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Un pequeño junto a perro de la raza bulldog.
Cómo actuar cuando tenemos mascota y llega un bebé a casa

Cómo actuar cuando tenemos mascota y llega un bebé a casa

Los expertos recomiendan relacionarlos con naturalidad, pero con vigilancia hasta que el perro o el gato acepten al nuevo miembro de la familia

J. Asua

VALLADOLID

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Miércoles, 29 de mayo 2019, 07:25

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Siempre es algo nuevo, pero la compatibilidad, si se trabaja, está asegurada y es enriquecedora para ambas partes. La llegada de un bebé a casa cuando tenemos una mascota no tiene por qué suponer ningún problema. Lo destaca Luis Alberto Calvo, presidente del Colegio de Veterinarios de Valladolid, quien apunta una palabra para que esa relación arranque con cariño y se refuerce a lo largo del tiempo: «naturalidad».

El primer consejo que aporta este profesional es, durante el embarazo, «mantener e incluso aumentar el nivel de desparasitación interna y externa de nuestro animal», así como un nivel de higiene por parte de la madre después de entrar en contacto con el peludo. Lavarse la manos es importante tras tocar al can o al felino.

El comportamiento con el perro o gato tiene que ser el de siempre, desde el cariño. Nunca dejarlo de lado. Mantener las atenciones e ir enseñándole las novedades que supone la llegada de un nuevo miembro a la familia, como la futura habitación del que será otro compañero en el hogar. «Se le pueden mostrar pañales o ropa del bebé varias veces al día para que vaya reconociéndolo y acostumbrándose», propone. Los felinos, de carácter más independiente, tampoco suelen mostrar recelos, según apunta el responsable de la organización colegial. Son más de buscar su lugar y no acercarse si algo les puede provocar estrés.

«Durante el embarazo es importante mantener e incluso aumentar el nivel de desparasitación interna y externa de nuestro animal, así como el nivel de higiene por parte de la madre»

Cuando el pequeño ya entre casa, debe ser reconocido por la mascota siempre «con responsabilidad» y por supuesto «extremar la limpieza en la vivienda». Ese encuentro es clave y si la bienvenida es relajada, hay que premiar al animal con caricias y buenas palabras. No obstante, hasta que eso no se constate «nunca se debe dejar a los niños a solas con los animales cuando aún no tenemos la certeza de que la aceptación del bebé por parte del perro es plena y el comportamiento es normal, sin excitación, ni nerviosismo», subraya el veterinario.

«No debemos dejar a los niños a solas con los animales cuando aún no tenemos la certeza de que la aceptación del bebé es plena y el comportamiento de la mascota normal, sin excitación, ni nerviosismo»

LUis Alberto calvo, presidente del colegio de veterinarios de Valladolid

En su expe­riencia, Calvo no ha observado ningún caso de incompatibilidad. «La causa de agresividad en perros hacia los niños suele ser siempre por miedo a lo desconocido o por que requieran y demanden más atención, por lo que es importante que haya tenido una buena socialización», explica. Suelen ser más asustadizas las razas de perro denominadas 'toys', más pequeñas y frágiles, aunque no es una norma general, acota.

Añade Luis Alberto Calvo que los perros y gatos «se acostumbran rápido y bien a convivir con un miembro más de la familia, en este caso un bebé, e incluso a compartir las atenciones con el niño». Sin embargo, «si observamos un comportamiento hostil o agresivo, hay que controlarlo con mucha atención y si no se corrige, habrá que impedir que se queden a solas o incluso evitar el contacto en los casos más severos». «No es lo habitual», recalca.

Una niña toca a un cachorro mientras come.
Una niña toca a un cachorro mientras come. FOTOLIA

Subrayan los expertos, que el animal debe asociar que la llegada del nuevo miembro es también buena para él, así que hay que compaginar cariños y compartir paseos. Cuando el niño o la niña estén activos y despiertos, por supuesto que es prioritario el pequeño, pero nuestra mascota tampoco debe sentirse desplazada. Eso sí, es importante enseñarle cuanto antes a que cuando no tenga que estar presente, lo sepa. Un ¡fuera! o un ¡aquí no! a tiempo obligándole a retirarse a otro lugar de la casa ayuda a que aprenda a que en ciertas ocasiones su presencia está de más. Esa obediencia también se debe premiar para que lo asocie como una conducta positiva para él.

Es básico que el animal de compañía tenga también su espacio propio en la casa, un lugar en el que refugiarse y sentirse cómodo y sin molestias. Si es posesivo con su comida o juguetes, habrá que vigilarlo para evitar conflictos cuando los niños empiezan a gatear y se puedan acercar a su territorio. Hay que estar pendientes, recomienda el veterinario. Al igual que cuando los pequeños manipulen a las mascotas. Deben comenzar poco a poco y si vemos que el perro o el gato lo tolera, dejar que ese contacto aumente, siempre y cuando el pequeño no moleste demasiado. Lo normal es que la mascota se aleje cuando esté harta de esas atenciones infantiles, a veces un poco bruscas. De todas formas, siempre hay que estar alerta.

Si estas primeras pautas van bien, que es lo normal, según recalca el veterinario, la relación discurrirá a la perfección y los lazos se estrecharán sin ninguna duda.

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