaba pero ya no está. Un ejemplar de La Celestina, del siglo XV, que procedía de Burgos, pero que ya no está en las instalaciones del museo Richard Heber de Londres, sino que ha viajado hasta The Hispanic Society of America, en Nueva York. Y esa es otra de las peculiaridades de la herramienta. Se puede trazar el recorrido completo, detallado, de cada pieza. Y verlo sobre el mapa.
«La semana que viene habrá más piezas en el catálogo», anuncia María José Martínez. Porque el trabajo sigue. Hay dos años más firmados. Y es probable que vaya más allá en el tiempo porque, de entrada, hay voluntad para ello. Y porque se trata de una iniciativa tan «pionera», como señaló Tomás Marco, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que tiene fácil expansión. «Una de las ventajas del equipo que forma parte del proyecto es que nos mueve la vocación. La Universidad de Valladolid lleva años investigando la dispersión del patrimonio, no solo de Castilla y León, sino de España», señalaba Martínez Ruiz. Y apuntaba: «El propio equipo podría dar el salto ampliado al ámbito nacional».
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