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Aula de colegio. AfP
La Lomloe, un reconocimiento a los pioneros de la educación ambiental

La Lomloe, un reconocimiento a los pioneros de la educación ambiental

Tribuna ·

La nueva ley educativa incorpora el estudio de la sostenibilidad y los retos que plantea el cambio climático

Profesores Red Naturaliza

Martes, 11 de octubre 2022, 07:51

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La crisis climática amenaza la conservación y supervivencia de nuestro planeta y continuará incrementándose si no le ponemos remedio. Decía Nelson Mandela que «la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo», una afirmación que cobra especial importancia ante este contexto de emergencia climática. Desde las escuelas, nosotros, los docentes, somos conscientes de esta problemática y conocedores del poder de cambio de la educación. Cuando decidimos ser profesores, lo hicimos con la clara vocación de transmitir a las nuevas generaciones conocimientos y valores que contribuyan a mejorar la sociedad. Y creemos que, en este camino, la educación ambiental es un elemento clave para conseguirlo, porque despierta su imaginación, fomenta su creatividad y crea conciencia en ellos para comprender cómo sus decisiones y acciones afectan el medioambiente.

Por todo esto, muchos de nosotros llevamos años reivindicando la necesidad de integrar la educación ambiental en el día a día de los alumnos, conscientes de la importancia de inculcar a los ciudadanos más jóvenes valores de respeto y cuidado de la naturaleza y de dotarles de las herramientas necesarias para actuar y mantener el medioambiente sano y sostenible para el futuro.

El sistema educativo no puede ser ajeno a los retos que genera el cambio climático

Hasta ahora, elegir este camino e incorporar al currículum contenidos que aborden la emergencia climática era, sobre todo, una decisión personal. Pero, en este inicio de curso, la entrada en vigor de la nueva Ley de Educación (Lomloe) ha supuesto un gran avance. Por fin, en línea con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, la educación para el desarrollo sostenible va a ser una realidad en todas las aulas. ¡Una noticia que hemos recibido con verdadero entusiasmo!

Porque, como preconiza la ley, el sistema educativo no puede ser ajeno a los retos que genera el cambio climático y los centros educativos deben ser un espacio de respeto y cuidado del medioambiente donde se fomenten el contacto con la naturaleza, el reciclaje y otros comportamientos que favorezcan la sostenibilidad.

Inculcar este respeto y concienciar a nuestros alumnos puede pasar por fomentar un desayuno saludable con alimentos de cercanía y estudiar el paisaje manchego con zarzuelas tan representativas como La Rosa del Azafrán, como hemos hecho en el CEIP Federico Romero de La Solana (Ciudad Real). También se puede impulsar el contacto con la naturaleza, adquirir conocimientos a través de la experiencia o conocer la diversidad de los hábitats creando un aula abierta, como hacemos en el CEIP Ortega y Gasset (Ceuta). De la misma forma que se puede transmitir que el reciclaje debe ser un gesto cotidiano a través de proyectos y talleres lúdicos que faciliten la generación de ese hábito en los niños, como llevamos haciendo varios años en el Colegio La Milagrosa de Oviedo (Asturias).

Así es, en nuestro caso, llevábamos muchos años trabajando para incorporar esta educación a las aulas, con la firme convicción de que la educación ambiental es algo que debe acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida. Pero no todos los docentes cuentan con las herramientas necesarias para llevar a cabo la ambientalización de las aulas. La nueva ley Lomloe pone de manifiesto otra de las reivindicaciones que los docentes que llevamos años trabajando en la materia pedíamos: la necesidad de dotar al profesorado de formación y recursos para conseguir que todo el cuerpo docente se involucre. Algo que, para nosotros, programas como Naturaliza, el proyecto de educación ambiental de Ecoembes, nos ha facilitado, a través de una formación y una biblioteca con más de 2.000 recursos para poder integrar en todas las asignaturas una mirada ambiental.

En definitiva, con la nueva ley recibimos el compromiso por parte de las instituciones de incluir, de una vez por todas, la educación ambiental en el sistema educativo. También representa un cierto reconocimiento a la labor que llevábamos haciendo en los últimos años y a nuestro compromiso personal por apostar por esta vía y por ser «unos profes verdes». Ahora lo excepcional y opcional se vuelve obligatorio y está impulsado por una ley. Y nosotros, los «pioneros», no podemos alegrarnos más porque nos acompañen todos nuestros compañeras y compañeros de profesión en este camino. Pero, sobre todo, porque juntos podemos contribuir a formar a los más pequeños en la importancia de cuidar y respetar el medioambiente.

(Los autores son Lola Naranjo, docente en el CEIP Federico Romero de La Solana (Ciudad Real); Pablo José Sánchez, docente en el Colegio La Milagrosa (Oviedo); y Juan Carlos Navarro, docente en el CEIP Ortega y Gasset de Ceuta)

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