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José María Aznar, acompañado por Carlos Aganzo (izquierda) y Fernando Conde (derecha), sobre el escenario del Teatro Zorrilla de Valladolid. Gabriel Villamil

Aznar: «Castilla y León siempre ha tenido mucho que decir en el futuro de España»

El expresidente del Gobierno analiza en Valladolid los retos nacionales y mundiales que plantea en su último libro

Arturo Posada

Valladolid

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Martes, 13 de noviembre 2018, 23:25

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José María Aznar vive ahora en el papel de ensayista histórico. En 'El futuro es hoy', su último libro publicado, pasa revista a los retos geopolíticos de un mundo globalizado con tres capítulos dedicados a España. La presencia del expresidente del gobierno en el Aula de Cultura (organizada por El Norte de Castilla con el patrocinio de la Obra Social de La Caixa y la colaboración de la Junta de Castilla y León) concitó este martes a un buen número de fieles, que escucharon en silencio sus reflexiones sobre el colapso del orden liberal, las amenazas de los nuevos autoritarismos encarnados en las democracias iliberales, el repliegue de Estados Unidos hasta desembocar en el 'America First' trumpiano o «el mundo que no se ve», encarnado por el poder tecnológico de gigantes como Apple, Google, Netflix, Facebook o Microsoft.

Sin embargo, buena parte del Teatro Zorrilla de Valladolid esperaba contemplar en el escenario al expresidente sin complejos, el látigo de «secesionistas y populistas», y guardián de las esencias de un Partido Popular que había languidecido y que ahora se siente revitalizado bajo el liderazgo de Pablo Casado. Por eso, los aplausos solo empezaron a brotar cuando Aznar señaló que «en España ha habido una supremacía ideológica de la izquierda» con respecto a la cultura que él nunca ha aceptado. «Intelectualmente, la izquierda de este país, que ha perdido la batalla histórica y que está siendo sustituida por movimientos radicales, está en encefalograma plano. La intelectualidad de izquierdas española es cero. Ni supremacía ideológica ni moral. Nosotros, los liberales, son los que hemos ganado, aunque algunos tomen caminos equivocados y se conviertan en socialdemócratas. La derecha tiene una tendencia insoportable a pedir perdón por lo que no debe. Le encanta disfrazarse».

Aznar se declaró «integralmente constitucionalista» y destacó los logros que dejado la Carta Magna en España durante los últimos cuarenta años. «Recuerdo Valladolid en 1986, lo veo ahora y son dos mundos. En España tenemos muchos problemas, pero no la Constitución. Nunca ha habido una España tan próspera como la actual desde el Siglo de Oro. Dentro de estos cuarenta años de prosperidad, los ocho mejores han sido los de mi gobierno. Yahora vienen unos y dicen que tenemos que acabar con todo eso y parecernos a Venezuela», deslizó Aznar, ante las risas del patio de butacas.

Instituciones dañadas

Para el expresidente del Gobierno, «España vive hoy el momento más grave de los últimos cuarenta años». Porque, a su juicio, la crisis actual no es coyuntural, sino «sistémica» y afecta al tuétano mismo de la democracia. «No hay institución que no haya sido dañada y algunas de manera importante. Lo más grave que está sucediendo es el fenómeno secesionista. Yes difícil explicar lo que ocurre en España. El Gobierno lo forma un partido minoritario, apoyado por radicales antisistema y secesionistas. Y todos han decidido que quieren poner boca abajo el orden constitucional. Que el Gobierno de España sea cómplice es muy grave. Esta situación nos impide hablar de educación, del sistema de pensiones, de una política internacional razonable, plantear una estrategia para revolución digital...».

A preguntas de los presentadores del acto, Fernando Conde (director del Aula de Cultura de El Norte de Castilla) y Carlos Aganzo (director de Relaciones Institucionales del diario), José María Aznar calificó como «desastre total» la Ley de Memoria Histórica de José Luis Rodríguez Zapatero «que empezó a quebrar un pacto que había funcionado muy bien». «Es de pasmo que, para satisfacer a los más radicales, en España se esté hablando de dónde enterrar los restos de Franco en lugar de hacerlo sobre Inteligencia Artificial».

El expresidente consideró «una tarea importante» la necesidad de «fortalecer la nación española» y para ello hay que «desarticular el golpe de Estado que se está dando todos los días en España». «No se puede confiar en el Partido Socialista porque es cómplice y ha perdido el sentido histórico. ¿Cómo puede justificar lo que ha pasado en Alsasua? Que defienda también que el euskera sea oficial en La Rioja solo se explica desde la insensatez o la pérdida de juicio».

Intervención en Cataluña

Aznar admitió que el mundo judicial «tampoco vive sus mejores momentos porque el populismo es contagioso» y recordó que él se mostró partidario de una «intervención duradera» en Cataluña que «hoy sigue siendo necesaria». «Entonces se pudo hacer y no se hizo. Ahora no se va a hacer. Pero no podemos callarnos ni acomplejarnos porque ahí sí que estaremos perdidos».

En 'El futuro es hoy', Aznar dedica palabras amables a Ciudadanos, una formación por la que no ha ocultado su simpatía, y ve al PP en riesgo de desintegración si no evita la centrifugación y aparecer como un partido reconocible para su electorado tradicional. Claro, que eso era con el PP de Mariano Rajoy... «El libro está escrito y entregado antes de que Pablo Casado fuese presidente del Partido Popular. Tengo que decir que el PP ha tomado las decisiones correctas. Está bien dirigido y tiene posibilidades de liderar el centro derecha, algo vital para España».

José María Aznar también elogió a Castilla y León, la comunidad que presidió entre 1987 y 1989, antes de ser elegido candidato del Partido Popular al gobierno central. «Castilla y León siempre ha tenido mucho que decir sobre la idea de España. Para mí no es una comunidad autónoma más. La idea de Castilla y León está asociada a la idea nacional. Yo me siento castellano y presumo de ello. Hablar de Castilla es hacerlo de cosas muy importantes, de la esperanza para defender los inmensos activos de España, de la historia de la Transición, de la democracia. Es importante y lo seguirá siendo. Si a veces tengo que pagar un precio por ejercer de castellano severo, lo hago con mucho gusto. El espíritu castellano sigue siendo esencial para España».

José María Aznar, este martes en plena firma de libros en el Teatro Zorrilla de Valladolid. Gabriel Villamil

El expresidente no cree en los «políticos-Twitter»

El descrédito no es exclusivo de la clase política, sostiene José María Aznar, sino de muchas otras organizaciones sociales. «El problema está que, en líneas generales, la calidad de las personas que están dispuestas a dedicar una tiempo de su vida al servicio público ha descendido. Eso es preocupante porque los gobiernos son indispensables y más vale tenerlos en las mejores manos posibles», sostuvo ayer el expresidente del gobierno español en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla.

Para Aznar, resulta apremiante «recuperar el crédito», una circunstancia que depende exclusivamente de los propios políticos. «Estamos en la era de Twitter, pero yo no creo en los políticos-Twitter. No digo que no esté bien que se utilice, pero yo creo en los políticos con convicciones, que estudian historia, que leen, que consultan, que intentan entender, que aprenden... Si no, no me interesa la política ni los que la hacen. Nosotros llegamos al gobierno para transformar España. No me interesó nunca estar en el poder por el simple hecho de estarlo, sino para decir, ocho años más tarde, que habíamos dejado una España mejor».

Aznar, que contó con la introducción del presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, antes de su intervención, expuso que la idea de su libro 'El futuro es hoy' pasa por tratar de entender y explicar lo que sucede en el mundo. «Desde la IIGuerra Mundial vivimos un periodo extraordinario. La extensión de la democracia no tiene parangón, pero no podemos creer que ha existido desde siempre y que no hay riesgos. Es la comparación que utilizan algunos historiadores entre el jardín que se convierte en una jungla si no se cuida. La alternativa al sistema liberal es el caos. Además, vivimos la mayor revolución [tecnológica] de la historia de la humanidad. Eso afecta también a la consistencia del ser humano y a las políticas, sociedades y culturas».

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