¿Cuál es la mejor edad para empezar a aprender a nadar?
Los expertos recomiendan comenzar a familiarizar al bebé con el agua casi desde los primeros meses de vida
Los expertos recomiendan comenzar a familiarizar al bebé con el agua casi desde los primeros meses de vida. «Entre los 0 y los seis ... años no se aprende a nadar, se aprende a flotar, pero es importante que el niño comience a tener pronto contacto con el medio acuático», explican Conchita Barrera y Esperanza Pérez, técnicos deportivos de la Fundación Municipal de Deportes (FMD) del Ayuntamiento de Valladolid. Los bebés habitualmente se desenvuelven en el agua 'como peces', «pero con menos de un año, el agua tiene que estar a una temperatura en torno a los 32 grados y las clases no deberían durar más de 15 minutos», apostillan estas dos profesionales, profesoras de los cursos de natación de la FMD.
«Hasta los seis años se busca solamente una correcta flotación, ventral y dorsal. Hasta esa edad no se tiene el desarrollo psicomotriz preparado para coordinar y empezar a aprender a nadar. Si un niño es muy hábil, con 5 años podría empezar y, a espalda, se podría conseguir», añade Conchita Barrera, campeona de España en varias ocasiones durante la década de los setenta. La edad óptima para que los niños aprendan a mantenerse a flote y desplazarse al menos un minuto está entre los tres y los cuatro años; antes de los seis, nada de nadar.
«Hay que buscar la autonomía del niño en el medio. Que aprenda a flotar, que sepa colocarse boca arriba y desplazarse para poder salir del agua por sus propios medios», continúa Esperanza Pérez. ¿Y cómo puede desplazarse para salir del agua? «Lo que llamamos 'a perrito', hasta los 4 años; y 'a perrito' o en flotación dorsal, a partir de los 5 años», esclarecen las técnicos deportivos de la FMD del Ayuntamiento de Valladolid.
Es fundamental que los pequeños aprendan a defenderse en el agua «pero es aún más fundamental que no lo vean como algo obligado. Cada niño tiene un ritmo diferente. Hay que motivarles para que estén a gusto y tengan confianza plena; pero aprenderán cuando tenga la madurez suficiente, tanto mental como física», señalan las técnicos deportivos de la FMD. «No hay que forzarles; se lo tomarán como un castigo en vez de un placer, que es de lo que se trata», sentencian. Por la fuerza solo se conseguirá que el niño odie el agua, lo que es totalmente contraproducente. No hay que olvidar que nadar es casi tan esencial como andar.
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