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Alumnos en un centro educativo de Valladolid. G. VILLAMIL
La difícil atención a la diversidad en la región

La difícil atención a la diversidad en la región

Los centros con minorías étnicas son solo una parte del complejo entramado educativo de Castilla y León

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Sábado, 26 de agosto 2017, 10:09

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Un plan estratégico, sea en una empresa o en una institución, tiene que venir acompañado de un anexo con un presupuesto. Si no, todo es blablablá. Así que el Plan de Atención a la Diversidad que regirá la política de la Consejería de Educación durante los próximos cinco años tiene su correspondiente dotación: 54 millones. La partida principal, por supuesto, es para profesorado. 33,5 millones de euros son para «aumentar la dotación de profesorado de atención a la diversidad», según desveló el consejero, FernandoRey, en la presentación de este plan quinquenal.

«Vamos a aumentar los cupos de profesores de educación especial y personal de apoyo, PT, AL, ATE, fisios, PTSC. También de orientadores. Tenemos 525 orientadores en todo el sistema y vamos a incrementar la ratio para que haya uno por cada 500 alumnos en el medio urbano», anunció Rey.

Además, habrá otra partida, 1,5 millones de euros, para formar al profesorado en estos temas. Porque la idea es alcanzar lo que FernandoRey llama la cuarta fase: la inclusión.Y lo hace recurriendo a un ejemplo cercano, el de su tío MarianoRey, sordomudo de nacimiento. «Mi tío Mariano Rey, de Palencia, sordomudo, no fue nunca atendido y él pasaba algunas temporadas en un sitio que para mí es afín, como es el Monasterio de Prado.Recuerdo haber ido a visitarle cuando estaba allí porque nadie procedía a educar a un sordomudo.Falleció atropellado por el tren», recordaba.

Gráfico
Gráfico El Norte

Esa fase de abandono, de apartamiento del diferente, vino seguida por otra de segregación.Se les atendía, pero en centros especiales, alejados del resto de los ciudadanos. Esas dos fases dejaron como secuela varias generaciones de españoles que se formaron en escuelas sin compañeros con síndrome de Down, o sordomudos, o invidentes, o paralíticos cerebrales... La consecuencia, aún hoy, es que muchos no saben –sabemos– relacionarse con personas con diversidad funcional o discapacidad, ya sea intelectual o física.

«Después se dio paso al modelo de integración, que es el del primer plan de atención a la diversidad (de 2003 a 2017), y se trataba de que los niños con capacidades disferentes se asemejaran a los demás. Se empezaron a tender puentes, pero siempre de un modo no sistemático. Ahora estamos en otro modelo, el de la inclusión», explicó Rey.

Es complicado, como demuestra el caso reciente del colegio Rosa Chacel, en Valladolid, donde estudiantes con cierto grado de discapacidad intelectual –entre ligera y media– cursaban ciclos de FPBásica. Dado que no existe una FPBásica adaptada en laLomce, sino que se prevé que se curse con adaptaciones curriculares y metodológicas en centros ordinarios, la Junta ha decidido clausurar la instalación y redistribuir a sus alumnos en centros como el Diego de Praves. Muchos padres son renuentes a esta solución porque muchos de esos chicos han vivido frustrados su etapa en esos mismos centros ordinarios. Consideran que, a pesar de la buena intención de la política inclusiva, se integrarán mejor si se educan en un entorno de semejantes, más protegidos.

Por eso, una vez más, es básica la formación del profesorado en esos centros ordinarios y al mismo tiempo el refuerzo de profesores especializados.

Eduardo Delgado, el inspector del centroMiguel Íscar, en Valladolid, cree que esa es precisamente una de las claves para que planes como el del colegio vallisoletano fructifiquen. «Los recursos materiales no deberían ser problema. Lo que se pide se va consiguiendo.En temas de obras siempre se puede mejorar y se pueden hacer. La lucha de la Administración se centra en conseguir profesores que tengan la formación y el entusiasmo para hacerlo.Esa es la clave.Porque a veces hay buenos profesionales, que trabajan bien, y buscarlos para proyectos diferentes es lo complicado».

Pilar González, directora general de Innovación y Equidad, cree que resulta fundamental la implicación de los profesores y su sensibilización para formarse en aspectos de atención a la diversidad.Para ello se hizo ya un cambio en el año 2008 en cuanto al modelo de formación de los docentes. «Antes se hacía en los CFIEy eran actividades a las que el profesorado se apuntaba y acudía individualmente porque le interesaba. Luego había modalidades, grupos de trabajo, proyectos de formación en centro, pero la base era en los CFIE.En 2008 cambiamos para que fueran los centros los que tuvivieran la posibilidad de diseñar su propio plan de formación para varios cursos, normalmente cuatro. El centro lo diseña, pide ayuda al Centro de Formación del Profesorado y se diseña ese plan ‘ad hoc’».

Seis líneas

En el plan de la Junta se han establecido seis líneas estratégicas. La primera es «promocionar la cultura inclusiva en los centros educativos», lo que incluye precisamente «sensibilizar a la comunidad educativa sobre la importancia de la educación inclusiva» o «impulsar la orientación de los centros educativos hacia un modelo inclusivo».

La segunda línea pretende «mejorar los procesos de prevención, detección e intervención temprana de las necesidades educativas del alumnado», con objeto de aportar cuanto antes las medidas de apoyo necesarias. En tercer lugar se intentará mejorar las tasas de abandono temprano y de fracaso escolar (los que no concluyen la ESO).

En cuarto lugar se busca «fomentar procesos de participación de la familia y la sociedad en los centros educativos», algo especialmente relevante en aquellos colegios que se encuentran en zonas urbanas deprimidas. También, en colaboración con las universidades, se «reforzará y apoyará a líneas de investigación, innovación y evaluación pedagógica como estrategia que estimule el desarrollo de prácticas eficaces e inclusivas». Y por último, señala la Consejería, «se impulsará la igualdad, la cultura de la no violencia y respeto a todas las personas».

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