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Estudiantes haciendo un examen de Selectividad. Fernando Gómez
Cuando estudias la carrera desde tu pueblo

Cuando estudias la carrera desde tu pueblo

Entre las demandas de los alumnos de la 'España vaciada' se encuentra mejorar la conectividad de Internet de los pueblos

EL NORTE

Valladolid

Viernes, 29 de noviembre 2019, 11:33

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Victorino, Rosa, Sixto, María Àngels, Maite y Margarita tienen en común que estudian una carrera universitaria, algo que parece de lo más corriente, pero no si se cursa como lo hacen ellos, sin salir de sus casas, situadas en pueblos más bien pequeños.

Cuando los problemas de despoblación y la denominada 'España vaciada' llevan a pensar hasta en crear un ministerio, ejemplos como los de estos seis universitarios hablan del cariño y el apego por la tierra que les vio nacer, o a la que llegaron después, y de defensa de sus pueblos, para que no acaben en meras ruinas.

Y es que quedarte en una localidad que no llega a doscientos habitantes sin renunciar a la educación superior es justamente lo contrario a la despoblación, declaran a Efe estos seis valientes.

El pueblo de Victorino Merillas del Álamo, Villabrázaro (Zamora), ronda los 205 habitantes, pero desde allí estudia Magisterio de Primaria en la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). Le «encantaría» ser profesor y reconoce que las ventajas de estudiar desde su pueblo «no son muchas, pero suficientes»: no gasta en otra residencia y tiene cerca a su pareja y «amigos de toda la vida». A los políticos pide mejoras porque en los pueblos más alejados hay «una conexión nefasta». «Si tengo el ordenador conectado a la red y pongo el móvil, con los dos aparatos no va la wifi», lamenta, a la vez que pide que «se acuerden de la gente que no vive en una ciudad».

Estudiar para emprender

Margarita Asenjo estudia tercero de ADE con la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) desde Fabelo del Bierzo (León), unos 4.100 habitantes. «Si te quedas a vivir en un pueblo, puedes estudiar», enfatiza Asenjo, que destaca que en estas universidades «da igual la edad que tengas» y te sientes «amparada» por profesores y tutores. «Me gusta el emprendimiento y no descarto montar un negocio en el pueblo, ahora que ha perdido bares, tiendas y negocios», asevera.

Con la Udima estudia Derecho Rosa Herranz en Aldea Real (Segovia), 343 habitantes. «Soy autónoma, graduada social, me dedico a la defensa y representación jurídica en vía social y sentía que me faltaba esa otra parte del derecho», cuenta. «Estudiar en línea tiene ventajas, aunque el problema es cuando lo haces desde un pueblo como el mío, con déficit de infraestructuras», «a pesar de estar Segovia a solo 30 kilómetros». «Hoy todos los jóvenes que quieren seguir estudiando se van a Valladolid o a Madrid y no vuelven», lamenta.

Sixto Martínez vive en Orallo de Laciana (Villablino, León), 190 habitantes. Está finalizando Geografía e Historia con la UNED. «Conciliar vida laboral con estudios, familia y ocio» es lo positivo, aunque pide más apoyo para que la UNED abra más aulas en zonas rurales. «Sería una magnífica oportunidad para detener la despoblación rural», dice.

Una familia con la que conciliar

Con la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) Maite Amondarain es maestra de Infantil y de Primaria, máster en Educación bilingüe y ahora hace el doctorado de Sociedad del Conocimiento y Acción. Vive en Albiztur (Guipúzcoa), unos 300 habitantes, y comenzó su formación siendo madre y trabajando de profesora de inglés extraescolar. «Hacerlo en una universidad 'online' me asegura flexibilidad horaria e infraestructura para conciliar», afirma. «Sin estos recursos la educación superior puede convertirse en un reto complicado en los pueblos», argumenta. A los políticos les pide «honradez y diálogo» y que se preocupen de lo que «verdaderamente importa».

Un poco mayor es Olván (Barcelona), alrededor de 800 habitantes, el pueblo de María Àngels Capdevila, pero para una carrera presencial tendría que irse a un mínimo de 50 kilómetros. «He estudiado a distancia dos carreras, Empresariales y Administración y Dirección de empresa, además del máster de Turismo sostenible. Ahora curso el máster de Fiscalidad». Todo con la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).

Madre de dos hijos, su marido y ella son ganaderos y relata: «Empecé a estudiar tarde, con 36 años. La dependencia de los hijos y trabajar con el rebaño de ovejas era incompatible con ir a una universidad». Con la UOC «tengo flexibilidad, un día estudio más que otro; dos, tres horas diarias; y al mismo tiempo atiendo a las ovejas». Confiesa que en su localidad «choca» estudiar tanto, pero sigue: «El rebaño es una actividad económica». Gracias a sus estudios decidieron comercializar ellos mismos sus corderos.

El apoyo de las universidades

Entre los profesionales que ayudan a estos estudiantes se encuentran Óscar Meder, responsable de tutores de la UNIR, y Carmen Baquero, coordinadora académica en Udima del máster del área jurídica y profesora del máster de Prevención de Riesgos Laborales. Meder asegura que los tutores guían al alumno para que «no se encuentre solo, por muy remoto que esté físicamente». «Estás atento a cualquier tipo de inquietud que pueda tener, con un horario de 9:30 a 21:00 horas», aclara.

Los exámenes son en una ciudad cercana a la localidad del estudiante, normalmente en los fines de semana. En UNIR suelen escoger cadenas hoteleras repartidas por toda España aunque, si el estudiante está muy lejos, por ejemplo en China, puede hacer la prueba incluso en la embajada.

«Nadie tiene disculpa para no estudiar una carrera desde un pueblo», asegura Baquero, que añade que la formación en línea «no tiene nada que ver con la de hace años». «Apoyo constante por parte de los profesores y clases virtuales acercan la presencialidad a la educación 'online'», concluye.

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