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Las Navidades se consideran el foco de la tercera ola de la pandemia. El Norte
«Los ciudadanos tienen capacidad para superar la pandemia y para asumir otro confinamiento»
Coronavirus

«Los ciudadanos tienen capacidad para superar la pandemia y para asumir otro confinamiento»

Daniel Ortega, psicólogo ·

La pandemia de la covid-19 aumenta los cuadros de ansiedad, la tristeza, el desánimo y la desmotivación, pero también el malestar y la irritación ante las restricciones

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Viernes, 5 de febrero 2021, 09:28

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Lo llaman 'fatiga pandémica' pero es simplemente la manera que tiene nuestra mente de hacer frente a la situación tan excepcional que estamos viviendo con la pandemia de la covid-19. Cuadros de ansiedad, desánimo generalizado, desmotivación, miedo, incertidumbre pero también enfado, malestar o irritación. Son emociones que, en mayor o menor medida, todos hemos sentido durante estos últimos meses. Y son completamente normales. Lo importante es poder identificarlas, aprender a gestionarlas y pedir ayuda externa si es necesario.

No estaríamos hablando de un trastorno, en términos generales. Ni de una patología, pues todos estos sentimientos, son «la reacción normal de los seres humanos ante una situación de estrés», apunta Daniel Ortega, psicólogo del Hospital Recoletas de Burgos. Y a nadie se le escapa que una pandemia es un «un factor de ansiedad». Vivimos un proceso de dificultad adaptativa, que genera cierto grado de ansiedad y malestar. «Es mecánico», insiste Ortega, y lo que nos ayuda además a afrontar la situación con mayor eficacia.

Lo que ocurre es que la ansiedad viene acompañada de obsesiones, pensamientos rumiatorios y negativos. «Nos lleva a generar fantasmas, temores desproporcionados. Hay distorsiones cognitivas», explica el psicólogo. También ocasiona dificultades para gestionar nuestros estados de ánimo, con esa tendencia a la tristeza, al desánimo o a la desmotivación. Y se manifiesta con otros pequeños síntomas fisiológicos como son la dificultad para dormir, la fatiga o el cansacio.

También nos lleva a un cierto aislamiento, que se agrava ante el mensaje social del 'quédate en casa. «Nos sentimos un poco aislados y solos, todos. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, todos. Muchas veces decimos que los jóvenes siguen manteniendo su grupo. No, no es cierto. La mayor parte de los jóvenes han reducido muchísimo su actividad social. Y el resto de la sociedad, también», explica el doctor Ortega. Así que se refuerzan los cuadros de ansiedad desánimo.

«Nos podríamos haber saltado las Navidades, no me parece que fueran necesarias»

El psicólogo del Hospital Recoletas de Burgos, Daniel Ortega, considera que la gestión de las fiestas de Navidad no fue la correcta. «Han primado otros factores sociológicos, religiosos o políticos ante los sanitarios» y las consecuencias las estamos pagando ahora, con una tercera ola que está rompiendo récords.

A juicio de Ortega, se tendría que haber llevado una vida más normalizada, asumiendo que tocaba postponer las reuniones familiares y buscando otras alternativas de contacto, que no fuera el presencial. «Hay determinados momentos en los que las tradiciones nos las tenemos que saltar», y esta ocasión era uno de esos momentos.

«Y no pasa nada», insiste. «Nos podríamos haber saltado las Navidades, no me parece que fueran necesarias», tampoco desde el punto de vista emocional, pues existían otras alternativas. Si si hubiese apostado por postponer la Navidad y los mensajes lanzados a la sociedad no hubieran sido contradictorios, «la gente lo habría entendido y llevado con normalidad».

El psicólogo insiste en que todo encaja en la respuesta natural de nuestro cuerpo ante la situación de pandemia. «Cuando hay una situación a la que hacer frente, es lógico que se experimente cierto grado de ansiedad o malestar», apunta. Eso sí, «si no estamos bien, buscamos ayuda». Y explica que la clave para sobrellevar la pandemia, que deberíamos de tener muy presente pues este 2021 va a ser un año todavía difícil, es la aceptación. La actitud es fundamental en estos momentos tan complicados.

Aceptación y nuevas metas

«Si algo no puedo cambiarlo, tengo que aceptarlo. Lo que no quiere decir que tenga que aceptarlo pasivamente», comenta Daniel Ortega. Lo que no se puede es estar adoptando, de manera constante, actitudes de rebelión pues «me voy a poner peor». El médico reconoce que existe un efecto acumulativo. Llevamos casi un año de pandemia, ola tras ola, restricciones tras restriciones, así que nuestro cuerpo reacciona con malestar, enfado e irritabilidad, que también se potencian por la forma de gestionar la crisis.

Para sobrellevarlo, toca aceptar la situación, reconocer todos los sentimientos que nos produce la misma y «buscar la resilencia», fortalecernos. «Lo primero es reconocer que tenemos emociones de miedo, de enfado, de vértigo, que son reacciones normales que tenemos que aceptar» y, luego, jugar con el humor y controlar los pensamietos negativos para que no se apropien de nosotros. También establecer rutinas saludables o buscar cosas que nos hagan sentirnos bien. «Tenemos que ponernos metas pequeñas que nos puedan reconfortar y sustituyan a las que hemos perdido con la pandemia», recomienda.

«El virus nos ha dado una lección de humildad. Estábamos un poco subidos, pensábamos que estas cosas eran de otras sociedades, otras culturas u otros tiempos, pero somos seres de la naturaleza y la naturaleza genera pandemias«, ha recordado. Y tendremos que acostrumbrarnos a ello pues, según los expertos, vendrán otras pandemias. El psicólogo del Hospital Recoletas está convencido de que los ciudadanos tienen capacidad para superar esta pandemia, como también para asumir un nuevo confinamiento domiciliario, si fuera finalmente impuesto.

Síndorme del quemado

Daniel Ortega recuerda que «los seres humanos somos capaces de adaptarnos a situaciones muy duras. La historia de la humanidad así lo demuestra». Aunque nunca es fácil, pues además del problema central (en este caso la covid-19), siempre surgen otros «aledaños», como son las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria. O el aumento de la conflictividad familiar, entre parejas que ya tenían problemas o entre padres e hijos, al pasar más tiempo juntos y encerrados en casa.

El duelo también está siendo mucho más duro. «En las condiciones actuales, el duelo es un peso añadido. Se hace más doloroso, como si tuviéramos menos recursos para afrontarlo», comenta el psicólogo. Y todo sin olvidar a los colectivos que están en primera línea de la lucha contra la covid-19: sanitarios, personal de residencias, policías, profesionales que atienden a personas con discapacidad... Trabajan en un contexto de estrés que no tienen capacidad para manejar dada la envergadura que ha tomado.

Presentan un importante agotamiento físico, mental y emocional, que encaja perfectamente en el síndorme del quemado, y cuyas consecuencias se están empezando a ver pero que será más agudas según pasen los meses, apunta el psicólogo. «Es un fenómeno que, de momento, estamos viendo pero que va a ir incrementándose porque es una situación muy prolongada en el tiempo». Y es que la inmunidad de rebaño todavía tardará en llegar y nos quedan meses complicados, que se suman a lo ya vivido en el último año.

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