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Castilla y León será la comunidad menos perjudicada por la desaceleración del crecimiento

Castilla y León será la comunidad menos perjudicada por la desaceleración del crecimiento

Funcas alerta de que el peso creciente de la demanda interna y el menguante del sector exterior son insostenibles

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Martes, 13 de noviembre 2018, 13:50

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En la senda del crecimiento vienen baches, pero hay quienes tienen mejores amortiguadores que otros. La desaceleración de la economía no afecta por igual a todas las comunidades y mientras siete de ellas acelerarán o mantendrán el ritmo este año con respecto a 2017, las diez restantes sí sufrirán dificultades. Entre las primeras, Navarra, País Vasco y Galicia crecerán todavía el 3% o más, según las previsiones de Funcas para 2018 y 2019. Junto a ellas, Castilla y León y Castilla-La Mancha, que se recuperan de la caída de la actividad agrícola en 2017.

«Castilla y León será la comunidad que, frente a la tendencia de desaceleración, más crezca este año y el próximo respecto a 2017», concreta el informe. Mientras en el ejercicio pasado la economía creció el 1,9%, este lo hará el 2,7% y en 2019, el 2%. Tras el efecto de la adversa climatología sobre el sector agrícola y la caída de las exportaciones de automóviles el año pasado, los indicadores de actividad industrial están registrando en 2018 una evolución más favorable. Ésta se refleja, sobre todo, en la actividad industrial y en un crecimiento de las ventas en el exterior; si bien las de coches continúan en tasas negativas, el sector de la alimentación sí está tirando del carro.

Los expertos de la fundación aprecian también una aceleración en el sector servicios, especialmente en el segundo y tercer trimestres. El sector de la construcción mantiene un tono similar al del año pasado.

Según las cifras de afiliación a la Seguridad Social, el crecimiento del empleo hasta septiembre fue del 2%, lo que hunde a Castilla y León como la segunda comunidad de resultado menos favorable, solo por delante de Asturias, como consecuencia de un débil comportamiento en todos los sectores. En cuanto a la ocupación, que se situó en 971.700 personas en el promedio anual de 2017, los pronósticos la sitúan en 978.500 personas este año y en 996.100 el próximo. Castilla y León se quedaría a las puertas del millón de ocupados (el objetivo del ejecutivo popular de la Junta para la legislatura), si bien en algún momento del ejercicio –verano– sí podría alcanzarlos.

Dos nubes en el horizonte

La tasa de paro cayó en el tercer trimestre al 11,3%, frente al 13% de un año antes. Las previsiones de Funcas señalan que bajará al 12,2% a final de 2018 y hasta el 10% el año próximo, lo que convertirá a Castilla yLeón en una de las comunidades con menos paro. En el otro extremo, el desempleo aún rondará el 20% en Andalucía, Canarias y Extremadura. En cifras absolutas, el número de parados de la comunidad –que cerró 2017 en 159.200 (EPA)–, caerá al final del presente ejercicio a 136.600 y hasta 110.100 en la media anual de 2019.

El déficit en 2017 fue del 0,99% del PIB, mientras que en los ocho primeros meses de 2018, las cuentas públicas arrojaron un saldo negativo del 0,25% (frente al 0,14% del mismo periodo en el año anterior).

El director general de Funcas, Carlos Ocaña, concretó en la presentación de las previsiones que «el crecimiento se mantiene en positivo y por encima de Europa, pero pierde fuerza». Sin los vientos de cola hasta ahora favorables y frente al debilitamiento del sector exterior, «el PIB español crecerá este año el 2,6% gracias a una demanda interna que se mantiene por la buena evolución de la inversión de las empresas, un gasto público expansivo y, sobre todo, por el consumo», explicó. Para Ocaña «la economía española mantiene una evidente debilidad: el creciente peso de la demanda interna y el decreciente peso del sector exterior no son sostenibles, en especial en un país con una deuda pública tan elevada».

Para Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, también preocupan «el peso del automóvil en las comunidades donde la producción no se ha ajustado al desplazamiento de la demanda hacia vehículos menos contaminantes y la pérdida de población en edad de trabajar que penaliza los territorios rurales y con un importante envejecimiento».

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