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Blanca Sendino, técnioo de ambulancias en Las Merindades Rubén Pérez Llarena
Coronavirus Burgos: «Hay días que cuando llego a casa, lloro»

«Hay días que cuando llego a casa, lloro»

Blanca Sendino, técnico de ambulancias en Las Merindades ·

Blanca Sendino trabaja como técnico de ambulancias en los servicios programados de Las Merindades y reconoce que lo están pasando «realmente mal»

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Sábado, 28 de marzo 2020, 10:01

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El humor no le falla, es la única forma que tiene de sobrellevar la dura prueba a la que les está sometiendo la crisis sanitaria del coronavirus Covid-19. Blanca Sendino trabaja como técnico de ambulancias, en el servicio de programados, en la comarca burgalesa de Las Merindades. Y reconoce que «lo están pasando realmente mal». Ella y todos los compañeros de la provincia, pues Burgos es una de las más afectadas por el virus, y se sienten especialmente expuestos. «Somos el primer contacto frente al positivo», recuerda Blanca.

Y es que el servicio de ambulancias, aunque sea en programado, es el encargado de recoger a los pacientes en sus domicilios o en las residencias y llevarlos a los hospitales. Blanca recorre Las Merindades y lleva pacientes al Hospital Universitario de Burgos, pero también a Cruces o a Basurto. Y lo hacen con un par de mascarillas de usar y tirar, así que tienen miedo. «Tenemos miedo en el trabajo y miedo en casa, estamos sufriendo constantemente», reitera, pues no se sienten convenientemente protegidos dado su alto grado de exposición.

Cuentan con un par de equipos de protección individual, que tienen que usar durante toda la semana y, en algunas bases del servicio de ambulancias (que en Burgos gestiona Ambulancias Rodrigo), se están reciclando. Se desinfectan los equipos para poder seguir utilizándolos porque no hay suficientes, «es horrible», afirma Blanca. «Esto genera miedo y mucho estrés entre los compañeros, porque hablamos de ello», en una especie de terapia de grupo que, combinada con el humor, les hace más llevaderos los momentos más difíciles.

Sin embargo, «cuando estás solo, te desmoronas; yo, cuando llego a casa, a veces hasta lloro», reconoce Blanca, quien vive con sus dos hijos. Ellos lo llevan bien, lo entienden pero están hartos de la situación y quieren que se acabe el confinamiento y recuperar a su madre. Cuando Blanca llega a casa, saben muy bien que no pueden acercarse a ella hasta que se desinfecte. Y también que, durante un tiempo, no van a poder dormir con ella. Es duro, trastoca toda la vida. Y, además, laboralmente están saturados, afirma Blanca.

Hay compañeros en cuarentena, no se contrata gente y la carga de trabajo aumenta. «Estamos muy saturados, no dormimos en condiciones, es horrible». Aun así, Blanca valora la solidaridad que se ha despertado entre la ciudadanía para ayudarles. Les han entregado máscaras de plástico para ir protegidos y, además, desde Coruña les han enviado mascarillas hechas a mano. Gracias a esa solidaridad estarán mejor protegidos, reconoce, mientras afirma que su único deseo ahora es que esto termine pronto porque agota, afirma.

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