La poesía de Marcial como excusa para homenajear a Rodríguez Almeida

La presentación oficial del último libro de Emilio Rodríguez Almeida, la obra que el investigador abulense ha dedicado al poeta latino Marcial, se convirtió este sábado en un acto de homenaje a la figura de un arqueólogo «olvidado» en su tierra, pero muy reconocido a nivel internacional. Expertos de distintos puntos del mundo se reunieron en el Colegio de Arquitectos de Ávila con motivo de la publicación del libro 'Marziale e Roma, un poeta e la sua città'. Cuando se le pregunta al autor cómo llevaba esta jornada de reconocimiento, éste se limitó a decir que «con resignación».

El encuentro fue presidido por Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura para la Paz y presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces de Madrid, quien definió el libro como «uno de los trabajos más bellos que existe». «A través de la poesía de Marcial, Almeida ha sido capaz de descubrir la topografía romana; es un trabajo sin precedentes», añadió. El exdirector general de la Unesco insistió en la importancia de conservar el patrimonio porque el pasado «nos da lecciones para el futuro».

El propio homenajeado pedía «sensibilidad» con el patrimonio. «No se puede vivir sin sensibilidad; sin sensibilidad es como estar sin memoria: somos gente muerta afirmó Rodríguez Almeida. Por tanto, sensibilidad es lo que hay que tener, del primero al último, desde el hombre de la calle al más alto en jerarquía». El arqueólogo abulense impartirá una conferencia este lunes, a las 18:30, en un acto abierto al público que también acogerá el Colegio de Arquitectos de Ávila.

Cadáver momificado

El presidente de la Accademia Panisperna de Roma, Roberto Savio, lamentó que Emilio Rodríguez Almeida, una persona «de gran importancia», esté «olvidado» en su tierra. El motivo, en su opinión, es que «no hay ningún interés por la cultura en general en las instituciones» y una prueba es la reducción de presupuestos que se viene produciendo en los presupuestos destinados a aspectos como el mantenimiento del patrimonio artístico o los museos.

Puso como ejemplo Ávila, «una ciudad turística». La «lógica del sistema» es que no tiene sentido «invertir plata en una cosa que ya existe», como la Catedral o la Muralla. «Es como si yo quisiera vivir mostrando el cadáver momificado de mi abuela a quién pague para verlo». De esta forma, el patrimonio «pasa a ser una cosa momificada que no tiene más vivencia, con el problema de que, si los ciudadanos no se siente parte de este patrimonio histórico, pierde su identidad».

Topografía y comercio

Al acto de este sábado también asistió Andrea Camilli, de la Unión Internacional de Institutos de Arqueología e Historia de Roma, quién aseguró que el libro presentado de momento solo está en italiano «merece la pena, no solo porque es el resultado de las investigaciones de toda una vida, sino porque tiene un carácter novelado, ya que, a través del poeta Marcial, se va contando cómo era la Roma de aquella época».

Camilli definió a Rodríguez Almeida como «uno de los 20 arqueólogos de la pasada generación más importantes en el panorama del estudio italiano». «En Roma ha trabajado fundamentalmente sobre dos campos aseguró. Por un lado, sobre la forma 'urbis marmorea', un plano de Roma que se encontró fragmentado en muchísimas piezas, y Emilio hizo las primeras propuestas de reconstrucción de algunas de esas partes para poder conocer mejor la topografía de la ciudad».

El segundo campo que destacó fueron las ánforas del monte Testaccio, una montaña romana construida con todos los fragmentos de las ánforas que utilizaban como contenedores de transporte una vez que ya no servían. «Emilio ha estudiado, a través de los sellos que aparecen en las ánforas, la procedencia de las mismas, lo que ha permitido determinar los flujos del comercio», aseguró.

En el acto, organizado por el Colegio de Arquitectos de Ávila, también se mostró la serie de retratos-poemas que el artista Eduardo Scala ha creado para reflejar la «relación extrema» que existe entre Almeida y Marcial.