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Alumnos de Castilla y León, en las pruebas de acceso a la universidad de julio pasado. Rodrigo Jiménez
Cuando el 2x1 es un negocio nefasto
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Cuando el 2x1 es un negocio nefasto

El escaño 82 ·

Entre 2008 y 2018, Castilla y León perdió 151.613 habitantes. Es como si se hubieran esfumado los pobladores de Segovia, que según el INE son 153.129 empadronados

Susana Escribano

Valladolid

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Sábado, 5 de diciembre 2020, 18:06

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A cualquier niño que asoma a la vida en Castilla y León, el Sacyl le regala una cartilla de vacunación y la tierra en la que nace, un pasaporte. Porque ese pequeño tendrá muchas papeletas para emigrar. A otro país o a otra región. Más, si culmina estudios universitarios, lo que es especialmente hiriente.

El Consejo de Cuentas ha auditado la aplicación de las medidas aprobadas en la comunidad para luchar contra la despoblación. El análisis descorazona. Entre 2008 y 2018, Castilla y León perdió 151.613 habitantes. Es como si se hubieran esfumado los pobladores de Segovia, que según el INE son 153.129 empadronados. En 2008, seis de cada cien españoles residían en esta región. En 2018, esos seis, eran ya cinco. La previsión para 2033 es que el peso demográfico de la comunidad en el conjunto del país sea el 4,6%. Esa es la perspectiva. Más pobre cada vez, en paisanos y en actividad económica, porque una cosa va unida a la otra y la otra a la una.

El Consejo de Cuentas cruza datos de la evolución de centros de salud, institutos, oficinas bancarias, número de empresas y servicios varios con la deriva poblacional. Concluye que la merma de residentes va ligada a la pérdida de pulso económico. El Producto Interior Bruto (PIB) regional suponía en 2008 el 5,5% del español. En 2018, ese peso había bajado al 4,8%. También constata que por cada titulado universitario que recala en Castilla y León, se marchan dos.

Ese 2x1 es un negocio pésimo. Convierte a la comunidad en una tierra con una capacidad de expulsión de personas de alta cualificación fuera de serie y pone en cuarentena el triunfalismo de ese análisis que en la etapa Herrera y ahora en la de Mañueco e Igea han promocionado desde la Junta sobre la salud de un mercado laboral con menos tasa de paro general y juvenil que la media española. Va a resultar que los jóvenes se van a trabajar a otro sitio o a apuntarse al paro en lugares con mejores perspectivas de empleo. Y allí harán su vida y, si quieren y les cuadra, tendrán hijos. No en Castilla y León.

Esa tendencia es consecuencia de décadas de no afrontar esa realidad en la Junta, y de gobiernos estatales para los que no hemos sido una prioridad, con dirigentes regionales poco exigentes con su jefes. Así ha ido agravándose una situación de despoblación, que no mejora por más que un redactor de programas electorales aconseje llamarlo 'reto demográfico'.

El Consejo de Cuentas dice que en Castilla y León se han tomado medidas sin identificar la situación, hasta el punto de que la fuga de jóvenes «no formaba parte del problema», sin indicadores y sin evaluación. El INE sigue descontando vecinos. El día 15 actualiza el padrón. Miedo da.

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