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Bill Murray, un jefe de policía enfrentado a los zombis en 'Los muertos no mueren'.

Bill Murray: «El secreto de mi éxito es esconderme»

El actor se pone de nuevo a las órdenes de Jim Jarmusch en 'Los muertos no mueren', una película de zombis con mensaje ecologista: «Creo en el poder de la cultura y en el de la comedia», asegura

MARÍA ESTÉVEZ

Cannes

Miércoles, 26 de junio 2019

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La pasada edición del Festival de Cannes se inauguró con la película de Jim Jarmusch 'Los muertos no mueren', que se estrena este viernes en los cines, un filme con mensaje apocalíptico dirigido a las nuevas generaciones. La cinta ha conseguido el regreso a la vida pública de la cantante Selena Gomez, retirada desde hace unos meses por una depresión. Esta nueva narración de Jarmusch se centra en dos policías, interpretados por Bill Murray y Adam Driver, que se enfrentan a un ataque zombi en su ciudad. Fue el declive de la sociedad lo que inspiró al director a rodar esta divertida cinta, donde repite por tercera ocasión con Murray (Evanston, EE UU, 1950). El actor, poco dado a dar entrevistas, recibió en Cannes a los periodistas provocando la risa casi con cada respuesta.

-Usted es muy selectivo con sus papeles. ¿Cómo le convenció Jim Jarmusch para rodar esta película?

-Me pagó lo suficiente... Jim me mandó un cheque con muchos ceros, cuando te pagan tanto no dices que no. También me mandó muchos regalos durante varios días y me demostró que realmente quería trabajar conmigo.

-Bromas aparte, ¿qué tiene Jarmusch para que haya trabajado tres veces con él?

-Es un gran manipulador y me gusta cómo funciona. No tengo ni idea de cuál es su trabajo. Me gustó el guion. Vivimos en una sociedad dividida, donde el declive de la naturaleza es palpable por días, una amenaza a la que no prestamos la suficiente atención. No puedo entender cómo no vivimos aterrados y preocupados por ello.

-'Los muertos no mueren' envía un mensaje positivo, de esperanza. ¿Todavía cree en la especie humana?

-Poco, pero creo. El apocalipsis lo hemos provocado nosotros con nuestro constante enfrentamiento, con las guerras, con nuestra división. Tenemos una mentalidad destructiva. Sin embargo, creo en el poder de la cultura. Si nos educamos, si buscamos la empatía, seremos capaces de sobrevivir. Creo en el humor, en el poder de la comedia. Ese es mi trabajo, intentar neutralizar este odio enfermizo que habita en los seres humanos. Necesitamos abrir los ojos al prójimo, entender que tiene los mismos problemas que nosotros y reírnos más.

-Esta es una película de zombis. ¿Cree en la vida después de la muerte?

-Creo que la vida después de la muerte no es algo para todo el mundo. Algunos la alcanzan, pero otros no. Realmente lo creo. Es imposible que quien no se lo merezca pueda tener más vida

-¿Cómo es Jim Jarmusch en las distancias cortas?

-Un tipo muy raro. Jim vive en blanco y negro. Habla de las sombras, del día y de la noche. Viene contigo a almorzar como si fuera a salir de noche. En realidad, ha intentado encontrar un equilibrio entre el humor y la sobriedad del tema que presenta. Estamos destruyendo el planeta y nosotros mismos nos ponemos en peligro. No está tratando de decirle a nadie cómo debe vivir o pensar, pero apreciaría si los humanos nos volviéramos un poquito más consecuentes con nuestras acciones. En la película aparece el fatalismo, la oscuridad, pero también hay bromas y momentos cómicos. Es difícil vivir como humanos y, al final, nos volvemos zombis.

Chloë Sevigny y Bill Murray en 'Los muertos no mueren'.
Chloë Sevigny y Bill Murray en 'Los muertos no mueren'.

-¿Cuál es el secreto de su éxito?

-Esconderme; cuanto más me escondo, más me buscan. No soy un tipo ruidoso, soy un cómico que trata de hacer reír con sus silencios y eso parece que le gusta al público y a directores tan chiflados como Jarmusch. Nunca pretendo ser otra persona, no soy un actor que haya creado una imagen para esconderse tras ella.

-¿Por qué es tan reservado?

-Forma parte de mi personalidad. Creo que así me llegarán mejores ofertas (bromea). Como intérprete me gusta correr riesgos, apostar por proyectos en los que confió en el realizador. Directores como Wes Anderson y Jim Jarmusch me gustan y voy a trabajar con ellos siempre que me llamen.

-¿Qué le da miedo?

-Venir a Cannes y dar entrevistas. Rodar películas es una actividad muy peligrosa. Tenemos pinta de estar en forma, pero debemos ser conscientes de que cada día de rodaje puede ser el último. Así es como yo trabajo.

-¿Cuáles considera que son las grandes diferencias entre su trabajo en los 80 y 90 con respecto al momento actual?

-Antes los guiones no eran tan buenos. Te lo digo honestamente. En las décadas de los 80 y 90 los escritores eran menos exigentes con su trabajo. Antes tenía agente y me llegaban un montón de guiones que eran una mierda. Ahora ya no lo tengo y sólo me llegan buenos guiones.

-¿Se siente orgulloso de su legado cinematográfico?

-Sí, de todo lo que he hecho, de los éxitos y de las películas que no triunfaron. Todas ellas son parte de mí, son mis hijos y todas me gustan. Me gusta mi carrera y me enfrentaría con mi lista de películas contra cualquier actor. No estoy diciendo que sea el mejor, pero me gusta mi lista. Me gusta la gente con la que he trabajado, las cosas que he hecho y por ello he recibido una gran recompensa.

-¿Tiene algo en común con sus personajes?

-Desde luego. A mí me gusta mirar mi carrera en conjunto y hay varios temas que se repiten en mi trabajo como actor. Me gusta estudiar a los seres humanos, entender el motor que les mueve y creo que emociones como el amor y la risa son parte de mí, de mi carrera, aunque, ojo, sin caer nunca en el sentimentalismo. No me gustan las historias azucaradas.

Jim Jarmusch junto a Iggy Pop, que encarna a un zombi cafetero.

Zombis cafeteros con el rostro de Iggy Pop y otros amigos de Jarmusch

OSKAR BELATEGUI

¿Jim Jarmusch dirigiendo una película de zombis? El icono sagrado del cine independiente americano no se ha vendido a Hollywood. Más bien se ha propuesto pasárselo bomba rodeado de amigos en un divertimento con mensaje ecologista. Bill Murray y Adam Driver encarnan a una pareja de policías de la anodina localidad de Centerville, cuyo nombre Jarmusch ha cogido de '200 Motels', la película de Frank Zappa en la que los Mothers of Invention, de gira por EE UU, hacían una parada en Centerville, «un lugar maravilloso para criar a tus hijos», ironizaba Zappa.

La luna y el sol se han vuelto locos en ese villorrio perdido de Estados Unidos, preludio de una invasión de zombis que se alzan sobre sus tumbas y atacan a los lugareños para devorarlos. La contribución de Jarmusch al género de los muertos vivientes es curiosa: el objetivo de estos seres, que pueden pronunciar palabras, es recuperar una obsesión o afición que tenían cuando estaban vivos. Así, Iggy Pop está loco por el café, hasta el punto de aparecer en los créditos como 'zombi cafetero'.

«Mientras que los vampiros son criaturas seductoras, los zombis por sí mismos, al ser seres subhumanos, no resultan tan interesantes», explica Jarmusch, que ya dio protagonismo a los primeros en 'Solo los amantes sobreviven'. «Sin embargo, toda historia de zombis es en alguna medida una metáfora, porque representa la conformidad humana o alguna otra tendencia; entidades andantes sin alma». Tilda Swinton como empleada de pompas fúnebres devenida en exterminadora de zombis con katana es uno de los alicientes de esta simpática sátira con dimensión política.

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