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El expresidente de Ceiss Evaristo del Canto comparece ante la Comisión de investigación de las cajas. RUBÉN CACHO/ICAL
Del Canto defiende que Unicaja evitó la «nacionalización» de Ceiss y «salvó» 400 oficinas y 3.000 empleos en Castilla y León

Del Canto defiende que Unicaja evitó la «nacionalización» de Ceiss y «salvó» 400 oficinas y 3.000 empleos en Castilla y León

El expresidente de Ceiss reconoce que la desaparición de las cajas impide la «vertebración» económica de Castilla y León

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VALLADOLID

Jueves, 5 de julio 2018, 19:18

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El expresidente de Ceiss, Evaristo del Canto, ha señalado hoy en declaraciones recogidas por Ical, que «si no entra Unicaja» a absorber el banco fruto de la fusión de Caja España y Caja Duero, «la decisión era nacionalizar y liquidar la entidad perdiendo 4.000 empleos y todas las oficinas de Castilla y León». Además, quiso dejar claro que cuando se produjo la negociación final, ya estaban «al margen» de la toma de decisiones, que dependía totalmente del Banco de España y el Frob, tras capitalizar la entidad.

«La operación sigue siendo un éxito porque aún tenemos 400 oficinas y 3.000 empleados en Castilla y León», dijo, para incidir en que «Unicaja es la salvadora de este proyecto, que puede ser referente en la Comunidad todavía, tras cuatro años de incertidumbre regulatoria», que ahora toca a su fin tras completarse la absorción hace unos meses, según apuntó.

«Es un éxito amargo, pero un éxito», resumió, y constató que «ha sido un milagro sostener lo que tenemos todavía en Castilla y León». Además, se mostró convencido de que a partir de ahora «Unicaja hará un esfuerzo potente» por reactivar el negocio en Castilla y León y volver a recuperar lo que era Caja España y Caja Duero en la Comunidad.

Del Canto, que compareció ante la Comisión de investigación de las cajas en las Cortes, defendió que toda la operación se acometió de forma «trasparente, ordenada y dirigida» por la autoridad monetaria. El alto ejecutivo financiero ensalzó una y otra vez en la sala el comportamiento de la malagueña Unicaja, que actuó con «respetabilidad y sensibilidad con Castilla y León» y pese a las dificultades, indicó que «siempre quiso y tuvo interés para llevar la operación a buen fin» y «luchó hasta el final».

Vueltas de tuerca regulatorias

Evaristo del Canto explicó que todas las operaciones estuvieron marcadas por los decretos de reforzamiento de la solvencia del sector aprobados por el Gobierno, cuatro en apenas dos años y medio. «Eran una vuelta de tuerca detrás de otra y un sinvivir», dijo.

Al respecto, recordó que la primera aportación del Frob fue de 525 millones de euros para la fusión de Caja España y Caja Duero, lo que hizo que la entidad estuviera «en cierta medida intervenida», porque «todas las decisiones debían partir del prestador del dinero». Una aportación que no fue gratuita, sino que se aprobó al 7,75 por ciento de interés, dijo, para asegurar que pagaron 40 millones durante tres años, hasta su «vuelco en el banco».

En ese momento, explicó, sale el segundo decreto de reforzamiento de capital que les obligaba a alcanzar un diez por ciento de ratio de solvencia, cuando tenían un ocho por ciento, e iniciaron la búsqueda de alternativas con entidades que les aportarán margen.

Así, sentenció que «la más solvente, homogénea y complementaria a nuestras necesidades era Unicaja, que tenía un 13 por ciento de solvencia». En este contexto, se lleva el primer acuerdo de integración al consejo de administración, donde partían, dijo, con una cuota del 30 por ciento, según sus datos. Evaristo del Canto aseguró que «en ese primer acuerdo el tratamiento de Unicaja fue exquisito, la forma de actuación y la benevolencia con EspañaDuero fue en todo momento extraordinaria, y ambos consejos fueron extraordinariamente lógicos, siempre con la audiencia del Banco de España y Frob».

Sin embargo, constató que un decreto adicional después «rompe el acuerdo», y Unicaja tenía necesidades para cumplir esta tercera ragulación y el Frob puso 604 millones convertibles, para cumplimentar la operación. Unos fondos que se aportaron al 8,5 por ciento de intereses, por los que se han pagado 60 millones al año, hasta la desaparición final del banco con la absorción total por Unicaja hace unos meses. «No ha habido ningún regalo», sentenció, para ensalzar de nuevo la «sensibilidad» de la malagueña con Castilla y León.

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