Felipe González echa de menos el «coraje» y el «diálogo» de Adolfo Suárez
La UNED y la Diputación de Ávila organizan una mesa redonda en homenaje del primer presidente de la democracia
Pablo Garcinuño
Jueves, 12 de junio 2014, 22:46
El expresidente del Gobierno Felipe González cree que el «coraje político» y la i«nagotable voluntad de diálogo» que caracterizaron a Adolfo Suárez son virtudes «casi inexistentes» en el momento actual. Hoy en día atravesamos lo que definió como una «crisis de gobernanza de la democracia representativa», pero «en lugar de consenso, ahora hay veto». «Nos iría mejor con alguien dispuesto «a no levantarse de la mesa hasta que se encuentre una salida» añadió.
El político socialista también echa de menos el «optimismo» del primer presidente de la Democracia, ya que nos enfrentamos a «tres o cuatro problemas que se retroalimentan», como la crisis económica, la sucesión en la Corona, la cuestión territorial o la pérdida de cohesión social, entre otros. El objetivo es «infundir el espíritu reformista a un país que históricamente no lo tiene», según ha señalado este jueves, en Ávila, en la mesa redonda organizada por la UNED y la Diputación Provincial para homenajear a Suárez. Acompañaron a González el ministro de Asuntos Exteriores durante el Gobierno de Suárez, Marcelino Oreja, y el diputado constituyente por Ávila y exsecretario general del Consejo de Estado, José María Martín Oviedo, bajo la moderación del expresidente del Senado, Juan José Laborda.
En dicho acto, celebrado con motivo de los XXV aniversario de los cursos de verano de la universidad, Felipe González reconoció que «a veces» pactaba «el desacuerdo» con el político abulense, por ejemplo, para que pudieran ser aprobados los Presupuestos Generales de 1980 gracias a la ausencia de 14 diputados socialistas.
Reforma y esperanza
Tras recalcar que las monarquías son tan democráticas como los repúblicas, el expresidente afirmó que, con Felipe VI, «se abre una nueva etapa». Al nuevo monarca le toca «desafiar el futuro desde su propia personalidad», añadió para señalar que el problema de España es que «no somos reformistas». Por eso «agotamos los periodos históricos» en lugar de adaptar el marco de convivencia. El objetivo debe ser «reformar lo que haya que reformar» para afrontar «otros 25 o 30 años de convivencia en paz».
Marcelino Oreja también cree que las cualidades del político abulense serían muy útiles en el momento actual, en especial su «rebosante optimismo» y su «fe en el futuro». Esa «ilusión» que transmitía es necesaria hoy en día para afrontar problemas «que vienen de muy lejos». «La política de verdad, como la entendía Adolfo Suárez, nos permite convertir el conflicto en consenso» ha destacado el exministro de Asuntos Exteriores
Por su parte, el exsecretario general del Consejo de Estado, José María Martín Oviedo, repasó una serie de «decisiones de una enorme transcendencia» que tuvieron lugar en apenas diez meses, desde que Suárez toma posesión hasta que se convocan las primeras elecciones democráticas. En ese periodo se sentaron las bases para llevar a cabo «una voladura controlada del franquismo».
Entre estas medidas, Martín Oviedo destacó: la Ley para la Reforma Política, la amnistía política, el restablecimiento «de lo que luego serán las autonomías históricas más importantes» (País Vasco y Cataluña), la desaparición de los sindicatos verticales del franquismo y la libertad sindical, la supresión «lisa y llana» del Movimiento Nacional, y la reforma militar, entre otras.
Reformar sí, «pero en ningún caso borrón y cuenta nueva». Este fue el planteamiento del expresidente del Senado, Juan José Laborda. El burgalés cree que «la Constitución de 1978 tuvo mucho de precursora», sobre todo por el «consenso» logrado entre «dos grandes corrientes de pensamiento político en España». «Adolfo Suárez simboliza ese encuentro», añadió, destacando las «lecciones» que quedan «para el futuro».
«Mirada amplia»
La presentación de la mesa redonda corrió a cargo del rector de la UNED, Alejandro Tiana Ferrer, y del presidente de la Diputación Provincial de Ávila, Agustín González. Este último destacó la «capacidad intuitiva y penetrante» de Suárez para ponerse en el lugar de su interlocutor, clave a la hora de conseguir la «concordia entre partidos» en España. Ambos estuvieron acompañados por el presidente del patronato de la Fundación Caja Ávila, Pablo Luis Gómez, quien definió al homenajeado como «un político de mirada amplia». «Hizo posible lo que en aquella época se antojaba casi imposible», añadió.